El 12, a Plaza de Mayo

Escribe Federico Fernández

El Congreso y los Rectores buscan un compromiso con el gobierno enemigo de la educación pública

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El próximo martes se realizarán manifestaciones y actividades de lucha en todo el país. Fueron resueltas en la asamblea InterFacultades que tuvo lugar en Plaza de Mayo hace tres semanas. Enseguida fueron refrendadas en las asambleas reunidas en Buenos Aires y en distintas facultades y universidades del interior del país. Han sido apoyadas por las seccionales de docentes universitarios en Tucumán y CABA. Se trata de una convocatoria de los sectores que protagonizaron las tomas de facultades. Consistirá en una nueva movilización política del activismo y los autoconvocados que irrumpieron en la lucha universitaria ocupando cien Facultades. Las autoridades universitarias y las direcciones sindicales establecieron un plan alternativo, que consiste en un festival a fin de mes y en una concentración cuando se trate el gasto universitario en el Presupuesto 2025, si es que hubiera presupuesto. La información del momento es que Milei quiere prorrogar el presupuesto actual, que es una prórroga del de 2023. El DNU/70 le confiere superpoderes. Desde este enfoque estrecho, las burocracias del aparato universitario y de los sindicatos, hostiles a las tomas, han lanzado una campaña contra la convocatoria para el 12 a Plaza de Mayo.

La ocupación generalizada de establecimientos ha sido un intento de inaugurar una nueva etapa en la pelea contra el gobierno de Milei. Desarrolla el método de la autoconvocatoria como una manifiesta respuesta al acomodamiento de todo el ‘establishment’ parlamentario y sindical al gobierno antiobrero y liberticida de Milei. Es la expresión de una tendencia a la rebelión frente al masivo empobrecimiento de todas las clases populares y a los ataques a las libertades democráticas. Los Centros de Estudiantes y Federaciones Estudiantiles, acaparados por los aparatos de Franja Morada y el kirchnerismo (sean La Cámpora o Patria Grande) han hecho causa común con sus tutores políticos e ‘institucionales’ (aparatos). Las asambleas autoconvocadas reunieron en distintas localidades a sectores de trabajadores en lucha, jubilados y activistas en general. Los rectores, peronistas y radicales, vieron en las tomas una amenaza a sus propios privilegios. Utilizan a los centros de estudiantes y a los sindicatos docentes y no docentes como un punto de apoyo a sus reclamos, pero desertarán de ellos apenas alcancen un acuerdo de mínimos con el gobierno. El interés de los rectores es negociar sus cajas y lugares de poder. Los salarios docentes, no docentes y todas las condiciones de estudio son su moneda de cambio. Entre este bloque y el bloque de las tomas hay una diferencia de intereses, objetivos y métodos. La presión al parlamento en ocasión del tratamiento de alguna ley o proyecto es circunstancial; de lo que se trata es de poner en pie a la juventud estudiantil y trabajadora. Es la única forma, por otro lado, de prevalecer frente a la incapacidad del Congreso nacional

Las conducciones sindicales, que comenzaron el cuatrimestre con paros de 72 horas discontinuos, ´retomaron´ los paros aislados “con las facultades cerradas”, al servicio del desalojo de las tomas. Frente a las autoconvocatorias se han recostado en el “frente gremial”, una entelequia que pretende reunir para cada instancia el apoyo de los rectores y toda la burocracia sindical, incluida la enrolada en la CGT. Estas fuerzas, y la mayoría de las conducciones de los Centros de Estudiantes, no participarán de la movilización del 12 y convocan un “festival” a fines de noviembre y otra jornada de movilización al Congreso para diciembre. El kirchnerismo y la juventud radical pretenden darle un final a una lucha que jamás promovieron.

La movilización del 12 a Plaza de Mayo y a los centros del poder político en cada localidad es un impulso del activismo surgido al calor de las tomas. El reclamo por el Presupuesto 2025 debe incluir una actualización inmediata del salario docente y no docente, que sufrió una pérdida del 50 %, junto al rechazo de los recortes y autoajustes promovidos por las gestiones universitarias. El fin del cuatrimestre no cancela el conflicto ni la lucha social.

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