Escribe Emiliano Monge
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El 8 de mayo de 1945, el día de la victoria aliada en Europa, las fuerzas de ocupación francesas bombardearon la ciudad argelina de Sétif y sus alrededores, causando más de 15.000 víctimas mortales. Argelia se encontraba bajo ocupación colonial por parte de Francia desde 1830. La represión comenzó cuando un joven de 20 años se negó a bajar su bandera en la manifestación que pedía la liberación de los presos políticos. El por entonces periódico trotskista Ohé Partisans comparaba la masacre de Sétif con la de Oradour-sur-Glane, el pueblo francés al norte de Limoges donde la división blindada alemana Das Reich asesinó a 642 personas -casi toda la población-, en 1944, en su camino a Normandía. La comparación que se convirtió en un lugar común durante los años siguientes.
La represión en Argelia fue obra de la legión extranjera y la dirección colonial, a través de una provocación a la protesta pacífica que trataba de poner los reclamos de la clase obrera y la población: “Liberen a Messali”, “Independencia de Argelia”, llevada adelante por luchadores argelinos. Inmediatamente el gobierno declaró la ley marcial y comenzó a reprimir barrio por barrio, casa por casa. Declaró “prohibido a la población de salir de sus casas si no tienen un brazalete especial que indiquen que están trabajando o viajando al trabajo. Todo musulmán que es visto sin brazalete es asesinado sin ninguna advertencia”.
La represión fue acompañada de bombardeos por parte de la marina y la aviación. El 9 de mayo de 1945, con orden del Subprefecto Butterlin, el ejército dirigido por el General Duval interviene en Sétif, con las tropas coloniales. La Marina por su parte, bombardea las costas de Kherrata, la localidad del borde de mar como Achas, los Acantilados, y Mansouria. Las muertes llegaron a más de 20.000. Las tropas que habían enfrentado a los nazis utilizaban sus mismos métodos contra los trabajadores de las colonias. Aquellos usados por Churchill en Atenas o los bombardeos sobre las poblaciones obreras en Desde.
La represión se desató cuando la posición de Messali Hadj de “Independencia y Asamblea Constituyente Soberana para Argelia” se impone al frente de los “Amis du Manifeste pour la Liberté”, del que participaba el Partido del Pueblo Argelino, y que posteriormente va a conformar el Frente de Liberación Argelino.
Los trotskistas franceses critican también que, en Guelma, la persecución racista estuvo dirigida por elementos de la “Francia Combatiente y también por el Partido Comunista local”. En Guelma, un pequeño pueblo entre Constantine y Bône (Annaba), un manifestante fue asesinado. No hubo víctimas entre la población francesa. Sin embargo, el 9 y 10 de mayo, 12 franceses fueron asesinados. A finales de mes, habían muerto entre 1.500 y 2.000 musulmanes, la mayoría de ellos en manos de la población civil. “Sentimos una gran vergüenza pensando en lo que pasó, nosotros que hemos luchado durante cuatro años contra la opresión. ¡No! Camaradas argelinos, nosotros no queremos ser cómplices del gobierno burgués y sus asesinos”.
Los trotskistas establecen una solidaridad temprana con la lucha anticolonialista, mientras que el resto de la izquierda mantiene la unión sagrada. Van a estar a la cabeza de las movilizaciones y de la lucha por la liberación de los presos. Uno de los ejes de Ohé Partisans era la denuncia de la ocupación francesa en África e Indochina. “¡Viva la liberación del pueblo Indochino de todos sus opresores! Para nosotros, trabajadores franceses, la manera más inmediata de ayudar a nuestros hermanos de indochina, es abatir en primer lugar a nuestro propio capitalismo”. Mientras tanto, el PCF decía que apoyar estos movimientos era hacerle un favor al fascismo.
El apoyo a la liberación siria también nutría las páginas del periódico: “el pueblo sirio ha tomado las metralletas inglesas y tienen mucha razón. Cuando los hipócritas que, en la búsqueda de pretextos para sostener la burguesía francesa insinúa que se trata de un asunto puramente anglo-francés” (Ohé Partisans, 1945, n°3, p. 4).
Se denuncia la ocupación aliada del norte de África, bajo la excusa de que “los pueblos de áfrica del norte no han conocido jamás los beneficios de la colonización”. Denuncia que, por el contrario, la riqueza de Europa se basa en la sangre de los pueblos coloniales (antes que Sartre y Fanon). “Después de la guerra, una hambruna espantosa ha aumentado terriblemente la mortalidad. En Argelia, dos tercos de los niños mueren antes de los dos años. En algunas regiones, los argelinos viven con sólo 120 gramos de granos por día” (N°4, p.1).
Ohé explica que los partidos obreros franceses (que en ese momento formaban un gobierno de coalición nacional), debido a su apoyo al gobierno colonialista francés, han perdido una oportunidad inmejorable para unirse a los partidos nacionalistas argelinos y avanzar en la lucha por la independencia nacional y el socialismo, por ejemplo, con el Partido del Pueblo Argelino de Messali Hadj. “Es evidente que los grandes colonos no podrían haber explotado tanto tiempo al pueblo argelino si no hubiera sido sostenido por las bayonetas del gobierno ‘democrático’ del que participan el P.S. y el P.C.” (ídem). En cambio, los trotskistas, perseguidos por los nazis, los estalinistas y el imperialismo aliado, desarrollaron la más amplia solidaridad con la lucha antiimperialista y anticolonialista, y levantaban la consigna de Gobierno Obrero y Campesino. Un ejemplo de internacionalismo proletario y de lucha por el poder.