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Hasta el menos informado de los trabajadores sabe que Sergio Massa es un candidato de la patronal. Javier Milei, un personaje oscuro sin trayectoria conocida, también. El ´entorno´ de Milei está formado por banqueros entrenados en el menemismo.
La preeminencia de personajes de la patronal en las elecciones no obedece solamente al poder manifiesto de las grandes corporaciones capitalistas. Obedece también a la sumisión de las organizaciones de la clase obrera, copadas por una burocracia sindical, a los intereses empresarios de la que ella forma parte; es una agencia de la patronal y del Estado en los sindicatos. En un grado social menor, pero políticamente más estratégico, se encuentra el colaboracionismo histórico de la izquierda, representada por los partidos comunista y socialista. En la actualidad, una izquierda de apariencia más radical opera como agencia colaboracionista en el sistema parlamentario y en el cuadro de regimentación legal que atenaza a los sindicatos. Los trabajadores se han visto forzados, en estas condiciones, por la opción entre candidatos de la clase capitalista.
Aunque Massa se transformó de ultraliberal en peronista, no representa lo que la memoria histórica de los trabajadores reivindica del peronismo: una revolución en la legislación laboral. Ha sido kirchnerista y luego agente de Macri, para volver a un kirchnerismo que ha producido la mayor transferencia de ingresos de los trabajadores al capital y una pobreza descomunal.
Los trabajadores no han votado por Massa, el domingo 22, por su programa, que sólo contempla las reformas laborales y previsionales que reclama la clase patronal. Lo han hecho por el temor a una dolarización, que también rechaza la gran burguesía. Han votado, no en función de los intereses de clase de la clase obrera, sino a la cola de una salida capitalista a la crisis, la de Massa. La salida de Massa rechaza el extremo de la dolarización y la apertura indiscriminada al capital financiero internacional, pero propugna la devaluación y el tarifazo, que solamente pueden desvalorizar aún más el ingreso de los trabajadores. En contra de la salida de Milei y a favor de la de Massa, en grandes líneas, se han expresado las asociaciones de bancos, la Unión Industrial y la Fundación Mediterránea – la antigua cueva de Domingo Cavallo.
De cara al ballotage, Milei ha quedado más solo que Caín el día del amigo. Carrió llama a no votarlo, así como otras facciones de Juntos por el Cambio. Circula la versión de que, ante la falta de apoyos, se retiraría de la contienda. Teme sacar menos votos que en la primera vuelta – que se convertiría en la última. Pero ninguno de sus opositores llama a votar en blanco. Esto constituye una forma vergonzante de convocar al voto por Massa.
Nuestro partido, Política Obrera, asume la responsabilidad de llamar al voto en blanco en función de que es lo que mejor sirve a la clase obrera, en tanto los candidatos en presencia, obligados por los intereses de clase de las patronales, impulsan un programa ofensivo contra los trabajadores. Las diferencias entre la corriente de Massa y la corriente de Milei no afectan el hecho de que tienen un corredor común en la clase capitalista – así como divergen y se enfrentan, también se juntan y entrelazan. Menem llevó al gobierno a Alsogaray y a Bunge y Born, adversarios históricos del peronismo, y Kirchner, antes de declararse ´nacional y popular´, fue la punta de lanza de los negociados de las privatizaciones menemistas. Poner una muralla china entre dos candidatos capitalistas es una necedad y muestra una tendencia al entendimiento con los políticos capitalistas.
Asumimos la responsabilidad de plantear el voto en blanco en función de un programa; sin programa, el voto en blanco es una cáscara vacía. Nuestro programa plantea arrancar las reivindicaciones del momento -un salario y jubilación mínimos iguales al costo de la canasta familiar, el reparto de las horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores y un aumento del ciento por ciento en todos los ingresos del trabajo- mediante la acción directa, o sea la huelga general, preparada sistemáticamente por medio de diversas acciones de lucha. Lo único que impide alcanzar estas reivindicaciones es la burocracia sindical. Las abultadas ganancias de las patronales, asociadas a la explotación de la fuerza de trabajo y a los subsidios e incentivos del estado al capital, muestran la factibilidad de esas reivindicaciones. De cualquier modo, ellas son las condiciones mínimas de supervivencia de los trabajadores. Si el capitalismo no puede mantener a la fuerza de trabajo, que es la creadora de la riqueza capitalista, es porque se ha convertido en un sistema anti-histórico.
El “mal menor” puede ser la aceptación de una clase sometida, no de una clase que quiere labrar un futuro de mejora material y cultural y de emancipación social. El capital advierte que el voto a Massa, por parte de la clase obrera, tiene la ventaja de reforzar el control de las organizaciones de los trabajadores y facilitar la aplicación de los planes que ya se están ejecutando en gran medida.
Las elecciones han mostrado el agotamiento político irrecuperable del peronismo y del macrismo, que han obtenido sus peores votaciones. Por las entrañas de la clase obrera corre un afán de renovación histórica. La decadencia de Argentina, un slogan repetido hasta las náuseas, es la del capital, no la de la fuerza de trabajo.
Massa tendrá la tarea pilotear la explosiva bancarrota argentina. La confiscación social que Milei pretende perpetrar por medio de un golpe de mercado, Massa la va a ejecutar a través de un golpe económico organizado desde el gobierno y el Estado.
Massa es el garante del acuerdo con el FMI y de las posiciones estratégicas del imperialismo, como se demuestra en su apoyo cerrado al Estado sionista en la operación de masacre que está perpetrando contra el pueblo palestino.
Llamamos a rechazar a Milei y a Massa y a preparar, con la coordinación y las autoconvocatorias, una lucha de conjunto -incluida la huelga general- por las reivindicaciones y en defensa de las conquistas amenazadas.
La emergencia de Milei ha sido un síntoma del dislocamiento radical del estado y la sociedad capitalista; no ha conseguido, en ningún momento, una movilización de respaldo popular. Todo indica que ahora ha entrado en declive. El fascismo deberá encontrar nuevas formas de aparición, si es que existe alguna. El montaje de una derecha ´revolucionaria´ ha caído en el descrédito.
Llamamos a los luchadores y activistas a emprender un amplio debate político, que incluya los métodos de lucha, y a concentrar toda nuestra atención en la construcción de un partido obrero revolucionario.
24/10/23
Tejen la salida de Milei sin ballotage Por Jorge Altamira y Marcelo Ramal, 24/10/2023.
Massa pasó a finales Milei, un rebelde sin causa. Por Comité Editorial, 23/10/2023.
Solano-Katz, dos votos para Massa Por Fede Fernández, 21/10/2023.
Marcelo Ramal: “Buscan el mandato del voto para ejecutar una contrarrevolución laboral y social” Nuestra posición electoral, 18/10/2023.