Festival Internacional de Poesía y Prosa del Atlántico Sur (FLIPPAS)

Un festival para la libertad de la palabra

Escribe Eugenia Cabral

Tiempo de lectura: 2 minutos

El 15, 16, 17 y 18 de noviembre se realizó en Mar de Ajó, San Bernardo y Nueva Atlantis el 2° Festival Internacional de Poesía y Prosa del Atlántico sur (FLIPPAS). Su organizadora es la poeta y performer Silvia Jayo, con la adhesión de seis pequeñas editoriales independientes y… la notable y casi total ausencia de apoyo del Estado. Es un festival necesariamente autoconvocado y autogestionado.

Durante los cuatro días, con sesiones de tarde y noche, desfilaron unos 70 escritores y escritoras, en su mayoría habitantes del partido de La Costa, pero también de Tucumán, Rosario, Entre Ríos, Córdoba, Tierra del Fuego, Ciudad de Buenos Aires y varios latinoamericanos (presenciales o en video). Se realizó una actividad para infancias en Villa Clelia, el barrio más obrero de Mar de Ajó. Se repartieron fragmentos de poemas impresos a transeúntes y se presentaron libros. Se dijeron poemas en el bosque y frente al mar. Leyeron jóvenes y adultos, inéditos y autores de larga trayectoria.

Lo más importante fue, sin duda, la multiplicidad de voces desplegadas en relatos y poemas. La identidad de género, el amor y el desencuentro de parejas, la familia, el desarraigo, la amistad, la vida urbana, la tecnología virtual, las preguntas sobre la palabra y el poema, la soledad, las diferentes discriminaciones sociales, el abuso sexual a niños y niñas, la violencia doméstica, la desaparición de Loan Peña, los despidos laborales, pero también la única mesa temática, en la cual se habló contra el genocidio en Gaza y la guerra imperialista.

La mesa fue abierta por Silvia Jayo y estuvo integrada por la activista musulmana Alejandra Maratea, la docente María Inés Meisegeier y por quien escribe estas líneas. Maratea explicó punto por punto la definición de genocidio adoptada por la ONU, llegando a la conclusión ineludible de que la acción del Estado sionista de Israel sobre la población palestina, que ahora se extiende a otros países, es un genocidio, no una guerra y que, por tanto, debe ser denunciada así; luego, leyó un poema de una gazatí asesinada. Por su parte, Meisegeier habló de la relación de este conflicto con la guerra mundial en ciernes, tomando en cuenta el curso de la guerra entre Ucrania y Rusia, las posiciones de los países de Medio Oriente, el papel de China y todo ello bajo la presión de la OTAN y Estados Unidos. Por mi parte, relacioné el desamparo de quienes en las grandes ciudades de Argentina viven “en situación de calle” con el genocidio y la limpieza étnica, dado que no existe opresión y explotación de clase que no vayan acompañadas de alguna forma de discriminación racial y viceversa. Puse como ejemplo histórico la esclavitud de los negros africanos, a manos del colonialismo europeo. Así, el desocupado o el changarín argentino son “negros” que, llegado el caso, bien pueden llegar a dar con sus huesos sobre una vereda de Buenos Aires, Rosario o Córdoba.

La mesa culminó con un llamado dirigido tanto a los artistas y escritores como a los trabajadores a autoconvocarse, organizarse y coordinarse para luchar por todos nuestros derechos, actualmente conculcados por el gobierno proimperialista y belicista de Javier Milei, más sus cómplices de la “oposición”. El aplauso fue cerrado y emotivo. En otras dos lecturas también se cantó “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”, cuando leyó una trabajadora de Aerolíneas Argentinas y cuando leyó una docente.

Creo que sentimos que si Milei quiere “batalla cultural” hay, por lo pronto, muchos escritores y escritoras decididos a dársela, así como los músicos, técnicos de sonido, de video y artistas visuales que también participaron en la organización y desarrollo de este festival.

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