Escribe Hermes Zitarrosa
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El sistema científico viene siendo uno de los principales focos de ataque del gobierno. El año arrancó con un fuerte recorte de becas doctorales y el congelamiento del ingreso a carrera de todos los concursados del año anterior. De las 1.300 becas de formación asignadas a jóvenes científicos, se han entregado menos de la mitad y con cuatro meses de demora. Los resultados de la convocatoria se tuvieron bajo llave durante más de dos meses y sólo los informaron cuando se tomó uno de los pisos del Polo Científico. Sucedió luego el recorte de becas posdoctorales y la desafectación de aquellos que terminaron su beca posdoctoral hasta que haya una resolución sobre su pase a planta, lo que afectó a más de 200 científicos con alto niveles de formación.
A esto hay que sumarles 130 despidos de trabajadores contratados, y la posibilidad de que esto se repita trimestralmente gracias al decreto 70/23. Se calcula que, entre jubilaciones y renuncias, se han reducido 1.000 puestos de trabajo.
Otro duro golpe ha sido la retención de los fondos de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación. Incluso aquellos que provenían de acuerdos suscriptos con organismos internacionales, como el BID. Al no utilizar estos fondos, el gobierno incurre en una falta con el organismo acreedor y debe pagar multas, sumándole al perjuicio de los investigadores un perjuicio a las arcas del Estado. Cuando salió a la luz este escándalo, renunciaron todo el directorio de la Agencia y también su presidenta, Alicia Caballero, entregó su renuncia y poco despupes, la siguió todo su directorio en abril, lo que implicó el congelamiento de los aumentos paritarios por varios meses para becarios e investigadores del organismo. Los últimos salarios sólo fueron abonados luego de una movilización y amenaza de ocupación del Polo Científico.
La junta interna de ATE CONICET denuncia, a partir de reuniones que mantuvieon con funcionarios del organismo, que no habrá nuevos pases a planta este año, en contraste con las promesas oficiales, sin fechas ni certezas. Hay por lo menos unos 850 ingresantes que ya concursaron y ganaron su puesto de investigador y que esperan que se formalice su alta; algunos incluso desde 2021-22.
La perspectiva para el principal organismo de ciencia del país es una reducción sustancial de sus trabajadores, su financiación por medio de fondos privados y un retroceso salarial que no alcance siquiera para la subsistencia, para el caso de este año ya acumula 35% de pérdida con respecto a la inflación.
Han empezado a circular relevamientos para averiguar qué servicios o bienes podrían ofrecer los investigadores de cada área, para establecer convenios con empresas y organismos externos, que se sumarían a los ya existentes. Una cuña para que sea el sector privado el que aproveche los recursos humanos de alto nivel y bajos salarios del CONICET. El gobierno liberticida los promueve abiertamente.
Con excepción de la ocupación del Polo Científico durante el verano pasado y la movilización de becarios agencia, los trabajadores de CONICET en su conjunto no se encuentran movilizados por el ataque del gobierno. Los jóvenes proyectan irse del país o un posible desenvolvimiento dentro del ámbito privado. Los más antiguos, investigadores de alto nivel, especulan con una recuperación con los años o, los más optimistas, con un recambio favorable en 2025 producto de las elecciones legislativas. Han convocado a movilizar al Polo científico y distintas actividades, pero sin una perspectiva de profundización de la lucha por las reivindicaciones del sector, sino más bien una táctica de desgaste de la figura del gobierno con resultados cuestionables.
Un panorama de estas características pone la iniciativa del lado del gobierno quien tiene rienda suelta para atacar a diestra y siniestra al gremio científico. Sin embargo, está abierta la posibilidad de un levantamiento de la ciencia. Particularmente siendo que los trabajadores del CONICET en gran parte tienen contacto con las universidades donde se está desarrollando un fuerte proceso deliberativo y de lucha. Al mismo tiempo, el trabajador del CONICET es del gremio estatal, donde también hay una fuerte deliberación por los despidos y cierres en todos los ministerios. Por otro lado, en CABA hay una incipiente organización independiente en torno del sindicato. Desde allí se propone primero una feria de ciencia el 15 de noviembre y luego una vigilia al Polo Científico el 10 de diciembre. Ambas actividades, aisladas en el tiempo y repetitivas con lo que se ha desarrollado durante el año.
Hay que tomar el ejemplo de las universidades y del hospital Bonaparte. Abramos un rumbo de deliberación y asambleas para iniciar una lucha definida contra el gobierno, en defensa del trabajo y la ciencia. Con cortes, coordinadoras, ferias públicas y ocupaciones.