Tiempo de lectura: 7 minutos
En el segundo debate presidencial del domingo pasado, los candidatos debieron plantear sus posiciones respecto del “Desarrollo humano, vivienda y protección del ambiente”.
La temática formó parte de un listado de siete cuestiones puestas a votación para ser incluidas en el tercer bloque del debate. “Derechos humanos y convivencia democrática” había sido elegida con más del 50 % de los votos para formar el tercer bloque del primer debate. La metodología del debate presenta limitaciones insalvables relacionadas con la compartimentación discrecional de las problemáticas que enfrenta una sociedad en un espacio y tiempo dados. En el marco de la crisis terminal que enfrenta el país y de la crisis del régimen social a nivel mundial, que recientemente se ha agravado con el conflicto de Medio Oriente, todo lo que importa discutir son las estrategias políticas y no medidas aisladas. Ninguno de los partidos superó esta limitación, ni siquiera aprovechando los tiempos compartimentados para establecer un hilo conductor. El único que desarrolló un planteo consecuentemente reaccionario fue Milei, aunque notablemente más moderado, lo cual no para de traerle crisis con los otros candidatos de LLA. El título de la temática de marras es ideológico,porque el desarrollo humano y la protección del medio ambiente están intrínsecamente unidos al metabolismo social, es decir, a cómo el trabajo y la producción se relacionan con el medio natural. La temática fue votada, si, pero sobre la base de la propuesta de la CNE. Ha respondido a una maniobra de “la vieja casta” (JxC y UxP) para poner en aprietos a la potencial “nueva casta". Esta es la prueba de que hasta un aparente debate está rigurosamente encuadrado dentro de los límites ideológicos de la sociedad capitalista.
Sergio Massa ofreció créditos hipotecarios y un relevamiento de las tierras fiscales del Estado nacional para la construcción de viviendas, pero evitó hablar del diagnóstico, la crisis habitacional que se vuelve explosiva en el contexto de la híper en gestación.
Por las mismas causas, los compromisos de Massa con el FMI se ubican en la antípoda del gigantesco subsidio que significarían créditos hipotecarios atados a salarios que están en caída libre. La promesa del “relevamiento de tierras fiscales” es muy vieja, el Estado tiene una deuda histórica hoy, que es regularizar la titularidad de las tierras de todos los asentamientos y barrios populares que se han desarrollado al compás de la crisis de vivienda y de la caída de los salarios. La irregularidad de los asentamientos, conocidos como tomas, permitió a este gobierno y a los anteriores desconocer su obligación de urbanizar y llevar a adelante una correcta planificación, sobre criterios “ambientales y de desarrollo humano”. La desidia del Estado capitalista respecto a la cuestión habitacional se observa en la inmensa cantidad de barrios afectados por el desecho de gases y fluidos contaminantes de las industrias y los campos aledaños, lo que ha redundado en un aumento preocupante de las enfermedades respiratorias, dermatológicas y nerviosas.
Como se ve, la palabra “vivienda” en el título, aislada, les ha permitido a los candidatos de las patronales pegar una voltereta, para esconder el total fracaso del régimen social en garantizar a la clase obrera un verdadero espacio habitable y hacer “propuestas”, que no han sido ni serán cumplidas. Respecto de la “protección ambiental” Sergio Massa desarrolló una línea punitiva, castigar con prisión a quienes talen, contaminen o destruyan el ambiente. El castigo penal, en la sociedad capitalista, será aplicado solo sobre “la gilada”, es lo que demuestra el caso de la investigación por los incendios en el Paraná, perpetrados por el capital agroganadero e inmobiliario. El Estado mismo, hace 15 años, incumple una resolución judicial y escapa a un verdadero diagnóstico de la crisis sanitaria que ha provocado la contaminación de la cuenca Matanza-Riachuelo durante dos siglos. Massa habló de “las renovables”, planteando que tenemos recursos para desarrollar la energía solar, eólica, marina y el Hidrógeno Verde. Llama la atención que este no haya sido su punto central, sucede que el problema energético está atravesado por fuertes intereses extranjeros y por una lucha de camarillas, todas amigas de uno y otro lado de la grieta,y de la nueva casta. La cuestión del Litio fue deliberadamente omitida y, en cambio, fue remarcado el Hidrógeno Verde. Cerró llamando a la juventud a participar en la elaboración de un “programa ambiental” sin mayores precisiones.
Milei planteó que concebía el “desarrollo humano” sobre la base de tres ejes: ingresos, longevidad y educación. Para el libertario, el nivel de ingresos y la longevidad están asociados a los países “más libres”, mientras que los países “reprimidos” son aquellos donde las personas viven menos y ganan menos. Entre los países con mayor expectativa de vida, que Milei reivindica, se encuentran Canadá, Europa y Japón, pero recientemente, estos países han sido catalogados como aquellos en donde la carga tributaria es mayor. Los Estados de estos países tienen una mayor presencia en la economía. Sin irnos del tema puntual, Europa ha sido la más avanzada en la “sanción” y los gravámenes impuestos a la industria emisora de CO2.
