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En las últimas dos semanas se produjo un salto en la cantidad de pacientes que ingresaron al Hospital de Clínicas con síntomas compatibles con covid-19. Se trata de unos 20 pacientes por día, de los cuales la mayoría quedan internados.
En este momento hay dos salas exclusivas para coronavirus y se debate habilitar una tercera, pero la idea de la dirección del hospital es progresivamente destinar más salas para la atención de esta patología. Sin embargo, transcurridos años de vaciamiento, la situación de las distintas salas es disímil, ya que algunas están abandonadas desde hace años, haciendo trabajoso su acondicionamiento. De esta forma, la política histórica de destrucción de la salud adquiere toda su dimensión.
Por otra parte, el cierre o cancelación de otras prestaciones en el hospital golpea la recaudación por “recursos propios”, empujando la profundización del colapso sanitario. Si a esto sumamos la falta de insumos y las licencias de personal tras registrase doce casos entre los trabajadores, la situación se hace aún más insostenible. El refuerzo de personal se produce a cuentagotas, resulta insuficiente y requiere un alto nivel de calificación laboral y experiencia.
Tan precaria es la situación que, existiendo protocolos, se los oculta o no se los lleva adelante por parte de los directivos. Por la falta de personal y equipamiento necesarios, muchas veces entre el protocolo y la posibilidad de llevarlo adelante, median imposibilidades materiales.
La epidemia desnuda todas las limitaciones del sistema de salud, sus condiciones laborales - mediante salarios que vienen cayendo sistemáticamente, contrataciones precarias, falta de ingreso de personal-, que fueron estructurando una planta de trabajadores insuficiente, con un porcentaje importante que es población de riesgo frente a este virus. En un hospital víctima sistemática del vaciamiento, el coronavirus está haciendo estallar todas las contradicciones que incuban la precariedad presupuestaria, la falta de personal, y el deterioro de la infraestructura.
La intervención de los propios trabajadores, elaborando sus reivindicaciones y sometiendo a crítica los protocolos existentes, se torna cada día más necesaria. No hay un solo experto en el tema que no considere que la situación se vaya a agravar y, con ello, todos los desequilibrios y contradicciones que atraviesan hoy día al hospital. Promover la deliberación con los recaudos del caso, reclamar la incorporación de personal, los insumos, infraestructura y presupuesto necesario y defender el derecho a la organización y lucha por las condiciones de salubridad de trabajadores y pacientes se pone a la orden del día.