Gabriel Solano y la Inmaculada Concepción

Escribe Jorge Altamira

Una máquina de falsificación histórica.

Tiempo de lectura: 8 minutos

El aparato del Partido Obrero ha inventado una fecha de fundación de la corriente Política Obrera, para proceder a una desvergonzada manipulación histórica. Convertido en especialista en esos menesteres, Gabriel Solano ha procedido de tal manera que produce la impresión de que él mismo, o alguno de sus compinches, hubiera participado de esa "fundación", una década antes de que hubieran llegado al mundo. El siguiente párrafo de su artículo reúne más falsedades que palabras: “resultó un acto de coherencia que el grupo de compañeros que había decidido poner en pie el primer núcleo de Política Obrera se definiera muy rápidamente como trotskista-leninista, a pesar de que su militancia no procedía de grupos que se identificaran con la IV Internacional”.

El “grupo” que procedía de “grupos” no lleva nombre ni apellido; recuerda a los textos periodísticos del período del gobierno de la Libertadora, cuando los nombres de Perón y Evita, prohibidos por la dictadura militar, eran reemplazados sin la menor vergüenza por eufemismos. De este modo, Política Obrera, a fines de 1963, habría nacido de la nada, como Cristo de la Virgen María. Política Obrera nació de la ruptura de una organización muy importante, el MIR-Praxis, cuando su mayor dirigente, Silvio Frondizi, mocionó la expulsión de una Tendencia que encabezaba Jorge Altamira, entonces de 18 años, en la primera reunión de la Dirección Nacional posterior al único Congreso que haría esa organización. La concepción de nuestra criatura no tuvo nada de inmaculada, y fue el resultado de una lucha política que el tiempo demostraría trascendental. En los sucesivos agrupamientos que sucedieron a esa ruptura, participaron figuras destacadas, como el futuro dramaturgo Alberto Ure, el activista del sindicato de Jaboneros, Claudio Perinetti, y el revolucionario peruano Ricardo Napurí. Sólo un imbécil puede escribir un texto como el de Solano.

El MIR-Praxis se consideraba una organización trotskista y era considerada como tal, de modo que no fue necesario que se tuviera que convertir al "trotskismo" con posterioridad; la afirmación del falsificador descalifica a los compañeros que editaron en 1964 la revista Política Obrera. Silvio Frondizi fue el único dirigente de la época que intentó desarrollar una organización sobre la base de un programa, contenido en los dos tomos de La Realidad Argentina. En el tomo II hay una exposición sistemática de la teoría de la Revolución Permanente, en las condiciones de Argentina. A diferencia del morenismo, que había caracterizado al gobierno de Perón como una agencia de Gran Bretaña, el primer volumen del libro fundamenta con seriedad la condición bonapartista de Perón. Otro señalamiento importante de la obra es que, a diferencia del importante teórico trotskista Milcíades Peña, Frondizi otorgaba una importancia política, en el marco de la crisis mundial, a las contradicciones entre el capital nacional y el capital extranjero. Frondizi intentó también una caracterización del ascenso del imperialismo norteamericano, luego de la segunda guerra, lo que motivó una polémica con Rodolfo Ghioldi –el teórico del partido comunista-. El MIR-Praxis era considerado la tercera organización trotskista en Argentina, al lado del POR posadista y Palabra Obrera del morenismo. Le dejó como legado a Política Obrera la lucha política contra el morenismo, en ese entonces disuelto en el peronismo y en el acatamiento público a la “Jefatura del General Perón”. Otro legado importante fue la campaña por el voto en blanco, en 1957/8, contra la candidatura de Frondizi promovida por Perón. Praxis inició la época del voto en blanco contra los partidos patronales, que continúa hasta hoy. El ‘grupo’ que salió de ‘los grupos’ para convertirse en “leninista-trotskista” es una patraña. El propósito subalterno de esta bajeza es descalificar al programa y a la lucha política como únicos instrumentos del desarrollo de un partido revolucionario.

