Escribe Julio Gudiño
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Ayer se llevaron adelante dos audiencias en la sede Callao de la Secretaría de Trabajo entre el SUTNA y las patronales del Neumático, y entre el SUTNA y FATE. La segunda audiencia fue acompañada por una nutrida movilización de obreros de FATE, Pirelli y Bridgestone que debieron enfrentar la represión policial encomendada por Milei-Bullrich. El propósito era impedir que las columnas del SUTNA llegaran a la sede de la Secretaría de Trabajo. Los obreros del Neumático fueron acompañados por organizaciones sociales, algunas delegaciones sindicales referenciadas en partidos del FITU, y por Política Obrera. El gran ausente fue la CGT; Pablo Moyano de Camioneros había ofrecido una solidaridad mediática.
En la audiencia del turno mañana por la negociación salarial, la patronal de Pirelli ofreció un 5% de aumento para mayo. Esta “propuesta” coloca al trabajador del Neumático que recién empieza (sin antigüedad y categoría) en la línea de la pobreza de 830 mil pesos. Por otro lado transforma a la negociación en una paritaria sin fin, todos los meses. Por su parte, el SUTNA rechazó lo que calificó la “propuesta en minoría” de Pirelli, que no acompañaron las otras patronales.
La audiencia realizada por la tarde abordó un punto central: la defensa de todos los puestos de trabajo. El dueño de FATE y Aluar, Madanes Quintanilla había convocado a toda la burguesía argentina a “pasar a la ofensiva”, en una entrevista radial. En esa línea, ratificó el centenar de despidos sujetos a conciliación obligatoria. El SUTNA, por su parte, rechazó los despidos y reclamó la reincorporación de todos trabajadores. El gobierno extendió la conciliación obligatoria por cinco días hábiles. En FATE han tenido lugar algunos ‘retiros voluntarios’.
La paritaria del SUTNA es un espejo de la de la rama siderúrgica de la UOM, que se arrastra desde noviembre pasado. En otro aspecto difiere de la de los metalúrgicos en cuanto a que, por ejemplo Acindar no despide al personal de planta pero lo suspende, con salario reducido en forma reiterada, mientras las tercerizadas sí proceden a cesantear.
El despido masivo y el fomento de la desocupación es un arma política de las patronales, destinada a crear una vulnerabilidad en la clase obrera y una ‘limpieza’ de activistas. Requiere una respuesta política, lo que quiere decir, para empezar, que debe ser de conjunto. Para ello es necesario un programa unificador, que en la historia obrera y socialista ha sido “la escala de las horas de trabajo”, o sea el reparto de esas horas entre todo el colectivo obrero, sin que ello afecte al salario, lo que también significa que este debe acompañar a la inflación. Son reivindicaciones defensivas, porque el obrero renuncia provisoriamente a la lucha por la reducción permanente de las horas de trabajo, incluidas las que son incentivadas por premios y castigos; y renuncia provisoriamente a mejorar los salarios en términos reales, o sea a un progreso social.
Si unimos a los trabajadores detrás de estos objetivos defensivos, abrimos el camino a una unidad de acción de la clase obrera.