Energía

Los tarifazos en comercios e industria los pagaremos los trabajadores

Escribe Luciana Diaz

Se profundiza la política recesiva del gobierno.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Los tarifazos que el gobierno autorizó para la luz, el gas y el agua están pensados para cristalizarse como una confiscación permanente.

En primer lugar porque están dolarizadas. Solo para el servicio de agua y cloacas de la zona metropolitana de Buenos Aires, se espera una suba de 209 %.

Pero el gas y las luz contemplan, además, una suba del cargo fijo que se mantendrá y se debe pagar independientemente del consumo, lo que implica un sablazo desproporcionado. En el caso del gas, las subas para este concepto, la mayoría de los analistas las ubican de hasta el 1.000 % y en el caso de la luz, por ejemplo, Página/12 (20/04) estima que un usuario residencial que pasa los 600 KW pagará solo de cargo fijo 30.000 pesos. Esto estuvo pensado, en un principio, para que las empresas pudieran cubrir sus gastos operativos durante todo el año, pero ahora lo ven como un resguardo frente a la caída del consumo de energía que se pronostica debido a estos mismos tarifazos y a la recesión. Como les parecía poco, la distribución del gas y la luz también se ajustará por un índice compuesto por el nivel de salarios, la inflación mayorista, la inflación minorista y el índice de precios de la construcción.

Por otro lado, como escena final de una película de terror, la Secretaría de Energía programó precios de gas más caros durante el invierno. Por lo tanto, entre mayo y septiembre, el valor subirá de US$2,85 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) a US$4,35 en promedio. A partir de octubre, cuando sube la temperatura, el costo bajará de nuevo a US$2,80 el millón de BTU. Esto corre para los usuarios de medios y altos ingresos que pagan sin subsidio y para los comercios. Por esto, a partir de mayo se espera, para estos casos, una suba adicional del 300 %. En los hogares de bajos ingresos se mantienen los subsidios, y en los intermedios se asigna un techo de consumo a precio subsidiado y pagarán el precio pleno por los consumos que excedan ese límite. En el caso de la luz, los usuarios que consuman más de 400 Kw pagarán el cargo variable sin subsidios, sin importar su nivel de ingresos.

Este mes ya hay usuarios residenciales que recibieron la cuenta de la luz con un 300 % de aumento, y de entre 250 y 450 por ciento del gas, pero entre industrias, comercios, clubes de barrio, entidades de bien público y hasta municipios, los aumentos son mayores. Página/12 relevó panaderías que, con igual o menor nivel de consumo, tuvieron aumentos de la boleta de la luz del 450 %. Un ejemplo, en la localidad de San Martín, un comercio pasó de pagar 403 mil pesos en enero a más de 1,7 millones en abril.

En el caso de un comedor popular, en Morón, pasó de pagar 30.000 pesos a pagar 300.000 en abril, diez veces más. Las entidades de bien público, como comedores, clubes de barrio, centros culturales o cooperativas, están a la cabeza de los sectores que más están padeciendo los aumentos porque el Gobierno les quitó la tarifa diferencial.

En los municipios pasa lo mismo. Se relevó un distrito que pagaba 5 millones y ahora debió pagar 14 millones. Por esto se nota que en muchos municipios se apagan las luces del alumbrado público para ahorrar. Un viaje a la edad media.

Clarín (17/04) estima que la factura de gas subiría en mayo un 1.000 % en panaderías y restaurantes.

También se eliminó un subsidio que favorecía a las MiPymes (micro, pequeñas y medianas empresas), con lo cual los comercios como panaderías, restaurantes, pizzerías y miles de otras compañías tendrán una doble recarga en sus tarifas. Estos aumentos se trasladan a los precios, mientras los trabajadores tenemos salarios virtualmente congelados.

Para los representantes del sector, estos tarifazos son peores que los que aplicó Macri en el 2016 y que le valió la caída en picada de su “imagen positiva”. En aquel entonces, la Corte Suprema lo obligó a retrotraer los aumentos mediante el fallo CEPIS, que dispuso un criterio de "gradualidad" para aplicar subas de tarifas.

Uno de los principales miedos de las empresas de energía es que la Corte actúe de manera similar frente a estos aumentos, ya que no guardan ninguna proporción frente al techo del 4 % puesto a las paritarias para abril y frente a las caída del consumo, por lo que los jueces podrían considerarlos carentes de “razonabilidad”.

El informe de la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) plantea que la caída de las ventas en el sector fue de un 28 % en enero con respecto al mismo mes del año anterior, de un 25 % en febrero y de un 12 % en marzo. En algunos sectores, la caída es peor, incluso en productos que se suponen tendrían que tener una demanda inelástica, por ser de primera necesidad. El pan y los medicamentos cayeron un 40 % con respecto al año pasado, y alimentos y bebidas, un 33 %.

En las audiencias públicas que se realizaron por normativa previo a esta aplicación tarifaría, las empresas nunca blanquearon el costo real de producción, transporte y distribución. Pretenden una renta adicional obtenida de una internacionalización del precio, o aún peor. Según la CEEN (Central de Entidades Empresarias Nacionales), el precio del gas en Argentina es mayor que el de Europa, que ni siquiera cuenta con el recurso y carga en la mochila con una guerra contra uno de sus principales proveedores de gas natural, Rusia.

La caída del consumo conjugada a la explosión de los tarifazos pinta un panorama de cierres masivos, pero los empresarios siguen apoyando al gobierno, embelesados por los cantos de sirena de la reforma laboral.

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