En 1963, no se ´fundó´ ningún partido, sino una publicación política. La función asignada a esta publicación era desarrollar las bases programáticas de un partido, a partir de posiciones ya establecidas. Política Obrera era un órgano de propaganda; sus militantes lo distribuían en las fábricas y universidades. Tuvo un impacto considerable. Política Obrera se estableció como partido a finales de 1975, cuando realizó su primer congreso. De este modo se preparó para confrontar con el golpe militar y la subsiguiente dictadura, en cuyo período realizó dos congresos más.

“Movimiento popular con banderas socialistas”

Nadie, en Praxis, cuestionó la fundación de la IV Internacional, en 1938; la afirmación en contrario es otra grosera falsedad del pequeño burócrata familiar, Gabriel Solano. Silvio Frondizi, sin embargo, fue un pionero en interpretar en forma peculiar la crisis de la IV Internacional con posterioridad a la muerte de Trotsky. Señaló que esta IV se confinaba a la conversión del trotskismo en un antagonista simétrico al stalinismo, sin abrir una perspectiva al impasse que describía o, peor, insinuando una salida autoreferencial. Deformó de este modo un señalamiento que tiene un núcleo fundamental: que la lucha contra el stalinismo está subordinada al objetivo estratégico de dar continuidad a la política histórica iniciada por la Revolución de Octubre. En la actualidad, con una lectura considerablemente más deficiente que la de Silvio Frondizi, hay organizaciones que proclaman la necesidad de una V Internacional o de un retorno a la III Internacional, o en todo caso confunden a sus sectas con la reconstrucción o refundación de la IV Internacional. La cuestión de la IV sigue pendiente como parte de una crisis histórica de dirección de la clase obrera.

La falta de pasión revolucionaria de los Solano y compañía los ha llevado a reducir el nacimiento de la revista Política Obrera a “un grupo” que sale de “otros grupos”, con el grosero propósito de anunciar que lo de ellos es “un partido de combate”, que en realidad vive insultándose con el PTS por un cargo parlamentario para sus diputados eternos “con mandato cumplido”. El desarrollo de la Revolución Cubana, cuyo derrotero fue previsto por el MIR-Praxis desde el período en Sierra Maestra, llevó a Silvio Frondizi a abandonar el planteo estratégico de construir un partido revolucionario, por el de un Movimiento de Liberación con, digamos, “banderas socialistas”. Ricardo Napurí tuvo una gran acogida de parte del Che, quien lo nombró su secretario, hasta que el aparato stalinista cubano lo hizo echar. Silvio Frondizi escribió un folleto de su viaje por Cuba que elogia las reformas de la Revolución, pero nunca plantea la cuestión del poder de la clase obrera; este planteo, que sí hacía en Cuba el partido posadista, era denunciado como una “provocación” por el castrismo, el stalinismo, el morenismo… y Praxis. La fracción que encabezó Altamira rechazó este cambio de estrategia de Praxis y reafirmó el planteo de construir un partido obrero; el nuevo planteo llevó a Silvio Frondizi, al cabo de un tiempo, a apoyar al PRT-ERP, apoyado a su vez por el castrismo. La escisión en Praxis fue estratégica, fue el ADN de Política Obrera y luego del Partido Obrero. Sesenta años después fue una de las causas de fondo de las expulsiones de la camarilla Pitrola-Solano-Belliboni contra nuestra Tendencia.

En efecto, esta camarilla desató un furioso ataque de aparato, no político, contra la publicación de la intervención de Altamira en el campamento de verano de 2016, acerca de la Revolución Cubana. En el único texto de rechazo contra esa intervención, Guillermo Kane reivindicó que las direcciones pequeñoburguesas podían reemplazar al proletariado en la dirección de una revolución socialista. Tres años después de las expulsiones, Solano le dio expresión estratégica a esta calamidad al hacer votar a un Congreso del aparato la consigna silviofrondicista y castrista –por Un Movimiento Popular con Banderas Socialistas-. Gabriel-Inmaculada Concepción-Solano decide conmemorar el 60 aniversario de la "fundación", que no existió, de Política Obrera, mediante la reivindicación de la política opuesta a la de quienes habíamos decidido iniciar nuestra revista, que fuera, por otra parte, el resultado de cuatro años (1960/4) de luchas políticas previas. La Inmaculada Concepción del aparato parió a un bastardo. Así como Silvio Frondizi terminó apoyando un planteo foquista, este aparato reivindica un “partido de combate” desde las oficinas de la ex Secretaría de Desarrollo Social. Los partidos revolucionarios deben adecuarse a sus objetivos estratégicos (la revolución socialista internacional), fundamentalmente, y a la naturaleza de la etapa política de la lucha de clases, forzosamente cambiante. El partido no es una definición metafísica, sino un órgano de lucha vivo.

