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En la sesión del jueves 18 de abril, los senadores nacionales se autovotaron un verdadero dietazo con el cual pasarán a cobrar por mes hasta 7,2 millones de pesos en bruto, unos 4,5 millones de bolsillo y además empezarán a cobrar también el aguinaldo. Esto significa que ganaran 20 veces más que el Salario Mínimo, Vital y Móvil establecido por decreto presidencial en $202.800.
La votación ha tenido lugar en un cuadro que unánimemente ha sido caracterizado por todas las crónicas como vergonzante y lastimoso. Sobre el cierre de la sesión, se presentó un proyecto con las firmas de todos los presidentes de los bloques que se votó sin debate alguno en pocos segundos y a mano alzada, lo cual no deja registro nominal de los votos. Además, quien no alza la mano emite de todas formas un voto positivo, algo utilizado luego en forma ruin por varios senadores que se ufanaron falsamente de un voto “no positivo”. Es lo que replicó el presidente por X (ex Twitter), que sus legisladores no lo habían votado cuando sí lo hicieron y además el aumento estaba pactado desde el día anterior y con la venia de todos los bloques. En esta ocasión, buscaron deslindar a la vicepresidente que había aceptado un dietazo anterior del 40 % y que luego se dio marcha atrás por un aparente rechazo del presidente. La maniobra ahora consistió en presentar sobre tablas el proyecto con los 2/3 necesarios para su tratamiento, una facultad que tienen los legisladores que usaron para abultarse las dietas.
Se trató, entonces, de una operación detalladamente calculada para concretar el ansiado ‘reclamo’ de la “casta” que fuera parcialmente frenado en marzo. El dietazo fue unánime y los senadores ensayaron una votación para "huir como lauchas por tirantes" a sabiendas del enorme repudio popular que está generando. Con este aumento, los senadores ganaron porque cobrarán más que lo que lo hubiesen hecho con el aumento en dicho mes; todo esto indica que el dietazo ya estaba presente como carta de negociación. El estéril distanciamiento político de este escandaloso aumento de las dietas de parte de Milei refleja un aspecto vital del momento político: un gobierno con mandato ‘anticasta’ necesita de ella vitalmente para llevar a cabo uno de los ajustes más feroces de la historia del país, haciendo añicos uno de los principales pilares de su demagogia derechista. Es más estruendoso aún, de todas formas, el acuerdo político tejido recientemente con la CGT para desarticular huelgas y hacer pasar la reforma laboral.
Este dietazo representa un incremento del 120 % que es descaradamente opuesto al sometimiento establecido por el gobierno en no homologar acuerdos paritarios que superen la línea de inflación. Curiosamente, algunos senadores se justificaron afirmando que sin dietas considerables “la política queda reservada para los ricos”. El reclamo para que los legisladores sean remunerados emanó históricamente desde las filas del movimiento obrero precisamente con este fin –aunque no es el único requisito para que un trabajador pueda intervenir políticamente- pero es claro que esta reivindicación ha sido desnaturalizada completamente para cooptar a legisladores ‘oficialmente’ en beneficio de los capitalistas lo cual podrían hacer, además, aun cuando existan dietas ‘bajas’. Es claro que la legislatura nacional está siendo un terreno favorable para la ‘gobernabilidad’ y sus protagonistas reclaman una debida compensación. En esta sesión en cuestión se votaron previamente todos los embajadores que presentó el gobierno también por unanimidad, entre los cuales estaban Gerardo Werthein para Estados Unidos y Axel Wahnish para Israel. La “casta” negoció un apoyo indisimulado al alineamiento internacional del gobierno con la guerra de la OTAN a cambio del meneado dietazo, del cual ya estaba anoticiado el presidente.
El bono no remunerativo de “las fuerzas del cielo” La polémica sobre el salario de Milei. Por Marcelo Ramal, 10/03/2024.