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A fines de diciembre de 2023, el intendente kirchnerista de Merlo, Gustavo Menéndez, por medio del Secretario de Salud, les comunicó a los trabajadores de la Subsecretaria de Salud Mental y Adicciones el cierre total y que no se renovarían casi un centenar de contratos de diversos profesionales porque “no hay plata”.
A la velocidad del rayo, los trabajadores afectados y los casi 15 mil pacientes que dependen exclusivamente de la salud pública se autoconvocaron para concentrar al día siguiente en las puertas del Palacio Municipal en contra del ajustazo de Menéndez y en reclamo de la reincorporación de todos los despedidos. La autoconvocatoria recibió el apoyo explícito de la Asamblea Vecinal de Merlo que llamó a movilizarse. Como consecuencia de la reacción y movilización popular el gobierno municipal retrotrajo la medida de cierre, pero no la orientación política de ajustar, al estilo Milei, la salud pública.
Ocurre que durante enero de 2024 el gobierno municipal no renovó centenares de contratos de diversos profesionales del hospital municipal Eva Perón (médicos, técnicos y personal de seguridad entre otros). La magnitud de los despidos es tal que los trabajadores denuncian que el hospital está totalmente vaciado: funciona sólo la terapia intensiva y no hay médico de guardia y tampoco médicos de otras especialidades. Los trabajadores afirman que “donde habían 3 quedan 2 y donde había 4 quedan 2 (…) solo quedan 2 médicos de planta permanente”. Aquellos trabajadores que renuevan contrato, sean monotributistas o contratados, lo hacen “a valores del 2023 porque no hay fondos”. Esta brutal poda de los salarios, en el marco de una crisis social inmensa y un rebrote del COVID 19, empuja a muchos profesionales a renunciar y buscar nuevos rumbos laborales.
Esta política de ajuste sobre la salud pública en el distrito no es ninguna novedad. A fines de 2022 y comienzos de 2023 Menéndez hostigó con saña la lucha de los trabajadores por salarios, por el pase a planta permanente de monotributistas y contratados y contra el vaciamiento. El intendente recurrió incluso a la Infantería para derrotar la huelga.
El sistema de salud en su conjunto está en una crisis terminal. Junto al vaciamiento de la salud pública se desarrolla la crisis de las obras sociales cuyos aportes caen como consecuencia de los despidos, el crecimiento del trabajo en negro y del congelamiento salarial en medio de una inflación galopante. En este marco, ni lerdas ni perezosas, muchas clínicas privadas pretenden pagar los salarios en cuotas, desconocer los aumentos paritarios y los convenios colectivos de trabajo. Esta crisis de conjunto se agudizará como consecuencia de los tarifazos en la salud prepaga que provocará una mayor demanda de salud sobre un sistema público colapsado.
Reclamamos la inmediata reincorporación de todos los trabajadores cesanteados y su pase a planta permanente, salarios iguales a la canasta familiar y su indexación mensual.