Las peores miserias, para el final

Luego de las expulsiones, nos vimos obligados a denunciar la supresión sistemática de la firma de Jorge Altamira en numerosísimos artículos de la página web de Prensa Obrera, que Altamira dirigió en las tres décadas siguientes a su aparición. Néstor Pitrola llegó al extremo de apropiarse de los artículos de Política Obrera, que en la clandestinidad no llevaban firmas, pero que eran de Altamira, para editar un folleto-aniversario del Cordobazo con su sola firma. En el reciente evento León Trotsky, el aparato hizo circular un folleto que reivindica el Programa de la CRCI, aprobado en 2004 en el Teatro San Martín, ocultando que había sido redactado en su totalidad por ese mismo Altamira. Miserias. Al mismo tiempo, sin embargo, el aparato siguió las expulsiones con la ruptura de la CRCI, que aprobó ese programa, para impulsar ahora un frente “integrado por organizaciones con historia y experiencias diferentes pero que tienen, como común denominador, que son organizaciones genuinas -y no injertos desde afuera- que se han abierto un lugar en la lucha de clases en sus respectivos países” (Pablo Heller), sin decir de qué lugar se trata. Del “programa” no hay más una sola palabra.

Ahora la Inmaculada Concepción denuncia a Altamira, en la conmemoración del 60 aniversario de la salida del primer número de Política Obrera, por ejercer una “jefatura personal”. Se trata de un recurso frecuente usado contra los líderes políticos de parte de arribistas despechados que no consiguen alcanzar esa condición. Como un eje para celebrar el nacimiento de una corriente de la cual el mencionado fue el principal promotor, es de una perversidad moral incuestionable. La mención del asunto es inevitable, porque Altamira sostuvo en forma reiterada la necesidad de una rotación regular de los miembros del Comité Nacional, de un lado para evitar camarillas, del otro para propiciar una renovación que permita incorporar a mayor número de jóvenes y de obreros. Fue lo que hizo con él mismo, que dejó su lugar en la dirección en 2006, en 2010 y en 2016. El planteo fue visto muy mal por parte de la mayoría del aparato, que lo rechazó de plano. Con esta misma línea de renovar y ampliar el número y la calidad de la dirección revolucionaria, a diferencia de los métodos de una mayoría de organizaciones que se consideran trotskistas y que ocultan a su dirección ante la opinión de los trabajadores, nuestro Partido Obrero los expuso abiertamente en las campañas electorales.

Pero que la denuncia de un “poder personal” parta de la Inmaculada Concepción (quien se destacó además por votar a favor por la ley Netanyahu-Trump en la Legislatura) es significativa por otro motivo, porque la crisis en el PO sacó a luz un hecho singular: las autoridades legales del PO no eran las mismas que elegía el Congreso partidario anual, sino un armado paralelo que confeccionó el admirador de la Virgen María. Allí son mayoría los incondicionales de Solano. Es esta herramienta la que impulsó las expulsiones (sin presencia del propio Altamira), porque aseguraba para ellas cobertura legal y judicial. El “poder personal” de Altamira era curiosísimo: ¡no llegaba al aparato!!!!!

60 años después del primer número de Política Obrera, Política Obrera se ha lanzado a un nuevo comienzo. A recomenzar el trabajo de aquellos años, con una mayor experiencia política, en un marco histórico mundial explosivo; nuestros adversarios, en cambio, buscan vivir de nuestras costillas históricas, como buenos parásitos. Las nuevas generaciones deben instruirse en esta experiencia para llevar la causa de la Revolución Mundial a una victoria definitiva.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera