Luchar, huir o resignar: el paradigma de lxs becarixs Exactas-UBA

Escribe Amina Galeano

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Dos, tres, cuatro años de tu vida profesional tirados a la basura. A eso se enfrentan hoy muchxs de los becarixs doctorales y post-doctorales de mi instituto que mirando la situación con ojos de supervivencia se empiezan a plantear abandonar la investigación y probar suerte en otro lado. No se trata de una crisis identitaria, no es que se hayan comido el cuento de la felicidad europea, ni que sueñan con el exilio. Se trata de la inviabilidad actual de hacer ciencia en Argentina. Estxs son los compañerxs que asisten en vivo y en directo a la evisceración diaria del sistema científico nacional, con meses de estipendios adeudados, becas de miseria, sin aportes jubilatorios y sin ser reconocidxs como trabajadorxs.

El brote asomó el año pasado, aunque sabemos que la semilla de la precarización se plantó mucho antes. Lo que fuera un comentario de pasillo, alguna charla aislada en un laboratorio, una propuesta de beca extranjera en el grupo de becarixs (siempre bajito para que ningún director se lo tome personal) es ahora hablado a viva voz. Se comparten las ofertas de puestos y becas en la mesa del almuerzo como el pan de cada día porque los directores casi no están. Ellxs, asfixiados por la misma realidad que sus becarixs, empiezan a tomar cargos extra en el sector privado intentando sostener un estándar de vida que, según este gobierno, ya no les corresponde como científicxs del sistema público.

El 10 de enero llega el comunicado de la RAICYT advirtiendo que hay bandera libre para cortar cualquier programa de investigación por fuera de las áreas del agro, el extractivismo y la economía del conocimiento y de la salud. Llegan a la par, también, los pedidos de cartas de recomendación de lxs becarixs que se quiere ir, pero que los directorxs rehúsan escribir porque “tranqui, ya el año pasado no vimos un peso del presupuesto, esto solo oficializa que no lo vamos a ver. Habrá que seguir concursando por becas del sector privado”.

La medida en que afecta la resolución 10/2025 a cada equipo de investigación es distinta, ya que el porcentaje presupuestario de origen privado varía entre los distintos laboratorios, dependiendo de la cantidad de subsidios ganados por concurso y del interés del sector privado en cada área de desarrollo. En consecuencia, las más afectadas serán las ciencias básicas y sociales. Lo que resulta común a todas las áreas y de lo que ningúnx investigadorx podrá escapar en tanto no se organice la lucha, es de la subyugación a los intereses privados, la imposibilidad de hacer una ciencia libre que responda a las necesidades del pueblo y, finalmente, a la sobreexplotación como método para sobrevivir a la motosierra.

En el mientras tanto los laboratorios se caen a pedazos, las máquinas no tienen mantenimiento y los reactivos se agotan. Las investigaciones se truncan, los papers no salen y lxs becarixs se van. Que al día de hoy no haya habido ninguna acción de lucha concreta en respuesta a la resolución 10/2025 demuestra el enorme desafío de organización al que nos enfrentamos en el sector científico. En retrospectiva, el 2024 no ha hecho más que mostrarnos la fuerza de la autoconvocatoria y de la toma de acción directa. Es hora de darnos cuenta de sólo tenemos 3 salidas: luchar, huir o resignar. Hoy más que nunca, la acción es imprescindible.

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