Devastador incendio consume el sur de California: los factores de una catástrofe anunciada

Escribe Joaquín Antúnez

Tiempo de lectura: 2 minutos

Un devastador incendio, con múltiples focos, está devastando el sur de California. Hasta el momento se han confirmado la destrucción de 2.000 estructuras edilicias y cinco muertos. Más de 130 mil personas han sido evacuadas. El servicio eléctrico se encuentra suspendido para más de 300 mil personas.

Días antes de que se desencadenara esta catástrofe, el servicio meteorológico había advertido y elevado a “roja” la alerta por posibles incendios. Sin embargo, los tanques cisterna de las zonas afectadas se encontraban vacíos. Los bomberos se encuentran superados por completo para dar respuesta.

Los especialistas coinciden en que este podría inscribirse entre los peores incendios en la historia moderna de los Estados Unidos, cuando California ha registrado ocho de los diez peores incendios en la historia del país. Desde 1993, no se registraba un incendio que alcanzara tanta dimensión territorial como este. Los costos en pérdidas materiales superan los 50 mil millones de dólares, según los primeros cálculos.

Científicos y especialistas de la Universidad de California (UCLA) han coincidido que el presente incendio ha sido la combinación de múltiples eventos climáticos. En primer lugar, los últimos años vieron un exceso de precipitaciones junto con temperaturas muy cálidas, lo que favoreció el crecimiento de vegetación. En el presente invierno, en cambio, se vive una de las peores sequías de los últimos años, lo que ha llevado a que toda esa vegetación se encuentre seca y combustible. Los llamados “vientos de Santa Ana”, que alcanzaron velocidades de 160 km/h, equivalente a un huracán de nivel 2, alimentan el fuego. Los vientos, que persisten intensos, han dificultado el trabajo con helicópteros y aviones para combatir desde los aires los incendios, mientras estos se expanden rápidamente.

La gravedad de la situación había sido debidamente advertida por los investigadores del servicio meteorológico, así como de distintas asociaciones estadounidenses del clima, pero no encontraron la menor resonancia en el gobierno de California, en manos del Partido Demócrata. Por el contrario, los recursos para combate de incendios y del departamento de Bomberos han sido recortados, a pesar de que las alertas sobre estos eventos climáticos extremos han ido en aumento en todo el planeta y, por supuesto, en los propios Estados Unidos.

Las únicas que adoptaron “recaudos”, en cambio, han sido las empresas de seguros para hogares, que se han ido retirando paulatinamente de California acusando un “exceso de riesgos” por los incendios que suelen darse en la zona y frente a las nuevas amenazas. Por este motivo, miles de familias se encuentran sin seguro o con un seguro convencional que no asegura la totalidad de la propiedad. Miles de familias se han visto obligadas a renunciar a los seguros debido al incremento de las primas. La tasa de no renovación de seguros en 2023 fue del 69% (WSJ, 09/01). En cambio, las empresas de gas y petróleo que operan en California (Exxon, Shell, Chevron) han recibido beneficios impositivos por 146 millones de dólares (The Lever, 08/01). Las emisiones de gas de efecto invernadero producidas por la industria petrolera ocupan una gran responsabilidad en la alteración de los normales ciclos de precipitaciones e incendios. A nivel estadual, California ha recortado todos los presupuestos de áreas dedicadas al control del cambio climático o de protección de bosques y la costa.

Trump se ha aprovechado de la situación para asestar un golpe al Partido Demócrata, acusando como responsable político exclusivo al gobernador Gavin Newsom. California recibe un tercio de sus ingresos de los envíos de dinero federal (algo similar a la coparticipación en Argentina), Trump ha prometido recortarlos para reducir el gasto. Es el sedimento perfecto para la repetición de más y peores incendios.

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