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Lenin decía que la conciencia socialista viene de afuera. Y no hay peor falsificación de esto que el uso que le da la izquierda para justificar su incapacidad frente a los procesos revolucionarios en curso.
De 1902 cuando Lenin escribió el Que Hacer a hoy, hay una historia de conciencia, experiencia y método que ha recorrido a la clase obrera, de derrotas y victorias forjada indisolublemente con la lucha por construir su propia organización.
Es inimaginable que una obrera y sus compañeros admitan que se pueda parir en una fábrica y continuar trabajando como las textiles inglesas o la presencia de niños en la línea de producción de grandes industrias (esto no niega la descomposición del régimen y su barbarie).
Tan inadmisible es, que la reforma laboral en todo el planeta encuentra resistencia por parte de los trabajadores. En todo el mundo, frente a la agudización de la crisis los trabajadores y trabajadoras sacan a relucir su mejores métodos y conclusiones.
Las mujeres que intervienen en las rebeliones en curso están en esa.
Se organizan, toman la acción directa, dicen el Estado es responsable o dicen Asamblea Constituyente luchando palmo a palmo con sus compañeros.
¿Dónde quedó la experiencia de las piqueteras argentinas?
Salvo que la experiencia muera con cada generación, la sola idea de que como clase nada hemos aprendido es cuanto menos liquidacionista.
Las mujeres no parten de cero a intervenir en la historia, es claro.
Pero a la izquierda le encanta hacerse la tonta con esa experiencia y acusar a las masas de no ser permeables a esa conciencia socialista que le pretenden inocular. Entonces así justifican su autoconstrucción indefinida y sin norte que rebota en privilegios y burocracias marginales. Llamando a su incapacidad, espontaneidad.
Finalmente estás corrientes asisten impávidas a la realidad deambulando entre el sectarismo y la total adaptación frente, incapaces de caracterizar e inventando bloqueos como el avance de la derecha, la bolsonarizacion de las masas, el peronismo gobernante fortalecido electoralmente o el feminismo dirección del movimiento de mujeres.
Para construir un partido de la clase obrera es necesario desarrollar la conciencia socialista. Que no es estática ni un recetario. Y menos aún la expresión de su propio aparato. Es la capacidad de intervenir en las miles de contradicciones que se van a presentar en la lucha de clases para defender consecuentemente los intereses de su clase.
Partir de la idea de que el movimiento de mujeres está infectado por el feminismo como algo que debe curarse para dar paso a la confrontación entre clases es falso, antidialéctico, liquidacionista y tiene por único objetivo justificar la propia incomprensión.
Al interior del movimiento de mujeres operan decenas de tendencias. Ahora bien. ¿Qué tendencias se destacan al interior del movimiento de mujeres en un cuadro de rebeliones populares como la que hemos caracterizado?
¿Se destaca el plurinacionalismo que le ha entregado el gobierno a la derecha en Bolivia? ¿Se destaca el lenguaje inclusivo? ¿O se destaca una tendencia de enfrentamiento con el Estado?
¿Cómo es que hay rebeliones populares dónde las mujeres que hablan de patriarcado de encuentran al frente con el resto de su clase?
Sin lugar a dudas patriarcado no es sinónimo de capitalismo y no hay posibilidad de que caiga está "segregación ideológica" sin que caiga el régimen. Este no es el debate.
El problema es como intervenimos cuando las compañeras se plantean que caiga Piñera. En definitiva, como intervenimos frente a una clara tendencia de confrontación con el Estado en todo el planeta.
El método de la revolución se construye en una relación profunda con la situación política, pero sobre todo con la conciencia y la voluntad de las masas. Somos el partido que pretende organizar a la vanguardia, pero la lucha por la emancipación no es menester únicamente de ésta.
Es absolutamente cierto que la consigna del Estado es responsable fue utilizada por el Kirchnerismo para usar a las mujeres contra Macri es su versión de Estado ausente. Pero no por eso bajamos la consigna, sino que las mujeres encontraron en ella una veta que las enfrento profundamente al gobierno.
Ahora que son parte del gobierno las que agitaban el Estado ausente y las mujeres siguen agitando el Estado es responsable aún sin haber agotado sus expectativas, se ha abierto sin lugar a dudas un escenario que traerá confrontaciones enormes.
Más que nunca el Estado es responsable.
¿Tienen el feminismo y la plurinacionalidad rasgos progresivos? No.
En primer lugar, porque han fracasado y están en plan de autoconstruirse mamando de la teta del gobierno cuando el conjunto de las trabajadoras da muestras de estar decididos a ponerse de punta contra el Estado.
En segundo lugar, porque el reformismo en cualquiera de sus variantes y sobre todo el feminismo están condenados a su liquidación por las condiciones objetivas de la crisis, por la bancarrota capitalista, no hay lugar para ninguna reforma democrática. Sin embargo, su programa sigue teniendo puntos en común con miles de trabajadoras.
En la medida en que se desarrolle la crisis, su política oscilante, que va desde reclamar el aborto en el hospital a alinearse a reclamar un plan de pago al FMI, no tendrán cabida.
En esta etapa de la crisis solo una intervención que explote estás contradicciones en cada resquicio va a ir separando a las trabajadoras de la burocracia feminista.
Una política de capitulación ante el feminismo no solo implica adaptarse incorporando la "e" sino también sembrar expectativas reformistas entre las masas y no hay nada más parecido a eso que decirles que puede haber un capitalismo feminista. Nos estaríamos pegando un tiro en el pie.
Dialogar partiendo de esta caracterización y las tareas de esta etapa y no de otra no implica llevar acciones comunes que no impliquen la posibilidad de una veta de intervención de clase.
