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El plenario de delegados de Foetra votó y festejó el 34 % de aumento, por el trimestre julio-agosto-setiembre, negociado por la conducción, por haber arrancado plenamente lo reclamado a Telecom, Telefónica y Claro. A última hora de la noche anterior se había levantado la jornada de “asambleas permanentes”, es decir, un cese de actividades con toma de servicio. Lo festejado, sin embargo, a duras penas sigue la inflación, mientras mantiene la política de salarios por el piso. El telefónico seguirá refinanciando la tarjeta, préstamos y con actividades para un segundo ingreso. En la votación, la Directiva llamó a los delegados a aprobar el preacuerdo, aun sin mandato de los trabajadores. Desde la oposición se propuso realizar asambleas en los edificios para debatir el preacuerdo con los trabajadores. En la votación se aprobó la moción de la directiva.
Con una inflación por encima del 10 % mensual cualquier acuerdo en la línea de la inflación, o que gane algún punto, se agota inmediatamente. El paro y movilización de la semana anterior puso la vara más alta de lo que la directiva salió a reclamar, pero el siguiente paro fue programado para 8 días después.
La “estrategia” de dosificar el conflicto, en la línea de mantener una línea de compromiso con las patronales, se expresa en diferentes actas y convenios que se vienen firmando. Se introduce el desgaste que disciplina la posibilidad de rechazar el acuerdo firmado: lo que sea, necesita cobrarse urgente. También reserva a las patronales la carta de la “conciliación obligatoria”, si quisieran estirar las discusiones introduciendo dos semanas de parálisis y desangre.
Sistemáticamente, Claudio Marín, secretario general de FOETRA BS. AS., reivindica el rol del Ministerio de Trabajo, argumentando que “cambian mucho las negociaciones cuando los funcionarios presionan a las empresas, y hacen lo que deben hacer”. Una forma de llamar a votar a Massa, que militaron durante las asambleas y el conflicto, aunque no encontraron mayor entusiasmo o expectativa. Apenas se registra el impacto del bono del gobierno, y como parte del acuerdo a quienes lo cobraron se les descontará en 4 cuotas, porque fue absorbido por este acuerdo.
La razón de ser de la burocracia de los sindicatos es garantizar la paz social al Gobierno, un dique de contención. Pero esto está cuestionado por la actual bancarrota nacional. No se trata de un “ajuste” como se repite. La tendencia a la hiperinflación coloca todo patas para arriba. La línea de compromisos con la patronal que se intenta llevar adelante está cuestionada.
Junto con ella recorre el movimiento obrero la tendencia a las autoconvocatorias, como en los docentes, con una huelga por encima de Baradel, y que también se expresó en la salud. El plenario de delegados todavía es dominado indiscutidamente por el oficialismo, pero aumenta la presión en la olla.
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