Escriben Brian Murphy y Pablo Vallejo
La rebelión docente sigue en pie.
Tiempo de lectura: 4 minutos
El desarrollo de la creciente lucha docente en la provincia después del receso invernal no se ha cerrado. El gobierno de Frigerio intentó poner en caja a la docencia a través de una fraudulenta conciliación obligatoria que contó con la anuencia de la directiva de AGMER, quien la acató sin consulta a las bases y en el marco de la cual dejó correr los descuentos por paro. Sin embargo, la semana pasada la docencia volvió a votar en las escuelas y rechazó de manera contundente una “nueva” oferta patronal, que es tan miserable como todas las anteriores. El congreso provincial de AGMER realizado luego de las asambleas definió un plan de lucha de dos semanas, con paros de 48 horas este miércoles y jueves y 72 horas más para la semana que viene, con una nueva marcha provincial.
Luego de un impasse de un mes, producto de la conciliación, la rebelión docente de Entre Ríos sigue plenamente vigente. La mentada mesa de negociación entre el Gobierno y la directiva de AGMER resultó en un nuevo fracaso. Su objetivo era exclusivamente el de dilatar los tiempos e intentar aplacar el ánimo de la base docente, que sin embargo salió a las calles a repudiarla de inmediato, junto a las familias y los estudiantes. El Gobierno viene insistiendo con montos en negro y “propuestas” que dejan al salario inicial en la indigencia y a la mayoría del escalafón en la pobreza.
Luego del rechazo de la docencia, Frigerio encabezó una conferencia de prensa en la que anunció que otorgará su “oferta” por decreto, consistente en dos tramos de 3,275 % para “compensar” la pérdida del primer semestre frente a la inflación; porcentajes mensuales hasta diciembre “igual al IPC del mes inmediato anterior”, pero con base de cálculo en junio; una cláusula de garantía a cobrar en enero por la diferencia con el IPC resultante del segundo semestre y un monto en negro para compensar FONID y conectividad. La prueba palmaria de que todo lo anterior es una miseria es el anuncio que presentó con pompas sobre una “cláusula de garantía” para que el salario inicial docente sea “al menos de un 10 %, siempre, sobre la canasta básica de consumos”. Se refiere a la línea de indigencia, es decir, pretende que un docente trabaje solamente para cubrir el costo de las calorías que necesita su familia para mantenerse con vida y nada más. Una canallada.
La contundencia en el rechazo que se expuso en la última votación de la base docente y la voluntad de ir nuevamente a la huelga está poniendo de relieve también la fragmentación de la conducción sindical. En un pasaje de la conferencia de prensa, Frigerio sacó los trapos al sol con la directiva provincial. Dijo que en la instancia de la paritaria conciliada, Pagani, el Secretario General, había dicho que la propuesta luego rechazada por la base era “muy buena”. Efectivamente, Pagani había declarado a la prensa (afpdigital 17/9) que la propuesta “era lo que estábamos planteando” y que por eso se ponía a consideración de las bases. El reclamo del gobernador alcanzó un punto insólito cuando anunció que, a partir de ahora, los encuentros paritarios serían abiertos a la prensa para que todo el mundo sepa lo que se discute y evitar este tipo de entre dichos. Las declaraciones del gobernador suscitaron un comunicado de la directiva provincial, que los rechazó, es decir, salió a desdecirse.
Efectivamente, si la directiva colocó la propuesta a votación fue porque consideró que la podría hacer pasar. Pero la presión de las seccionales a los procesos de autoconvocatorias desarrollados, fundamentalmente en las localidades de la costa del río Uruguay, fue mayor y logró imponerse. En la votación anterior, todas las seccionales de los departamentos llevaron el rechazo al congreso. En esta última, sólo 4 de 17 departamentos llevaron el mandato de aceptar. Es decir, la voluntad de la directiva provincial no logró pasar. Esta incapacidad para alinear a las seccionales revela una crisis en desarrollo en la burocracia, que un sector que viene de la vieja conducción de la Rojo y Negro, otrora combativa, que se alineó a la histórica burocracia de Marcha Blanca (Celeste), intenta explotar para reposicionarse, sin éxito hasta el momento.
Desde comienzos de año se puso en marcha la mesa de la “región centro” que reúne a los gobernadores de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, que también cuenta con su división educativa, integrada por sus ministros. La primera tarea que asumió esta mesa fue la encomendada por sus patrones del capital agrario, que pusieron a trabajar a los gobernadores para tirar abajo el aumento del 2 % en las retenciones a las exportaciones. Por supuesto que ni se les ocurre tocar a esa rama del capital para financiar la educación. Frigerio sigue al pie de la letra los consejos de Pullaro: en la conferencia de prensa anunció que implementará un sistema de declaraciones juradas para que los docentes informen sobre su adhesión al paro, con el objetivo de cargar los descuentos correspondientes, que anunció para quienes se adhieran a las medidas de fuerza. Es un intento desesperado por desarticular la huelga en marcha, pero se olvida de que esta extorsión fue la que llevó este año a la primera gran movilización de la docencia entrerriana.
Frigerio pretende ir a fondo contra el salario mientras mide el pulso de la reacción docente para seguir el camino de la reforma jubilatoria que impuso de manera escandalosa su vecino provincial Pullaro. Son dos gobiernos alineados a la política de la motosierra nacional. Los docentes entrerrianos tenemos que vernos en el espejo de Santa Fe y sacar las conclusiones correspondientes, para desarrollar a fondo la huelga en marcha por el salario y evitar así un avance posterior contra nuestros derechos jubilatorios. Lo que se juega en esta huelga no es solamente un porcentaje salarial, se trata de evitar todos los ataques que sabemos que están en carpeta, esperando la oportunidad de su implementación.