Diplomaturas: avanza el arancelamiento en Visuales-UNA

Escribe Iara Bogado

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El Consejo Superior aprobó en noviembre pasado una nueva diplomatura en Ilustración de Libro Álbum, dedicándole su respectiva porción del escaso presupuesto. Se trata de la tercera diplomatura que se crea sobre Artes del libro, además de otros cursos de extensión. Todos son pagos, poniendo de relieve el arancelamiento de la oferta académica, con la excusa de garantizarse recursos propios. La misma tiene contenidos útiles a la carrera de Visuales dentro de Dibujo y Digitalización y responde a un camino que busca reemplazar la carrera de grado, que por ley debe ser gratuita, por una diplomatura arancelada con rápida salida laboral.

Como parte de la extensión universitaria, las diplomaturas y cursos tienen como objetivo la divulgación y vinculación de la universidad más allá de los estudiantes. Su arancelamiento clausura este aspecto social de la universidad, a la par que las facultades pasan a priorizar la oferta extracurricular y relegan a un segundo plano los trayectos de grado. Como defensores de la gratuidad universitaria, no podemos pasarlo por alto, mucho menos restarle la importancia que merece.

En la sesión del Consejo Superior, la rectora Sandra Torlucci justificó el arancelamiento de la oferta de extensión, apelando a que las diplomaturas serían cursadas por graduados o profesionales del área, y que contarían con los recursos para costear el arancel. Torlucci reduce la gratuidad universitaria a una cuestión de “posibilidades” económicas de los estudiantes. Pero omite que se trata de un derecho que el arancelamiento de los cursos vulnera, más allá de las “posibilidades” del cursante. De esta manera, la gestión de la UNA se amolda al ajuste del gobierno: si no se transfieren recursos del Tesoro, pasan a generarlos. Es la política de los ´recursos propios´, sugerida por el gobierno como alternativa al ajuste presupuestario.

Al presentar esta nueva diplomatura, Torlucci menciona la jerarquización de la ilustración y su prometedora salida laboral. Sin embargo, mientras en la carrera de visuales la inserción laboral se vuelve cada vez más complicada, se aprovechan de nuestra desesperación para vendernos contenidos que podrían integrarse dentro del propio programa de estudios.

Además, afirma que la disminución en la elección de cantidad materias cursadas por estudiantes se debe al encarecimiento de los viajes y al aumento de las horas laborales consecuencia de la difícil situación económica. De este modo, reduce la problemática al cansancio, sin cuestionar la falta de una oferta académica que garantice la necesaria triple franja horaria que los estudiantes venimos exigiendo desde hace años. Nada más lejano de una universidad para los trabajadores.

A su vez, demoniza la lucha estudiantil y las tomas universitarias, tratando de cargarnos de culpa por la “pérdida de clases” y por “estresar” a las personas que trabajan en la universidad. Como si la pelea que estuvimos dando contra el ajuste del gobierno fuese un capricho poco creativo, cuando en realidad significó un gran salto de conciencia y unión entre el estudiantado. Seguir confiando o intentando "negociar" con la gestión universitaria, es el camino a la privatización gradual de nuestros estudios. No ir al choque por miedo a no conseguir "oportunidades", es permitir que nos pongan un bozal para no quedar malparados. Ya dejan en claro, en cada reunión de consejo, que la lucha por el presupuesto está clausurada y reducida a un intento de contenido “viral” para las redes. Pasaron de una marcha a un supuesto festival que terminó siendo una "noche de las universidades" que dejó mucho que desear. Organizándonos en asambleas, con autoconvocatorias y coordinadoras, los estudiantes debemos diagramar la continuidad de la lucha contra el ataque del gobierno hasta derrotarlo, lo que no sucederá bajo la política del rectorado. El poder se lo damos nosotros, es nuestro y hay que tomarlo.

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