Una lucha política de cara al 20 de diciembre

Escribe Maxi S. Cortés

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La movilización del 20 de diciembre se presentó como la primera puesta en escena de los luchadores populares del país. Una oportunidad para que la clase obrera se manifiestara no sólo en contra del paquete de ataque al pueblo del gobierno. Si no también en contra de la guerra de la OTAN y Rusia en Ucrania o contra el genocidio del gobierno de Israel sobre el pueblo palestino que lleva asesinados más de 20 mil personas.

Estos planteos resultaron particularmente oportunos. El gobierno había recibido en la asunción presidencial al presidente Zelensky para brindar todo el apoyo a la OTAN comandada por EEUU en la guerra de Ucrania. Un día después se hizo presente en el acto de festividad judía de Jánuca haciendo aún más claro el alineamiento con la embajada de Israel y su total apoyo a la masacre del pueblo gazati. Milei se rodeó de todo el arco derechista internacional como el partido Vox de España o Bolsonaro de Brasil.

El alineamiento no correspondía solo a las necesidades para renegociar los cancelamientos de deuda internacional, sino también a la necesidad de un plafón de respaldo para montar el protocolo represivo que ha presentado Patricia Bullrich junto a Waldo Wolff -vicepresidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas y Ministro de Seguridad de Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires.

Con el apoyo del FMI, los servicios de inteligencia de Israel pretenden blindarse y obtener apoyo contra el pueblo que buscará defenderse contra este golpe de Estado económico que quieren imponer. En definitiva, es la hoja de ruta del FMI la que sigue y hubiera seguido también un gobierno de Massa como afirmó el ex Viceministro de Economía. Gabriel Rubinstein,quien aseguró a los medios que también “iba a haber ajuste de impuestos” si ganaban ellos, “eso era inevitable” (Clarín, 13/12).

La adaptación del peronismo al plan del gobierno es total. La CGT difundió por redes su comunicado sobre el paquete de medidas que anunció el Ministro Caputo. A nadie sorprendió su “compromiso de gobernabilidad” y el pedido de diálogo para con el Presidente Milei. La casta de la CGT discute con el gobierno del mismo lado del mostrador que los empresarios la crisis económica. La burocracia sindical estatal que no ha escrito ni un mensaje de X -ex Twitter- aún no ha terminado de negociar cuántos despidos.

Horas antes de la difusión del comunicado que tardó dos horas en llegar al activismo obrero, decíamos en nuestro diario online que el gobierno se aprestaba a desatar un espiral inflacionario que licuaría el salario, con tarifazos y una megadevaluación para pulverizar el salario y había puesto una bomba en la mesa de la burocracia. Las paritarias terminaron por quedar vetustas y basta que un puñado de gremios inicie los reclamos por el salario para que se coloque como agenda nacional.

En este contexto este alineamiento internacional del gobierno de Milei debe ser denunciado como parte de la lucha política de la clase obrera. Es un golpe estratégico al protocolo represivo que el gobierno quiere construir para sostener su “gobernabilidad”.

Esto se estuvo debatiendo en las reuniones organizativas previas a la movilización del 20 de diciembre. El Frente de Izquierda Unidad, lejos de compartir esta caracterización, y como en los últimos años, le pide a la burocracia sindical un paro. Una forma de desentenderse de la preparación y organización autoconvocada de asambleas y acciones en los sindicatos y barrios; una forma crítica-cínica de aportar “gobernabilidad”.

Quizás por eso y en continuidad con su campaña electoral planteó en las reuniones abandonar una consigna internacionalista como la de denunciar el genocidio de Israel al pueblo de Gaza. No olvidemos que en la Legislatura porteña acordaron con Juntos por el cambio, el peronismo y el gobierno de Israel, votar la resolución que señala como antisemita a cualquier persona o institución que critique al gobierno de Israel.

La renuncia socialista del Frente de Izquierda-Unidad fue en pos de defender una “marcha unitaria” con el kirchnerismo, quien no acuerda con la denuncia del genocidio del gobierno de Israel, como todo el peronismo. Los lazos comunicantes con el imperialismo y la OTAN son proporcionales a los lazos que unen a las gobernaciones provinciales, municipales, burocracia sindical del peronismo con el nuevo gobierno, o con el plan motosierra de Caputo.

En la movilización del 20 de diciembre hubo un importante contingente de organizaciones sociales, políticas y parte de la población que así lo entiendió necesario. La delimitación política es la base de la preparación de la lucha porque mediante la clarificación se sortean las trampas de los capitalistas y sus aliados dentro de las filas del movimiento obrero como son la burocracia sindical o los partidos de conciliación de clase como el peronismo.

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