Tiempo de lectura: 4 minutos
Apenas un mes después de comenzada la invasión sionista a Gaza, en noviembre de 2023, la prestigiosa revista británica The Lancet publicó un llamamiento a detener el asesinato de médicos y trabajadores de la salud en la Franja (11/11/23).
El llamamiento señalaba que, entre el 7 y el 24 de octubre de 2023, los bombardeos israelíes habían causado la muerte de 73 trabajadores de la salud y atacado 57 instalaciones sanitarias. Y que el asesinato de médicos y paramédicos había sido una constante de la política sionista desde la Nakba, en 1948.
La masacre siguió sin pausa. El número de víctimas muestra que han sido asesinados dos trabajadores de la salud por día, y uno de cada 40, es decir, el 2,5 % del personal sanitario de Gaza.
En setiembre de este año el ministro de Salud de Palestina, Abu Ramadan, denunció que ya eran más de mil los trabajadores de la salud asesinados por Israel. Algunos fueron bombardeados mientras dormían, con toda su familia. Otros, como Iyad Rantisi, jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital Kamal Adwan, fue asesinado bajo tortura por el Shin Bet, el servicio de inteligencia interior israelí, seis días después de que lo secuestraron en su lugar de trabajo, en junio de 2023.
El 19 de abril del mismo año, en la prisión de Ofer, en la Cisjordania, murió el respetado cirujano Adnan al Bursh, experto en reconstrucción de extremidades, que dirigía el Servicio de Ortopedia del Hospital Al Shifa de la ciudad de Gaza.
Entre los asesinados hay ocho profesionales de Médicos Sin Fronteras.
El trabajador sanitario asesinado número 500 fue Hani Al Ja'afarwi, director de los servicios de urgencias y ambulancias, durante un ataque aéreo militar israelí contra una clínica de la ciudad de Gaza el 23 de junio.
La barbarie se repite en cada rincón de la Franja. La norteamericana Tanya Haj-Hassan, especialista en cuidados intensivos pediátricos, durante la última década viajó múltiples veces a Gaza. En un reciente testimonio ante un Comité de Naciones Unidas en Nueva York, Haj Hassan describió largamente los padecimientos de sus pacientes. No pudo contener las lágrimas: "Como uno de los pocos observadores internacionales a los que se les permite ingresar a Gaza, puedo decirles: pasen solo cinco minutos en un hospital allí y les quedará dolorosamente claro que los palestinos están siendo intencionalmente masacrados, matados de hambre y despojados de todo lo necesario para sustentar la vida".
Respecto del particular ensañamiento de los ocupantes con trabajadores de la salud, agregó: “Cuando los trabajadores sanitarios palestinos salen del hospital, los familiares de los pacientes les dan su ropa civil porque llevar bata es ponerse un cartel de objetivo en la espalda. Así de sistemáticamente se ha atacado la atención sanitaria en Gaza» (BBC, 12/12).
El 30 de octubre, la Comisión Independiente de la ONU presentó su informe a la Asamblea General de la ONU sobre las violaciones a los derechos humanos en Israel y Palestina. La comisión sostuvo que Israel ha seguido una política concertada para destruir el sistema de atención médica de Gaza: un crimen de guerra. El propio informe “concluyó que las fuerzas de seguridad israelíes han matado, herido, arrestado, detenido, maltratado y torturado deliberadamente a trabajadores de la salud, alegando crímenes de guerra y el crimen contra la humanidad de exterminio”.
Nizam Mamode, cirujano de trasplantes que vive en Londres, trabajó en el Hospital Nasser del 13 de agosto al 10 de septiembre. Mamode dijo que el personal está desbordado porque por lo menos dos veces por día llegan “victimas en masa” por algún ataque israelí. Mamode dijo que la mayoría son mujeres y niños, en una proporción del 70 al 80 por ciento. Sin el más mínimo equipamiento, “era abrumador el número de personas a las que no podíamos ayudar”, lamentó Mamode.
Ana Jeelani, cirujana ortopédica de Liverpool, trabajó en el Hospital Nasser, que el ejercito israelí ocupó y bombardeó en varias ocasiones. En abril, tras una retirada de los sionistas, las autoridades palestinas informaron el hallazgo de una fosa común en las afueras del hospital que contenía más de 300 cadáveres. Jeelani compartió una fotografía del lugar tomada desde un balcón en la parte trasera del hospital. (Político.eu 11/11). Entre los cadáveres hallados en una fosa común a las afueras del hospital Nasser hay varios trabajadores de la salud, con las manos atadas.
Los médicos son prácticamente los únicos extranjeros que pueden entrar a Gaza, donde los israelíes han prohibido el ingreso de la prensa internacional. Después de que se difundieron sus testimonios, el gobierno de Netanyahu no autorizó que ni Jeelani ni Mamode regresen a Gaza.
Entre el 3 y el 7 de diciembre, los ataques israelíes contra el Kamal Adwan y sus alrededores se cobraron la vida de al menos cuatro de sus trabajadores. El pasado 26 de octubre, las tropas israelíes detuvieron a unos 44 entre médicos y trabajadores de la salud.
El 12 de diciembre, un dron de reconocimiento mató a Said Judah, un médico, y un enfermero que se dirigían al hospital Kamal Adwan de Beit Lahia. Said Judah era el único especialista en ortopedia en la zona bajo asedio, muy demandado por el tipo de lesiones provocadas por los bombardeos israelíes.
El Al Awda y el Kamal Adwan, junto al hospital indonesio, son los tres únicos centros que siguen prestando algún servicio en la zona Norte. En este último, el Ministerio de Sanidad de Gaza advirtió el martes de que unas 60 personas corren el riesgo de morir por la falta de alimentos y agua.