Para ganar a las mujeres a la lucha contra el régimen no puede partir de decirles que el FMI= feminismo. Este es un planteo confusionista que solo tiene objetivo destacar la pureza de nuestra intervención, aunque eso implique bloquear el debate con el movimiento en general. En esto también hay un objetivo de aparato y de autoconstrucción.
Este paño dinámico es sobre el que intervenimos.
Y en ese paño no hemos tenido reparos en ser tajantes en nuestra delimitación, sin mezclar banderas ni programas. Pero como receta no sirve.
Tiene que tener un desarrollo en la práctica.
No hay un solo ejemplo sobre la actuación de la Tendencia del Partido Obrero y el Plenario de Trabajadoras Tendencia que demuestre que hayamos mezclado bandera y programa.
Rechazamos las consignas y tretas ajenas al movimiento de mujeres. Cuando nos quisieron dar paridad en lugar de aborto o Ley Micaela en lugar de ponerle fin a los femicidios, lo denunciamos. No las rechazamos con el objetivo de delimitarnos. Las rechazamos porque pedíamos pan y nos daban hueso.
También rechazamos las rencillas de aparato cuando la izquierda y el plurinacionalismo quisieron hacerle creer al movimiento de mujeres que estaban salvando el Encuentro Nacional de la burocracia peronista y del PCR cuando en realidad querían usar a las mujeres y al encuentro de vidriera electoral.
Menos aún tuvimos reparos en no firmar el documento de la última jornada del 8 de marzo que la izquierda elaboró activamente y firmó en la clandestinidad de espaldas a todas las mujeres.
Pero por sobre todas las cosas no hay en el Plenario de Trabajadoras Tendencia ni un solo ejemplo de extorsión al movimiento de mujeres.
¿O acaso le habríamos dicho a las mujeres que para decir “Fuera Macri” había que decir “Fernández tampoco”? ¿Por qué les diríamos que para luchar por su emancipación deben romper con un feminismo que encima no las agrupa? Sino que apenas las influencia.
¡El Fuera Macri, el “patriarcal” Macri, el “machirulo” Macri partía de la conclusión de que la agenda de las mujeres era incompatible con el gobierno!
Si sigue este gobierno nos morimos. Tajante.
¡Menuda conclusión! ¡Y menuda perspectiva se hubiera abierto para las mujeres y la clase obrera intervinieran si esto se hubiera desarrollado!
Las extorsiones nos llevan a la marginalidad y a la derrota de nuestra clase. Recordemos al PC alemán reclamándole a las masas que rompan con la socialdemocracia para así poder enfrentar el fascismo.
Para construir una organización socialista de la mujer trabajadora que fortalezca al interior de la mujer en general un polo clasista solo se puede hacer dialogando pedagógicamente con las trabajadoras partiendo de sus virtudes, experiencias y conclusiones. Jamás de un sectarismo ramplón.
Ahora las mujeres tienen la tarea del enfrentar al Estado que debe garantizar la cuarentena para salvaguardar la vida de la población.
Un Estado que debe garantizar la comida, el trabajo, la ILE, la atención ginecológica y la defensa de las mujeres frente a un femicida en medio de una pandemia. Este es nuestro y su programa.
¿Vamos a armar las comisiones de mujeres para organizar la lucha por todo esto o vamos a discutir que primero tienen que entender que el patriarcado es "una entidad superestructural"? Comisiones que incluso integren elementos de la burocracia feminista.
¿Vamos a armar las brigadas de autodefensa en las barriadas o vamos a discutir con las compañeras que el feminismo es malo?
¿En el barrio la defensa de los derechos de las mujeres puede ser llevada adelante por el feminismo clerical comprometido con las iglesias que las instruye en no denunciar cuando el cóctel de hambre, violencia y miseria sea insostenible? Es decir, en lo inmediato.
Por supuesto que no.
¿Vamos a separar a las mujeres de las barriadas de estos elementos discutiendo “patriarcado”? ¿O discutiendo que está mal ir a la Iglesia? Ridiculo.
¡Tan ridículo como plantear que el aborto es una reivindicación que no nos hace menos oprimidas!
El aborto ni ninguna conquista o reivindicación de la clase obrera nos hace menos oprimidos per se. Eso sería entender la lucha de clase como un proceso lineal y la lucha por la revolución socialista como un proceso en etapas.
Este planteo implica abandonar la lucha y prender fuego el programa de transición.
Debemos ir a fondo por la conquista del aborto porque abre un curso de confrontación absoluto contra el Estado. Desde la defensa de la autodeterminación de las mujeres sobre su cuerpo al cuestionamiento total de condiciones materiales que el Estado no podrá garantizar para ejercer esa autodeterminación.
Un femicidio cada 32 hs no es la política de un gobierno feminista. Dejar morir mujeres por aborto clandestino no es la política de las feministas que tienden redes de socorristas. Menos aún puede ser feminista un régimen que habiendo prácticamente igualado legalmente los derechos de hombres y mujeres no puede garantizar el ejercicio de estos. ¡Cómo le haríamos semejante concesión! Esta es una posición infantil. Explicarlo así solo liquida y confunde el debate con las mujeres.
Las conclusiones caerán por su propio peso y por nuestra intervención consecuente concentrada en las reivindicaciones obreras, en favor de conclusiones clasistas.
Hoy frente a un remedo de feminismo que no puede apoyarse en ningún gobierno ni Estado quebrado para prosperar nuestra tarea por delante son las revoluciones que debemos organizar.
Elijamos nuestra táctica sobre la realidad. Delimitarse no puede ser un fin en sí mismo.
Nuestra estrategia es deliberar, apoyar e impulsar toda acción que pueda encontrar una vía revolucionaria. Esas son las tendencias que nos interesan. Hoy más que nunca. Este camino dejará claro quién es quién acercando a la vanguardia a las filas de nuestra organización.