Escribe Eugenia Cabral
Poema escrito después de ver la película “El viejo roble”, dirigida por Ken Loach.
Tiempo de lectura: 1 minuto
A ustedes les escribo, viejos corazones socialistas.
A ustedes, los que marchan con relojes
que entienden de sus pasos y sus huellas,
unos relojes cuyos tictacs escucharon
sobre el piso de una celda, tictaqueando
igual que sus arterias;
a ustedes, viejos corazones socialistas
siempre contra la pared de las dictaduras,
al costado de los sets de televisión;
a ustedes con sus libros, su memoria,
sus debates, su aguante para todo.
A ustedes, corazones de roble;
a ustedes, esqueletos de quebracho;
a ustedes, cráneos de araucaria;
a ustedes, ojos color de genciana,
lenguas como flor de ceibo,
esta noche les escribo.
A ustedes, de la Cuarta Internacional;
a ustedes, de la revolución socialista;
a ustedes, setenta veces siete
del gobierno obrero,
a los nombrados y a los desconocidos
les hablo, corazones socialistas,
porque levantan una rama verde
sobre las ciudades reducidas a escombros.
Ahí levantan su bandera roja y su rama verde;
ahí, donde se dice que ya no queda nada.
Allí los veo, con la fuerza del toro de Guernica
y la serenidad del café mañanero,
mientras la guerra mundial avanza
fabricando escombros, proseguir
en lo pequeño y en lo grande sosteniendo
que el socialismo es la salida pertinente
y la revolución, imprescindible.
Por eso les escribo a ustedes,
desde todas las humillaciones
y las carencias de los trabajadores,
porque ya no queda poesía para decirse
que no haya crecido en el llanto o en el grito.
Hoy más que nunca, Rosa Luxemburgo,
socialismo o barbarie, claro que es así.