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Entiendo que la respuesta de Altamira va más allá del debate con Astarita y delimita a Política Obrera de las corrientes de la izquierda que se reclama trotskista, señalando que la crisis de la dirección de la clase obrera es la crisis de estos partidos, a nivel mundial.
Pero en cuanto a las posibilidades (como señala Altamira) que abre la situación actual del gobierno de Milei, que cuenta con por lo menos un 30 % del total del electorado que lo llevó a la presidencia y que, además, atraviesa todas las capas sociales, las primeras respuestas de los trabajadores en este primer mes de violentos ataques a las condiciones sociales (carestía, despidos, regimentación) son débiles. No parecen ir creciendo en organización y tampoco en número.
Un análisis, una interpretación, un diagnóstico de la situación política y aun una intervención correcta en el sentido de la orientación en la intervención del partido tiene que empalmar, acoplarse a la clase obrera que enfrenta el ataque del gobierno. Y ahí me parece que estriba la lentitud del proceso que no coagula en la clase obrera.
Muy pronto veremos si el paquete de medidas que impulsa Milei (con el macrismo y un sector peronista) se impone, o si la crisis social y el empobrecimiento intentan frenar el plan del gobierno.
Este primer mes brutal, en un verano que promete ser peor, todavía cuenta con la expectativa depositada.
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