Lo de Milei es un embuste de carácter supino. Es, por lo menos, curioso, que no haya desarrollado a fondo lo introducido en otros ámbitos, acerca de la privatización de los recursos acuíferos; un funcionario del gobierno advirtió que esas declaraciones lo ponían en una situación incómoda con las provincias, propietarias en última instancia del recurso. Afirmó que su gobierno abordaría la cuestión del desarrollo humano desde el punto de vista del “capital humano”, con un seguro universal de salud y el mecanismo de competencia entre instituciones educativas. Esto implica la profundización de la privatización de la salud, la educación y la precarización laboral, es decir, del avance de la mercantilización del ser humano, en todos los aspectos de su vida. El libertario quiere hacernos creer que una mayor explotación de la clase obrera y del medio ambiente y una tasa mayor de beneficios del capital, detendrá la caída de la fertilidad de la otrora Pampa húmeda, la crisis hídrica -que se transforma en crónica- y el aumento de las enfermedades físicas y mentales de los trabajadores que, más bien, van en sentido contrario. No se puede explotar a un muerto.
Patricia Bullrich, con un discurso forzado y desarticulado, intentó establecer una relación causal entre la corrupción kirchnerista y el desarrollo humano y la vivienda. Aunque así fuera, como ambas problemáticas no maduran de un año para otro, olvidó mencionar la corrupción de los funcionarios de su partido. Uno de los factores del encarecimiento de la vivienda en Capital, zona norte y sur, se debe a los emprendimientos inmobiliarios y countries privados del capital inmobiliario, muy ligado al macrismo, como Caputo. El capital inmobiliario, junto al financiero, ambos grandes aliados del PRO, han sido señalados por lavar dinero del narcotráfico. Las megatorres en la zona urbana del litoral del Paraná y el Plata, además de los barrios privados, han desquiciado aún más las condiciones sanitarias de las metrópolis (como CABA y Rosario) y son uno de los factores que colaboran en la destrucción de los humedales, junto con el turismo (un negocio compartido por amigos de ambos bandos de la grieta). Bullrich dice que “necesitamos que la plata de la corrupción vaya a la familia” (¿?), léase, los trabajadores son pobres porque el gobierno es corrupto. La corrupción y la pobreza son dos síntomas de la decadencia del capital, por lo cual, si ella gobierna, como cuando gobernó JxC, la corrupción, incluida la que promueve el narcotráfico, y la pobreza persistirán. No habló del problema del cuidado ambiental.
La candidata Myriam Bregman hizo una primera afirmación global, responsabilizando al sistema capitalista por la destrucción del planeta. Sin embargo, en otra dirección, denunció que se quiere transformar a nuestro país en una plataforma exportadora de materias primas; dio los ejemplos de Jujuy con el Litio y de la autorización de plataformas petroleras offshore. El ángulo utilizado, que se basa en el concepto de extractivismo, una corriente de pensamiento neotercermundista, plantea que existen varios “modelos” de producción capitalista, sólo algunos de los cuales destruyen el medio ambiental. Pone el foco en una fracción del capital, en la depredación ambiental del negocio agroganadero, omitiendo la depredación que la industria lleva a cabo con respecto a la fuerza de trabajo: la destrucción mental y física de los trabajadores. La alusión a las “multinacionales” establece una diferenciación entre el capital extranjero y el capital nacional. Pero el capital nacional también depreda y contamina. Allí presente, en el debate, se encontraba la dueña de lácteos Vidal, una mediana empresa empeñada en penalizar a sus trabajadores que pretenden poner un coto a la explotación laboral. La candidata cerró el razonamiento planteando un programa de transición energética basado en la nacionalización del sector.
La transición energética debe ser abordada con el máximo cuidado, pues está siendo utilizada por la burguesía imperialista europea y norteamericana como un gigantesco lobby de las empresas proveedoras de tecnología para centrales de energías renovables, de un lado, y como la carnada para un alineamiento militar contra Rusia y China, del otro. Las limitaciones del planteo nacionalista del FIT-U han sido desarrolladas en ocasión de nuestra crítica a la propuesta de ley de estatización del litio en Jujuy.
El estado de la cuestión social y ambiental ha sido rotundamente ocultado por los tres partidos principales. De un modo más general, el “debate” ha servido para mostrar la complementariedad de los partidos patronales y, por tanto, su unidad estratégica: de un lado el abandono, el vaciamiento y la acción mínima (UxP), del otro el ataque frontal (JxC, LLA). Son distintas formas políticas que el capital ha asumido a lo largo de su historia entre diferentes gobiernos y hasta dentro de uno mismo. El planteo nacionalambientalista del FIT-U está estratégicamente encuadrado dentro de los límites del régimen social, pues no se trata de echar a las multinacionales ni de cambiar el modelo “extractivista”: se trata de denunciar la lógica sobre la cual produce el capitalismo, la tasa y la masa del beneficio, y que es, por definición, ajena a la salud del ser humano y el ambiente. Lejos de esto, la candidata ha trazado una hoja de ruta reformista cuando, al cierre, llamo a votar diputados “que no se venden”.
Qué problemas políticos nos presenta la inauguración del Sistema Riachuelo Massa y la demagogia ambiental. Por Patricia Urones, 08/10/2023.
Milei y la privatización del agua o cuando un burro contamina Por Marcelo Ramal, 03/09/2023.
Ley de Humedales: el FIT-U ofrece una salida al impasse del oficialismo Por Patricia Urones, 08/11/2022.