Escribe Marcelo Ramal
El espectro de que la híper desate una rebelión popular.
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El fallo de la Cámara del Trabajo que suspende el capítulo laboral del DNU de Milei no es la única manifestación de empantanamiento político del gobierno. En esa misma jornada, el Senado no consiguió sancionar los ´acuerdos impositivos´ con paraísos fiscales, como el caso de Luxemburgo –un guante a medida del grupo Techint. Tampoco avanzó en la cuestión de la boleta única, cuya sanción descontaba. Los choques y demoras que podrían sufrir el DNU y la ley ómnibus han sido advertidos por la prensa afín al gobierno como la consecuencia de un apresuramiento que no llevaría a ninguna parte. A propósito de ello, la conformación de las comisiones de la Bicameral que debe dictaminar sobre el DNU también se encuentra en pañales.
En la incertidumbre que ha producido el fallo contra el DNU que afecta al derecho al trabajo también ingresan los alquileres y el régimen de salud. Los medios advierten sobre la “inseguridad jurídica”. La apelación contra el fallo de la Cámara del Trabajo involucra la intervención de la Corte Suprema, que había decidido, en otra controversia, tomarse el tiempo del receso judicial. El máximo tribunal tendrá que involucrarse aceleradamente en la crisis suscitada por el DNU kilométrico.
El choque entre el gobierno y la justicia del Trabajo ha sacado a la luz otra crisis, esta vez al interior del gabinete. Los diarios informan de un choque entre el ala ‘blanda’, que integran el ministro Francos y la ministra Pettovello, con el de Sturzenegger y Nicolás Posse, el jefe de Gabinete. Según Clarín (4/1), Francos le había garantizado a la cúpula cegetista que no serían alteradas las prerrogativas que afectan a su caja, como el régimen de aportes voluntarios de los afiliados o el manejo de las obras sociales. Es lo que Petrovello concedió a Cavalieri, el burócrata de Comercio. El ala negociadora ve a la CGT como un socio potencial del gobierno, que funcionaría como un ariete para doblegar a la clase obrera y también al Congreso; quedaría incorporada al arbitraje que sostenga al gobierno en un sistema semibonapartista. Milei, empeñado en poner al Congreso en ‘stand by’, podría fallar a favor de la política que proponen los ‘blandos’ –en el que se incluye al Procurador del Tesoro, Rodolfo Barra. Fue lo que ocurrió bajo el menemismo, que incluso asoció a la burocracia en la privatización del sistema previsional.
La tramitación del DNU y la ley ómnibus se encuentra minada por contradicciones similares. La oposición colaboracionista, que es el árbitro en el parlamento, busca que el gobierno asocie al Congreso a su política de ‘shock’, para lo cual necesita un cambio de método en el tratamiento de los proyectos enviados por Milei. Pero Milei desconfía mortalmente de esta asociación, en primer lugar, porque no ha conseguido el apoyo de los gobernadores. El ‘libertario’ que sigue alojado en el hotel del empresario sionista Elsztain, aspira a ser el jefe de un partido oficial único, que asocie a los colaboracionistas o, alternativamente, a llamar a un plebiscito; esgrimió esta estrategia en varias entrevistas significativas durante la campaña electoral. El escenario económico, después de la devaluación y la liberación de precios y tarifas, se ha agravado. Las tramitaciones parlamentarias debutan en medio de la acentuación de la crisis financiera del Estado –¡la emisión se ha acelerado para el pago de los intereses de deuda! El gobierno necesita la aprobación sumaria de los “decretazos” y megaleyes. La “oposición” recela de una aprobación sumaria de esas iniciativas: teme quedar asociada a un gobierno que naufrague frente al colapso económico y el acelerado descrédito popular. En ese cuadro, ganan protagonismo infinitas pujas de intereses capitalistas en torno de la cuestión pesquera, las concesiones mineras y petroleras y el financiamiento de las provincias.
La gran prensa, en este cuadro, ha salido a regañar a Milei. Le reclama “moderación” y “consenso” – evitar un choque de poderes. Han resurgido los ‘gradualistas’. Los visitantes extranjeros -Tesoro norteamericano, FMI- manifiestan su inquietud por la ‘gobernabilidad’, más que cuando gobernaban los Fernández. El embajador norteamericano es un visitante frecuente de la Rosada – hasta tres veces por semana. AmCham, por su parte, la cámara de empresas norteamericanas, exige, por el contrario, apretar el acelerador. Instalada en 150 países, AmCham es un factor político crucial, al punto que ha sido señalada como el principal respaldo del ucraniano Zelensky y la guerra de la OTAN. Este debate sobre la “gobernabilidad” y el régimen político tiene como telón de fondo a la profunda inquietud popular que despierta el escenario intolerable de carestía, parate de los salarios y jubilaciones, tarifazos en puerta, liquidación de derechos laborales y previsionales. Los apresurados buscan explotar el desconcierto popular de las primeras semanas del gobierno; los gradualistas sostienen que ese desconcierto se va disipando más rápido que la propia inflación.
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