Desbordados y sin plata

Escribe Fernanda Díaz

Familias y docentes frente a la cuarentena y a la crisis: escuelas sin pausa ni horarios y superexplotación laboral

Tiempo de lectura: 3 minutos

Los docentes nos encontramos realizando enormes esfuerzos para que los estudiantes no pierdan la “continuidad pedagógica”, aun sabiendo que no existen condiciones para ello en los términos en que la exige el gobierno. En primer lugar, porque muchísimos de nuestros compañeros tienen que trabajar con sus celulares ya sea porque no cuentan con una PC o porque deben repartir su uso diario con la familia. Demás está decir que además debemos pagar de nuestros bolsillos la conectividad.

La utilización de las principales herramientas laborales en medio de la pandemia choca también con las precarias condiciones en las que viven las familias de los alumnos. El 35% de los estudiantes de secundaria no tiene internet en su casa; en primaria, la cifra asciende a 45% y muchos no tienen equipamiento o tienen que compartirlo con los demás integrantes del hogar.

El paso a la enseñanza virtual de manera abrupta, total y sin capacitación hace que los compañeros docentes deban arreglarse como pueden y trabajar muchas más horas de las habituales sin ninguna una compensación salarial. Mails y mensajes de WhatsApp en cualquier día y a toda hora de directores de escuelas, de preceptores, de docentes inclusores y en grupos de profesores; elaboración y envío de informes semanales sobre estudiantes, digitalización de materiales, corrección en plataformas virtuales, responder mensajes de dudas de estudiantes y padres; por WhatsApp, en plataformas y por mail; evaluación en mesas de examen y planificaciones y reuniones virtuales; forman parte de una dinámica que multiplicó el trabajo de los docentes a partir de la suspensión de las clases presenciales.

Con espacios físicos reducidos y sin recursos suficientes en nuestros hogares; el día a día se ha convertido en un caos para familias y docentes que también tenemos que atender las demandas de nuestros hijos y familiares y hacer frente a las tareas domésticas como cocinar, limpiar, ir a comprar y realizar trámites. Asuntos estos últimos que demandan mucho más tiempo que el habitual debido a las largas filas que hay que hacer para mantener el distanciamiento y la seguridad que se requieren a fin de evitar el contagio.

Los efectos de las extenuantes jornadas laborales de la docencia ya se hacen sentir. Dolores cervicales, contracturas, problemas en la columna, irritación de ojos, ansiedad y una sensación de desborde, saturación e ira; son algunas de las secuelas que va dejando la permanencia de horas y horas frente a las pantallas, de computadoras y celulares. Esta situación de superexplotación laboral contrasta con la desocupación, precarización y subocupación de miles de compañeros, que se han quedado sin poder tomar horas/módulos o cargos por estar suspendidos los actos públicos y a los cuales se les impone desde el estado el cobro de un ingreso miserable de 10 mil pesos a través de planes como el “PIEDAS” (Programa de Incorporación Especial de Docentes y Auxiliares Suplentes). La no cobertura de cargos/módulos significa que hay estudiantes sin docentes y por tanto sin ninguna intervención pedagógica. Para intentar subsanar esto, algunos directivos de escuelas han llegado al extremo de solicitar a los docentes en ejercicio que se hagan cargo del acompañamiento pedagógico a los estudiantes sin docentes. Obviamente, todo por el mismo precio y fuera de toda normativa.

La sobrecarga de tareas, resultado de una política estatal mediante la cual las autoridades educativas ejercen todo tipo de presiones, viola derechos adquiridos en el Estatuto del Docente en tanto atenta y modifica nuestras condiciones de trabajo.

Frente a esta realidad agobiante, la conducción celeste del Suteba, del FUDB y la Ctera, que firmaron paritarias a la baja y sin clausula gatillo, han vuelto a desoír el reclamo de los docentes.

No estamos dispuestos a seguir tolerando estos atropellos. Está abierta ya la deliberación entre las familias y los trabajadores de la educación que se han autoconvocado para elaborar protocolos que establezcan horarios y días fijos de trabajo, pautas para la recepción de consultas y trabajos de parte de los estudiantes, y la exigencia al estado de equipamiento y conectividad. En este marco, hemos decidido rechazar las presiones que estamos sufriendo y hacer un llamado al conjunto de nuestros compañeros para impugnar las imposiciones de quienes quieren llevarnos a la perpetuación de estas condiciones aplicando de facto la flexibilización laboral y atentando contra nuestra salud. El desarrollo de “asambleas o comités virtuales” para impulsar un programa de defensa de nuestras condiciones de trabajo y el cumplimiento efectivo de la cuarentena; así como el reclamo de un aumento salarial y la realización de actos públicos para cubrir las vacantes; está a la orden del día.

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