Penta: Necesitamos un paro nacional de la carne

Escribe Laila Araceli

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Hace dos meses se decretó la cuarentena en Argentina y hace dos meses los trabajadores del frigorífico Penta esperan la reapertura de la fábrica. Bruzesse, el patrón, se llevó la faena con la excusa de no continuar la producción si la comisión interna y otros veinte trabajadores no eran despedidos. En realidad, lo que pretendía el empresario era avanzar sobre la antigüedad laboral y el salario de todos los trabajadores del frigorífico. Enredados entre disputas patronales, explota la lucha por la reapertura: por un lado, la rivalidad en la cámara de frigoríficos por quienes dirigen las exportaciones y, por el otro, el enfrentamiento por la conducción de la federación entre de Fantinni y Vallejos, Penta se vincula con este último. Este sector lleva adelante las negociaciones en las reuniones en el ministerio y son quiénes aún tienen la mayor parte de las iniciativas en sus manos.

Las actividades de protestas rondaron en una movilización a la primera reunión con el municipio -la segunda reunión fue sin movilización, la cancelaron a última hora-; la siguiente marcha fue en Avellaneda, la cual finalizó en el puente Pueyrredón, sin posibilidad de ingresar a CABA. La tercera partió desde Plaza de Mayo, pasando por el obelisco y las puertas de Canal 13 con el fin de visibilizar el conflicto.

Las ollas populares y los cortes en Camino General Belgrano son ejes de reagrupamiento obrero que se acercan en solidaridad -sobre todo luego de la represión por parte de la policía de Berni- enmarcados en la asamblea que realizan en la puerta de la planta luego de cada reunión del ministerio, la patronal y el sindicato. Estas reuniones, sin ningún registro para los trabajadores, son un barco a la deriva.

Las únicas respuestas conocidas, hasta ahora, fueron el ofrecimiento del Ministerio de Trabajo de un bono de 30 mil pesos dividido en tres meses para 185 trabajadores y la amenaza de la patronal de enviar cartas de documentos con despidos a 70 trabajadores justamente a quienes el Estado no les ofrece el bono en cuestión. Es necesario que las actas de estas reuniones sean públicas para que los trabajadores del Penta sepan en qué situación se encuentran sus puestos laborales. Hace una semana, el abogado de la empresa dijo en una entrevista radial que “mejor no tensar el hilo porque Penta esta con acreedores hace cinco años y podemos quedarnos sin trabajo todos, incluido Roberto (Bruzesse)”. Es un intento de aplacar la lucha de los obreros de la carne, pero también apuntando directamente la culpabilidad al gobierno.

Penta necesita una solución. Un bono no reemplaza el salario de cuatro quincenas ni cubre las necesidades básicas de sus familias. La lucha se encuentra en un momento crucial, lejos del desgaste, sus trabajadores recorren lugares de trabajo y cortan las principales avenidas de Quilmes con el fondo lucha y, además, planean un locrazo este 25 de Mayo en la puerta de la fábrica. Debemos reforzar toda iniciativa con un paro nacional activo en cada fábrica de la carne.

La solidaridad obrera transformada en coordinación de lucha, como la participación de las ollas populares en Ansabo, en la marcha de justicia por Franco -quien falleció trabajando precarizado en Pedidos Ya- y el acompañamiento de los trabajadores del vidrio por la lucha del pago de su salario, pone a la defensa de la vida ante la pandemia del coronavirus y frente a la crisis económica como fin fundamental.

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