Escribe Ramiro Duré
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El 17 de Mayo se conmemoró el día en contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género. En esa fecha, hace 30 años, se eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la OMS.
Esto permitió avanzar en materia de derechos para la comunidad LGBTI alrededor del mundo, los cuales fueron conquistados por la organización y la lucha en las calles por parte de la comunidad, como en Argentina se refleja con la ley de identidad de género, el matrimonio igualitario y el cupo laboral travesti-trans en algunas localidades del país.
Sin embargo, la conquista de estas reivindicaciones representa un avance legal, el cual no debe ser confundido con el avance real de nuestras condiciones de vida. Si bien estas conquistas representan un progreso, la realidad es que no hay una efectiva implementación de las mismas y la lucha por garantizar esas conquistas sigue vigente. No se garantiza el acceso a los tratamientos de hormonas para las personas de la comunidad Trans, los cuales el Estado debería garantizar gratuitamente según se explicita en la ley de Identidad de género, sancionada hace 8 años. El faltante de hormonas que venimos denunciando desde fines del año pasado, se ha agudizado en el contexto de la pandemia. Frenar el tratamiento hormonal representa en muchos casos un cuadro de inmunodepresión, lo cual en el contexto de la pandemia implica pertenecer al grupo de riesgo de contagio del Covid-19, poniendo en juego la salud y la vida de la comunidad.
El cupo laboral Travesti-Trans es cajoneado por el congreso debido a la injerencia de las iglesias sobre el Estado y sus instituciones, en los lugares donde fue aprobado no se cumple o ni siquiera fue reglamentado, como en el caso de Santa Fe, donde se aprobó hace casi 7 meses y está totalmente paralizado. Lo mismo pasa con la implementación de la Educación Sexual Integral, la cual no se garantiza en todos los niveles educativos, y cuyo contenido en la mayoría de los casos no contemplan a la comunidad LGBTI, o lo hacen con una mirada patologizante en muchos casos, siendo la heterosexualidad lo "normal”.
La comunidad no está exenta de sufrir los despidos, las suspensiones, la desocupación y la miseria a la cual nos someten el Estado y los gobiernos. El sector de la comunidad más afectado por esto es el de las compañeras y compañeros trans, entre los cuales el 91% del no tiene un trabajo registrado y el 82% atribuye la discriminación para acceder a un trabajo formal debido a su orientación sexual y/o identidad de género, sometiendo así a las compañeras a ejercer la prostitución como único medio de vida, expuestas a los constantes ataques, a la violencia policial y los transfemicidios y travesticidios. La pandemia y la cuarentena las han dejado sin fuente de ingreso alguna. El resto de la comunidad queda relegada a la precarización laboral. La lucha por el cupo laboral Travesti-Trans para garantizar la inserción laboral en todo el país se torna fundamental.
En un contexto de crisis, ajuste contra toda la clase trabajadora y el recorte a la salud que se agrava por los acuerdos del gobierno con el FMI y los bonistas, que pone en juego la salud y la vida de toda la población, donde la represión y la violencia contra las personas LGBTI+ se agudiza, la lucha contra los ataques, la discriminación y los crímenes de odio está totalmente ligada a la lucha contra un régimen social que nos explota y somete a la barbarie.
En este marco es necesario denunciar la complicidad del Estado y desenvolver una organización del colectivo LGBTI+ de manera independiente del Estado, los partidos del régimen y el clero, para garantizar el cumplimiento de nuestros derechos ya arrancados y por la conquista de todas nuestras reivindicaciones. Para luchar contra la barbarie a la cual nos somete este régimen social, que ya no tiene nada progresivo para proponernos, y por la emancipación total de los explotados con un plan de lucha que contemple todas nuestras reivindicaciones.
Basta de travesticidios, transfemicidios y crímenes de odio hacia la comunidad LGBTI+.
Efectivo cumplimiento de la ley de Identidad de Género.
Regularización de los tratamientos hormonales.
Cupo laboral Travesti-Trans en todo el país.
Separación de las iglesias del Estado.
Implementación de una educación sexual integral laica y científica, que contemple a la diversidad sexual, en todos los niveles educativo