Escribe Brian Murphy
Quieren cerrar el año sin huelgas. Discutamos cómo reabrir la lucha desde las bases.
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El lunes 28 se llevó adelante una “mesa de diálogo” entre los cuatro sindicatos docentes (AGMER, AMET, SADOP y UDA) y el gobierno. La reunión contó con la presencia del propio gobernador Rogelio Frigerio, en lo que fue una puesta en escena para ensalzar desde ambas partes la “voluntad de diálogo”, con el único objetivo de seguir dilatando los plazos para llegar a fin de año. La preocupación del gobierno y la burocracia sindical es evitar que la docencia, que ha manifestado una enorme disposición a la lucha, vuelva a las calles antes que termine el 2024.
Esta política gremial le concedió a Frigerio el mes de octubre, que ha finalizado sin nuevas movilizaciones ni paros. Esto, cuando el gobierno viene de aplicar los “aumentos” miserables por decreto y fustigar a la docencia con amenazas de descuentos y todo tipo de ataques y descalificaciones. Luego de una masiva marcha provincial y un paro de 72 hs. a principios de mes, la directiva de AGMER puso en marcha el operativo de dilación al que ya nos tiene acostumbrados: primero estiró por más de dos semanas la convocatoria a asambleas y al congreso, luego operó para que el congreso resuelva un “emplazamiento” trucho al gobierno para ganar dos semanas más, y ahora se ha sentado en una "mesa de diálogo", sobre la cual el gobierno aclaró su carácter informal, es decir, que no se trata de una paritaria. La paritaria salarial aún no tiene fecha, mientras que anunciaron para la semana que viene, también sin fecha, una reunión paritaria de “condiciones laborales” y una “comisión técnica” para abordar la resolución 2771/24 que obliga a las declaraciones juradas de asistencia con el único objetivo de descontar los días de paro. Es decir, han logrado patear la discusión salarial –y las asambleas y la deliberación en las escuelas que conlleva- hasta mediados de noviembre, a días del cierre del calendario escolar. Reabrir la lucha por el salario dependerá de la reacción de las bases
El fantasma que quita el sueño al gobierno y a la burocracia sindical es la posibilidad de la reactivación de la enorme rebelión docente que recorrió el interior de la provincia este año, como reacción a la conciliación obligatoria, y que en los hechos superó como dirección política a la conducción de gremio, que la había acatado sin chistar. Precisamente, son aquellos métodos de acción directa que supimos poner en práctica los que hoy permitirían volver a colocar en discusión el salario.
Marcelo Pagani, el secretario general de la directiva provincial de AGMER, ha declarado a la prensa que solamente aspira a correr por detrás del índice de inflación, apelando incluso a un acuerdo hasta enero. Es decir, quiere evitar cualquier lucha hasta marzo, y mantener el salario donde está: entre la indigencia y la pobreza. Eso sí, propone una miseria salarial siempre actualizada por IPC.