Escribe Valentina Viglieca
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Una familia porteña de cuatro integrantes necesitó 966.228 pesos y una casa para no ser pobre en agosto de 2024. Un millón de pesos y un techo, en una ciudad donde un departamento con tres dormitorios no baja de los 650 mil pesos. Las cifras son parte del informe del Instituto de Estadística y Censo del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La misma publicación dice que una familia tipo necesitó 536 mil (y un hogar) para no ser indigente y 1 millón y medio para ser de clase media.
Buenos Aires es “la ciudad más rica del país”, pero según midió el mismo organismo para el último trimestre de 2023 casi un millón de porteños era pobre. Desde entonces aumentaron el transporte, los servicios de luz, gas y agua, los remedios, los alimentos y los alquileres. Los que no aumentaron a la par fueron los salarios, las jubilaciones, ni mucho menos los planes sociales. Según el Indice de Precios al Consumidor de Buenos Aires, en los primeros ocho meses se registró una inflación del 106,8%: nadie debería sorprenderse del salto de la pobreza en la Ciudad que se registrará en el último trimestre en relación al mismo periodo de 2023.
El otro dato que arroja la estadística oficial es que una familia tipo debió tener ingresos entre 1,5 y 4,8 millones para ser considerado de “clase media”. Esta expresión involucra en su mayoría a familias trabajadoras que viven en la Ciudad. La porción que ingresa en ese rango ha quedado reducida a su mínima expresión. Los trabajadores porteños hace años que vienen siendo expulsados al otro lado de la General Paz por el alto precio de la vivienda, cuando no se resignan a amucharse en un puñado de metros cuadrados, recortan las actividades extracurriculares de los y las hijas, achican el plan de la prepaga, etcétera.
Un docente porteño no llega a ser de “clase media”, los trabajadores del sistema de salud no médicos, menos. Entre los y las trabajadoras municipales, es cada vez más frecuente que habiten en el conurbano: sus ingresos están por debajo de la línea de indigencia –536 mil pesos más el costo del alquiler y las expensas.
Cada vez más familias enteras viven en la calle, bajo el asedio permanente de la Policía de la Ciudad y las patotas paraoficiales del gobierno porteño.
La situación de los y las jubiladas es aún más critica. Una pareja de dos adultos mayores necesitó más de 270 mil pesos para superar la línea de indigencia y más de 480 mil pesos para alcanzar el status de pobres. Entre ambas cifras se ubica actualmente el monto de la jubilación mínima. Estas mediciones, por otra parte, se realizaron antes del recorte del subsidio a los medicamentos por parte del PAMI, además de los aumentos y tarifazos antes mencionados. No hay jubilados con la mínima capaces de afrontar el gasto del alquiler sin ayuda de otros familiares.
La situación general de la clase obrera plantea la necesidad de luchar por romper con la connivencia de la burocracia sindical en la destrucción de los salarios y por terminar con los gobiernos de Milei- Macri.
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