El sionismo reduce a Gaza a ´tierra de nadie´

Escribe Norberto Malaj

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El ejército sionista está “en vías de convertirse en bandas de pandillas ilegales”. La información procede de la propia prensa israelí. El periodista Yagil Levy en Haaretz (22/1) señala que el ejército sionista está desbordado por “una escalada en los procesos de los últimos 20 años, que se centran en los desafíos del campo nacional-religioso y un levantamiento de soldados contra la supuesta moderación de las FDI. Se trata de un intento de transformar el ejército en un movimiento de pinza, un levantamiento desde abajo respaldado por los dirigentes de derecha (…) es el colapso de la jerarquía militar. El jefe del Estado Mayor escucha los llamados a la venganza, ve las violaciones de la disciplina, la actitud despectiva hacia las reglas de fuego abierto, pero no hace casi nada. El terror de la derecha ha caído sobre él”.

Prosigue Yagil Levy: “No estamos hablando sólo de que los soldados se desahoguen. Los comandantes de campo están cooperando y enviando mensajes de venganza, como la orden del comandante de la División 36, general de brigada David Bar Kalifa quien llamó a no repetir el error del rey Saúl, quien fue misericordioso con Amalec. Esto alcanzó su punto máximo cuando 90 comandantes de batallones reservistas solicitaron al jefe del Estado Mayor de las FDI que no se detuviera en Gaza, el Líbano y Cisjordania hasta la victoria”.

En tiempos de ´redes sociales´ los abusos a lo Abu Ghraib, como ocurrió en Irak 20 años atrás, por las tropas sionistas, se difunden en tiempo real: “carteles que exigen el regreso a Gush Katif (asentamiento sionista levantado en 2005), ceremonias religiosas como traer rollos de la Torá y colocar mezuzás en las casas de Gaza, demostrar entusiasmo por la destrucción de viviendas (por ejemplo, una mujer soldado regocijándose en una habitación infantil destruida), daños rituales-religiosos a mezquitas, llamados a venganza e informes sobre su ejecución” (ídem).

Es obvio que nada indica que haya ´moderación´ en la conducta en el alto mando sionista frente a la situación de Gaza, la minúscula franja de 10 a 15 kilómetros de ancho, donde Israel está creando una zona de “tierra de nadie” que se extendería a un kilómetro desde la frontera. Para una franja que ya resultaba irrespirable antes de la guerra para casi 2.5 millones de gazatíes, ahora no solo se la reduce, se pretende hacerla completamente inhabitable. El objetivo es ´aplanar´ una zona mayormente destinada a agricultura palestina y donde había “2850 edificios”, de los cuales “ya se han destruido 1100” (La Nación, 26/1). Israel pretende hacer en Gaza lo que logró en la frontera con el Líbano tras la guerra de 2005 allí.

La diplomacia internacional se ha demostrado completamente impotente para detener la barbarie sionista. La propia Corte Internacional de La Haya, donde Sudáfrica hizo una denuncia por genocidio contra Israel, se acaba de pronunciar ordenando “prevenir un genocidio” -para lo cual esa Corte no tiene ningún poder de policía-, pero lo más importante no exige el cese del fuego ni el fin de la guerra (The New York Times, 26/1). Autoridades de Naciones Unidas en el terreno han denunciado que los campos de refugiados palestinos en la franja se han transformado en “objetivos militares” del ejército sionista.

Israel sigue aplicando la Doctrina Dahiya, que inauguró en la última guerra del Líbano, consistente -según lo explicó Gadi Eizenkot, el entonces jefe del Estado mayor que hoy integra el Gabinete de guerra de Israel-, en “emplear una fuerza desproporcionada y causar inmenso daño y destrucción” al considerar cualquier localidad desde la que se dispare a Israel como “bases militares”. Los sionistas creen estúpidamente que una estrategia de ´dureza´ llevará a la población a rebelarse contra Hamás.

Se trata de una política de barbarie como no se ha visto en un plazo equivalente en ninguna guerra hasta el presente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, según denuncia el Proyecto de Datos de Eventos y Ubicación de Conflictos Armados (ACLED, por sus siglas en inglés) (El País, 25/1). Incluso “los servicios de inteligencia de Estados Unidos calculan que cerca de la mitad de la munición que Israel ha lanzado desde el aire no es guiada” (ídem) lo que desmiente la tesis de la “precisión” de los bombardeos practicados por los sionistas.

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