Indexación y dolarización: más que un tarifazo en el gas, un asalto a mano armada

Escribe Silvia Jayo

Tiempo de lectura: 4 minutos

Como parte del golpe de Estado económico contra la población, en rescate del capital en plena crisis, el gobierno de Milei la emprendió con aumento de las tarifas de gas, que llegará al 500 %. El cargo fijo de las boletas de gas -es decir lo que se paga solo por estar conectado a la red y tener medidor- pasará -en los sectores de menores ingresos- de $800 a $20.000, al que se suma el cargo variable, es decir, lo que se cobra según lo que se consume y los impuestos.

Estos ítems que figuran en la boleta del gas se calculan a partir del precio del gas en boca de pozo (o importado), el precio que se paga por el transporte por gasoductos y el de la distribución por caños de menor presión hasta cada domicilio. A esto se le suman los impuestos. Son estas compañías petroleras, transportistas y distribuidoras las que verán resguardadas sus ganancias gracias a la indexación y dolarización que les otorga esta decisión estatal del gobierno de Milei. El “ahorro” en materia de subsidios será destinado al pago de la deuda. Este camino lo inició Massa, cuando a requerimiento de este organismo del FMI otorgó el tarifazo de septiembre de 2023. Una rueda que gira en el vacío y nos mete en una crisis cada vez más grave.

Indexación

El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, en un tweet publicó lo que deberán pagar los hogares de bajos, medios y altos recursos, con un cierto consumo (100 m3 aproximadamente) y van desde $15.000 hasta $24.000, pero es un engaño, porque parte de esta “reestructuración tarifaria” es la indexación mensual por tipo de cambio, hasta alcanzar el ´precio pleno´. El gran consumo de gas se produce entre los meses de mayo a septiembre: a partir de mayo se pondrá en marcha una “Fórmula de actualización de los cargos de distribución y tasas y cargos por servicios”, que se aplicará de manera automática todos los meses tomando en cuenta la evolución del índice de salarios, precios mayoristas y el costo de la construcción.

Además, dentro del cargo fijo se va a incluir la totalidad del precio de la distribución. Antes se repartía la mitad en el cargo fijo y la mitad en el variable. Esto beneficia a las empresas distribuidoras porque ya no recibirán menos en los meses de menor consumo. A raíz de ese cambio, la suba del cargo fijo da un incremento porcentual tan alto que el gobierno optó por mensualizar su cobro para tratar de disimular el impacto. Ahora, el monto que figura en los cuadros tarifarios es mensual. Por lo tanto, para obtener la suba porcentual real hay que tomar como base para el cálculo la mitad del cargo fijo que figuraba en el cuadro tarifario anterior.

El valor del gas en el Punto de Ingreso al Sistema de Transporte (PIST, uno de los tres precios con que se calculan las tarifas) está fijado en dólares, pero como la tarifa se cobra en pesos, todos los meses se ajustará el precio del PIST tomando en cuenta la cotización promedio del dólar oficial en la primera quincena del mes previo al ajuste. Este precio se fijó en un valor similar para todo el país, cuando antes, en la Patagonia, era poco menos de la mitad de lo que pagaba en el resto del país debido a las bajas temperaturas. Es decir, el aumento tarifario será mayor aún para las provincias de la Patagonia.

No es suficiente, porque la resolución 41/2024 del 27 de marzo pasado estableció nuevos precios del gas en el PIST que varían de acuerdo al período del año. Por ejemplo, los clientes de Metrogas tendrán en abril un precio del gas de 2,89 dólares por millón de BTU (unidad de medida de las calorías del gas), entre mayo y septiembre ese precio sube a 4,43 dólares y entre octubre y diciembre baja nuevamente a 2,89 dólares. Esto significa que en el período de mayor consumo de gas la tarifa será sustancialmente mayor y no será compensado por quitar la mitad del precio de la distribución del cargo variable, al cargo fijo, que solo beneficiará a las compañías distribuidoras (en este caso, Metrogas).

El Gobierno no puede usar la excusa de que impulsa un ahorro de energía y menor incidencia en el cambio climático (que además niega), porque las categorías de cada usuario se definen a partir de sus consumos anuales, tomando en cuenta los 12 meses previos a la emisión de la factura. Por lo tanto, la baja de categoría como consecuencia de una reducción en el consumo tiene una gran inercia y, si un usuario consume menos, tendrá una reducción inmediata en el cargo variable, pero no en el cargo fijo, cargo que ahora es sustancialmente más alto porque la totalidad del precio de la distribución se cobra por esa vía.

El exfuncionario de Massa, Agustín Gerez -al que alabó Paolo Rocca, presidente de Techint, por la construcción estatal del gasoducto Néstor Kirchner-, se manifestó en contra de estas medidas de gobierno, pero dijo que su camino es “desarrollista”, que el congelamiento de tarifas lleva a la desinversión. ¿El precio de gas subsidiado en Vaca Muerta no era para que las compañías inviertan? Ni siquiera aumentó la capacidad de procesamiento de hidrocarburos. Los hogares siguen teniendo cortes de electricidad en verano y los usuarios de gas en garrafas son un tercio de la población, mientras las empresas han recibido o reciben desde el Estado o desde los usuarios precios “protegidos”. Tanto peronistas como derechistas y libertarios rescatan a las compañías y al FMI, desde su turno a cargo del Estado. Obviamente que en ninguno de estos gobiernos se ha conocido el costo real y por lo tanto la renta de las compañías petroleras y de energía.

El tarifazo y la huelga general

En el desarrollo de esta crisis, los choques entre sectores capitalistas aumentarán. Un representante de las Pymes manifestó que “en Argentina, el millón de BTU se paga a un valor mayor que en Europa” (añadimos: en guerra).

Los aumentos de tarifas afectarán aún más a la población, por su impacto directo y por los aumentos de los precios del resto de la canasta familiar. Los despidos, los salarios a la baja y ahora este súpertarifazo no pasarán sin multiplicar las luchas, como ya estamos viendo con las que están en proceso. Es la otra rueda que también está girando. La huelga general y las coordinadoras se hacen necesarias, más que nunca.

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