Escribe Marcelo Ramal
Quedó en pie el canje usurario de la deuda y la ley de asociaciones profesionales de la burocracia, las patronales y el Estado.
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La jornada de hoy en el Congreso tuvo dos sesiones sucesivas. Hubo bloques políticos que se ausentaron en una y dieron quórum en la otra, y otros que actuaron en forma exactamente contraria. En todo caso, se ofrecieron en bandeja al gobierno al que acusan de “gobernar sin el Congreso”. Por un lado, Diputados dejó pasar, por falta de quórum, el decretazo que libera a Caputo de cualquier restricción para canjear la deuda pública a un costo más alto y que amplía las posibilidades de usar el Fondo de Sustentabilidad de la ANSES para comprar títulos del mismo Estado, a costa de los jubilados. En las “manifestaciones de minoría” que se sucedieron después del fracaso de la sesión, los diputados que se visten de opositores repitieron hasta el cansancio que el gobierno emplearía las facultades extraordinarias que se otorgó a sí mismo por decreto, para un canje de deuda que tendría lugar en 2025, por 15.000 millones de dólares, a tasas de interés más elevadas. Lo que las señoras y señores diputados entregaron sin chistar, tiene sin embargo la oposición del FMI, que no quiere, como acreedor que no cobra, que se aumente la deuda pública. El FMI reclama que se junten los dólares, por medio de una devaluación, para pagar la deuda en lugar de canjearla con aumento. La salida que ofrece el Fondo interrumpiría, sin embargo, la actual bicicleta financiera, que es el negociado de los Caputo boys. Pero al igual que el Congreso, tampoco el FMI se anima a pegarle al libertinaje financiero de Caputo y los BlackRock, Pimco o Templeton, los fondos que apoyan al ex ministro de Macri y ministro de Milei
La sesión de hoy, poblada de faltazos, incluyó por sobre todo al PJ de Cristina y Kicillof, que apareció más desflecado que nunca, desde las provincias mineras y petroleras hasta uno de los diputados del santiagueño Zamora, reciente anfitrión de Cristina Kirchner. A ellos, se suma la ausencia casi total de los diputados del cordobés Llayora. Lo mismo pasó con el radicalismo, que mantuvo en el recinto a apenas un par de náufragos, y con la Coalición Cívica. Los gobernadores del ausentazo prometen ahora dar la batalla de los Andes por el Presupuesto 2025, entregando primero sus piezas de negociación. Es que Caputo les prometió que la plata que no obtendrán del Presupuesto vendrá de la autorización a la toma de nuevas deudas en las condiciones del decreto usurero triunfal. Quien más lo necesita es Kicillof, cuya provincia no tiene los dólares para pagar intereses y vencimientos de una deuda total de 20 mil millones.
La sesión de más temprano, que debía tratar un proyecto del radical Tetaz para limitar los mandatos sindicales y obligar a la representación de minorías en las comisiones directivas, corrió la misma suerte, pero con otras presencias. Dieron quórum el radicalismo y el macrismo, y el oficialismo con las ausencias necesarias. “La Nación” señala que el mileismo, que se rehusaba a tratar el proyecto “para no dañar la buena relación con los gremios”, “escenificó un viraje” (sic) por presión del macrismo. En realidad, lo “escenificó” a sabiendas que el proyecto no prosperaría. El radical De Loredo, que de pactos sabe mucho y de seguidismo a Milei todavía más, denunció en la frustrada sesión un pacto “entre Milei y la CGT”. Para retratarlo, señaló que los diputados libertarios “se sentaban y paraban” en sus bancas de acuerdo a cómo se palpitaba la marcha del quórum. Lo que sugirió es que la presencia libertaria sólo funcionaba para el caso en que la sesión no reuniera las voluntades necesarias, que fue lo que finalmente ocurrió.
Al previsible boicot de todos los diputados del pejota kirchnerismo, el brazo político de la burocracia cegestista y ceteísta, se sumó el de los diputados del FITU. Ya con la sesión caída, Alejandro Vilca tomó la palabra para denunciar la “demagogia” del proyecto radical. Pero la demagogia es siempre una promesa positiva que luego no se pretende cumplir. En este caso sería la restricción del monopolio familiar, empresarial y de camarilla de los sindicatos, por parte de la burocracia sindical.
Esa restricción serviría a los activistas clasistas a usar, como minoría, los consejos directivos como una nueva tribuna, o forzar a la burocracia a reunirse en forma clandestina, como hacen los aparatos, y ser objeto de denuncias de los luchadores. Vilca –y Castillo, Biasi y del Caño “no vieron” el pacto de la burocracia sindical con Milei, o sea, la mano del imperialismo (el embajador norteamericano recibe en forma regular a cegetistas y ceteístas). Ese pacto, precisamente, convierte a todos los que boicotearon al proyecto de pseudodemocratización de la UCR en funcionales a ese acuerdo político y al propio gobierno liberticida. En las exposiciones de "minoría”, las denuncias sobre la burocracia -sus privilegios, sus empresas, su carácter vitalicio en los sindicatos- terminó en manos de la derecha y con argumentos pseudoliberales. Con el faltazo a esa sesión, el FITU se sumó, como una pieza más, y otra vez, al entramado político que, en la jornada de hoy, le anotó una victoria política al gobierno de Milei y sus cómplices. Ninguna cámara empresaria reclamó el apoyo al proyecto Tetaz, porque no pasa un día en que las patronales no estén complotando con la burocracia contra los trabajadores.