Escribe Sabrina Martinez
Vayamos en masa el 23 con un programa independiente de los rectorados.
Tiempo de lectura: 3 minutos
La Secretaría de Hacienda de la UBA difundió este martes una serie de pautas dirigidas a las autoridades de las distintas Facultades y dependencias, con el fin de afrontar la resolución de emergencia presupuestaria declarada por el Consejo Superior.
Después de un breve resumen sobre la reducción del presupuesto destinado a los gastos del funcionamiento de la universidad (un 80 % en términos reales sobre la base de la extensión del presupuesto 2023), se enumeran una serie de pautas a aplicar de manera inmediata.
En materia de energía, se establece la no utilización de los aires acondicionados frío-calor y del servicio de gas en las calderas de los edificios de la universidad (a excepción de los hospitales universitarios para ambos casos); se indica el apagado del servicio de iluminación en espacios que cuenten con luz natural durante el día y la utilización de ascensores solo para personas con movilidad reducida o en emergencias.
Por otro lado, las convocatorias a programas de investigación, ciencia y técnica, y extensión universitaria quedan suspendidas. Asimismo, el programa 'UBA en Acción' se verá limitado al financiamiento de organismos externos a la universidad y/o aportes privados.
Esta resolución admite que estas medidas forman parte de un plan de ajuste de conjunto que el rectorado viene tomando con anterioridad, como la inversión en programas de medición y racionalización de agua, luz y energía en las dependencias, además de la promoción de convenios con distintas áreas del sector público (ARSAT, EUDEBA, etc.) para, en pocas palabras, funcionar de forma colaborativa en los diferentes organismos públicos.
Tan pronto como se dio a conocer esta resolución, se la puso en ejecución: el mismo día (16/04), los estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Medicina se vieron sorprendidos por cortes de luz "programados". Al mismo tiempo, la prohibición del uso de los ascensores, incluso en la Facultad de Medicina que cuenta con nada más y nada menos que 17 pisos, agravando las ya deplorables condiciones de cursado.
Otras Facultades, para dar a conocer las disposiciones, han desplegado una campaña en redes sociales y, en algunos casos, como el de la Facultad de Filosofía y Letras, han hecho uso de recursos tales como memes para interpelar a los estudiantes a "colaborar con una facultad accesible". Filosofía y Sociales se encuentran también a oscuras y se van sumando otras Facultades. Es evidente que el Rectorado busca producir un impacto con estas medidas. Nadie puede pensar que, frente al congelamiento presupuestario, el ahorro ínfimo que significan estas disposiciones causará efecto alguno. De todas formas, estas medidas introducen la aceptación por parte de las autoridades de un ajuste violento contra la docencia y de promover una mayor mercantilización de las investigaciones universitarias, o una extensión de la arancelización del ingreso y de grado.
Las llamadas medidas de "emergencia" se inscriben en las políticas de ajuste del Rectorado: Galpi, Yacobitti y el CIN, se encuentran lejos de ser defensores de la educación pública. Por el contrario, son parte de quienes promueven la privatización de la Universidad, a través del sostenimiento de la Ley de Educación Superior del '95, recortando carreras, e impulsando posgrados arancelados.
En la universidad "no hay plata", sin embargo, es de absoluto desconocimiento qué sucede con las cajas de ingresos de la UBA, financiada por privados en montos mayores al presupuesto público. Los docentes y estudiantes tenemos que exigir la apertura de las cuentas de la universidad. Si el Rectorado no puede garantizar que haya luz o gas debería presentar su renuncia.
Las primeras semanas de clases en la UBA se han visto inundadas de asambleas y clases públicas, en las distintas Facultades, en rechazo al vaciamiento de la universidad. Este es el camino que hay que seguir.
El 23 de abril seamos decenas de miles en la marcha educativa. Impulsemos entre docentes y estudiantes una gran huelga general educativa, hasta derrotar la contrarrevolución educativa de Milei y compañía.