Escribe Julio Gudiño
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El 27/12 el intendente de Merlo, el kirchenerista Gustavo Menéndez, comunicó a través del secretario de Salud Pública, Dr. Murrone, que la Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones cierra “a partir del 2 de enero” dejando en la calle a casi un centenar de trabajadores y sin atención médica profesional a 14.500 pacientes.
Este ajustazo contra la salud pública conmovió las fibras más íntimas del pueblo trabajador y de los pacientes a tal punto que la convocatoria a manifestarse el 28/12, en las puertas del Palacio Municipal, fue casi al mismo tiempo de conocerse la noticia del cierre. En la autoconvocatoria hicieron punta los pacientes y se sumaron rápidamente el centenar de trabajadores despedidos de la Subsecretaría y los autoconvocados del Mástil que están en pie de lucha contra el decretazo pinochetista de Milei.
Entre las manifestaciones de rechazo al cierre de la Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones debemos destacar al cuerpo de Inspectores de Psicología Comunitaria y Psicología Social que “emitió criterio público contra la medida” y pidió una entrevista con Menéndez. La modalidad de PC y PS y los Equipos de Orientación Escolar son dependientes de la DGCyE pero en el trabajo territorial, en el distrito de Merlo, articulan en forma diaria con los servicios de salud disponibles en los territorios. Y como la demanda de salud en las barriadas crece sin cesar, los establecimientos educativos y los EOE necesitan contar con un fuerte sistema de salud para poder derivar y articular los tratamientos que correspondan de cientos de miles de niños y adolescentes que están siendo empobrecidos a la velocidad de la luz por las devaluaciones y tarifazos promovidos por Milei-Macri. Un punto particular en las diversas problemáticas de salud mental que emergen en las barriadas está vinculado directamente con las adicciones y sus repercusiones en la trayectoria vital del individuo y su entorno familiar. Los kirchneristas e izquierdistas que impulsan el “uso recreativo” de drogas y las “políticas públicas de reducción de daños” para quiénes “no manejen el consumo” han quedado en off side porque la motosierra de Menéndez arrasa con todo el gasto social.
Esta política de agresión contra la salud pública no es ninguna novedad en el distrito. Cotidianamente los trabajadores de los hospitales municipales denuncian falta de insumos y de trabajadores y el cierre de servicios enteros. Esta política de vaciamiento de la salud es resistida por los trabajadores quiénes protagonizaron importantes luchas, incluida una huelga indefinida en el Eva Perón por salarios y contra la precarización laboral.
El repudio popular y la convocatoria a movilizarse contra el cierre de Salud Mental fueron tan masivos que hicieron retroceder el ajustazo Menéndez en menos de 24 horas. Hoy, 28/12, el gobierno municipal anunció a los trabajadores del área que se renuevan todos los contratos y el servicio de salud no se cierra. No obstante, advertimos que la política de ajuste de “Motosierra Menéndez” sigue en pie porque plantea congelar el gasto social en todas las áreas municipales en el marco de un híperinflación en desarrollo lo que va a producir el hundimiento de los salarios reales de los trabajadores obligando a muchos profesionales a renunciar a la municipalidad. Este fenómeno es, en parte, lo que explica el cierre de servicios enteros en los hospitales y el cierre de decenas de Centros de Atención Primaria.
Haber impedido el cierre de Salud Mental es, sin dudas, un triunfo de la movilización popular que debe ser usado como un mojón para reforzar la lucha contra el decretazo pinochetista y la contrarevolución laboral promovida por el gobierno de Milei-Macri.
“Control de daños”, un régimen de hospitales psiquiátricos Por Julio G., 02/05/2022.