Fútbol: la disputa entre dos camarillas privatizadoras

Escribe Juan Arrecegor

A propósito de los rumores de la eliminación de los descensos y la modificación de campeonato.

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Mientras restan más de 15 fechas para definir el campeón de la Liga Profesional, en la AFA empezó a circular un prototipo de campeonato para el próximo año que incluye la supresión de los descensos de este año como su punto más polémico. Algunos medios adjudican su autoría a la dirigencia de los clubes complicados en promedios y puntos; otros, al dúo Tapia-Toviggno. El tema se ha convertido en prenda de negociación para cerrar filas contra el gobierno y las sociedades anónimas.

El boceto que circula propone un campeonato de 30 equipos, es decir contempla los dos ascensos de la B nacional pero elimina los dos descensos de primera manteniendo el número actual de 28 clubes más los 2 ascendidos, divididos en 2 zonas de 15 equipos con una fecha de clásicos y una o más fechas interzonales, cuartos de final con los primeros 4 equipos de cada zona y un repechaje con los siguientes 4 de estas, esta última etapa de *play off *tiene una opción alternativa donde directamente lo jugarían los 16 equipos desde los octavos de final. La modalidad sería semestral, volviendo al formato símil Apertura y Clausura y tendría una gran final entre los ganadores de ambos. A partir del año que viene se retomarían los 2 descensos, por promedios y tabla anual.

Este modelo tiene como beneficiarios a los clubes que están peleando el descenso, pero también a las empresas de televisación: más partidos, más instancias de eliminación directa (y posibles penales) y tres finales anuales. Mayor televisación es mayor dinero en publicidad para repartir entre clubes. En la misma línea van las casas de apuestas. En lo deportivo, este tipo de competencias que obligan a calendarios ajustados y superposición con otros torneos, benefician a los planteles con mayor presupuesto, que cuentan con equipos alternativos de nivel e instalaciones de regeneración muscular y física de última generación.

Está discusión por el rediseño del campeonato tiene lugar en el marco del conflicto de AFA con el gobierno por la incorporación de capitales privados a las dirigencias de las instituciones. Tapia pretende abroquelar a los dirigentes contra el desembarco de las sociedades anónimas y la venta de los clubes al mejor postor, defendiendo su propio esquema de negocios.

La AFA tiene por delante una asamblea general en octubre, y previamente, reuniones del comité ejecutivo. Será en estás instancias donde se firmen los acuerdos entre la AFA y los dirigentes. La oposición referenciada atrás de Juan Sebastián Verón (Estudiantes de La Plata) y Andrés Fassi (Talleres de Córdoba), defensores de los inversionistas, no se ha pronunciado al respecto, pero carecen de herramientas para contraatacar en minoría está maniobra.

El proyecto oficialista pretende imponer las SAD en los estatutos de la AFA. El apoyo del congreso a esta iniciativa del gobierno ha chocado con las burocracias que dirigen los clubes y se relacionan con los sindicatos y gobiernos provinciales. La AFA le da una porción de las ganancias de la copa Argentina a las provincias, alquilando estadios, contratando operativos de seguridad a las policías locales, aparte de otros ingresos indirectos. La eliminación del descenso, además, beneficia de forma directa, entre otros, a Central Córdoba (Santiago del Estero) y San Martín de San Juan con el ingreso directo a la máxima categoría.

Quienes no tienen voz en esta disputa son, por un lado, los socios, que no participan de las discusiones sobre qué posición tomarán sus dirigentes de cara a la asamblea general de octubre. Y, por otro lado, los jugadores, que son quienes efectivamente llevarán adelante la modalidad de competencia con ritmos altísimos. Mientras ellos se disputan las ganancias del fútbol, nosotros debemos abrir instancias de discusión para recuperar el deporte y la condición social de nuestros clubes.

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