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El veto presidencial a la ley jubilatoria escala la guerra de Milei contra la clase obrera: esa ley ni siquiera roza la recuperación del poder adquisitivo de los haberes que ha sido desvalorizado en más del 50 % desde 2017.
El veto de Milei no tiene nada que ver con las cuentas fiscales cuando se observan los enormes subsidios otorgados a la clase capitalista, desde la disminución del impuesto a los bienes personales, los “gastos tributarios” que subsidian a las grandes corporaciones (por 350 mil millones de pesos por año) o el remate de miles de millones de dólares para bajar el tipo de cambio.
Milei fue clarísimo cuando le dijo a los industriales que quiere destruir el sistema jubilatorio para “llenar los bolsillos de ustedes”. Mientras hambrea a los jubilados, la Bolsa y la deuda en dólares han subido un ciento por ciento.
El veto es para defender los gastos en armamentismo, como los obsoletos F 16 comprados a Dinamarca o los ejercicios con el Pentágono en el Atlántico sur y, hace un par de semanas, en Chile, o la entrega de Fabricaciones Militares a una empresa del Pentágono para asistir a la OTAN y al estado sionista en la masacre contra el pueblo palestino.
Es un veto clasista; es un veto para reafirmar que el ajuste financiero lo pagará la clase obrera, las personas discapacitadas, los medicamentos del PAMI, la educación estatal y las prestaciones de salud.
Es un veto para alinear a Argentina con la OTAN en la guerra imperialista mundial.
La lucha contra este veto es estratégica para la clase obrera. Es una lucha contra la militarización de las concentraciones fabriles en la cuenca del Paraná, en la Patagonia y en la Panamericana.
Es una lucha por la defensa del derecho de huelga, contra un gobierno que destruye todas las actividades esenciales, pero enseguida las invoca sin la menor vergüenza, contra la herramienta fundamental de los trabajadores para enfrentar la explotación sin límites de los capitalistas.
La hostilidad de la burocracia sindical hacia la lucha contra el veto es también una decisión estratégica. Es una defensa política a muerte del régimen de miseria social que las patronales, nacionales y extranjeras, han impuesto en Argentina. Es una colaboración con el Gobierno para que consiga impedir que se reúnan los dos tercios de los votos para derogar el veto.
Mientras el pueblo reclama el rechazo del veto, Cristina Kirchner tiene otras prioridades: arribar a un acuerdo con el gobierno de los DNU y los vetos para ampliar la Corte Suprema y llenar de gente de su palo dos centenares de vacantes en el Poder Judicial.
Por todo esto, llamamos a movilizarnos el miércoles 11 a la Plaza del Congreso y a los centros políticos de todas las provincias. Es solamente una batalla, pero es a través de batallas cada vez mayores que impondremos las reivindicaciones de los trabajadores contra este gobierno del capital financiero y del fascismo internacional.
Abajo el gobierno de los hambreadores, de los militaristas, de la destrucción de las libertades y de la guerra internacional.