Francia: se impuso un presupuesto de guerra

Escribe El Be

En medio del derrumbe de la izquierda democratizante.

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A mediados de la semana pasada, el primer ministro francés, François Bayrou, y el presidente Emmanuel Macron, lograron que la Asamblea Nacional aprobara la invocación al artículo 49.3 de la Constitución que permite al primero imponer un presupuesto sin votación parlamentaria. De esta manera, el oficialismo se anota un triunfo que parecía en extremo lejano unos meses atrás, cuando la elección al parlamento europeo desató una crisis política que llevó a Macron a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones anticipadas. Este triunfo se cuenta por partida doble, porque, para lograr esta aprobación, contó con los votos del Partido Socialista, lo que implicó el entierro definitivo del Nuevo Frente Popular (NFP), que había ganado las últimas elecciones parlamentarias pero que no hizo valer su triunfo para imponer un primer ministro. El escenario político francés terminó así de completar un giro político espectacular, con la victoria del fascista Reagrupamiento Nacional de Marie Le Pen en junio de 2024, seguido por una victoria del NFP un mes después, una alianza del NFP con el oficialismo en la segunda vuelta en favor de este último, y finalizando con una nueva victoria política de Macron sobre sus adversarios y aliados.

El presupuesto que acaba de sortear la moción de censura presentada en aislamiento por La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon (integrante del NFP), forma parte de la escalada de la guerra que tiene lugar en Europa en línea con la política que Donald Trump busca imponer en el mundo. Los 53.000 millones de euros en recortes a la seguridad social, servicios, educación y seguridad previsional, y los grandes aumentos de impuestos, son las claves de un presupuesto de ajuste en beneficio de un incremento del gasto militar. El gobierno francés busca llegar al equilibro fiscal (déficit cero) que le permita sortear las normativas de la Unión Europea que impide aumentar gastos para la guerra. Pero Francia tiene un déficit fiscal muy elevado, del 7% del PBI, y las medidas de ajuste apenas servirían para bajarlo al 5,3%. En la misma situación se encuentran numerosos países del continente. Es por eso que, en estos momentos, “la Comisión Europea sondea relajar aún más las reglas fiscales —e incluso algún tipo de suspensión extraordinaria, como sucedió con la covid-19— para dar a los Estados más margen en su gasto militar, sin ser sancionados por déficit excesivo” (El País, 5/2). Esto permitiría “impulsar la (durante años descuidada) industria de la defensa europea y el refuerzo de las capacidades militares. Todo ello cuando la guerra a gran escala de Rusia contra Ucrania va a llegar a su tercer aniversario, y al otro lado del Atlántico, el presidente estadounidense, Donald Trump, empuja a los aliados europeos a gastar más en defensa” (ídem).

El gobierno francés prevé llevar los gastos militares a 69.000 millones de euros para 2030, duplicando así lo que gastaba en 2017. No hay que olvidar que Macron encabeza la ofensiva en Europa por llevar la guerra de la OTAN a una nueva etapa, reclamando el envío de tropas de los países miembros para enfrentar a las tropas rusas. Pero las contradicciones de la guerra son insoslayables. Trump ha lanzado una fuerte ofensiva para presionar a los países europeos de la OTAN a que lleven sus gastos militares al 5% del PBI. Las medidas de ajuste, sin embargo, han desatado grandes movilizaciones en Francia durante el último período. Las movilizaciones de cientos de miles de personas a finales del año pasado llevaron a la caída del primer ministro designado por Macron, que cayó en diciembre apenas tres meses después de haber asumido. El gobierno de Macron y del actual primer ministro Bayrou se ha anotado su triunfo con la imposición del presupuesto, lo cual sólo significa que ha zafado del derrumbe y que se vale de medios de un estado de excepción para sortear el enorme impasse en que se encuentra la Asamblea Nacional francesa. Sólo el apoyo del NFP logró que el gobierno salvara la ropa, por ahora. Pero la enorme crisis política que atraviesa Francia (cuatro primeros ministros sólo en 2024) se acrecienta en un cuadro de enorme descontento social y grandes movilizaciones de masas. La agudización de la guerra no hará más que acentuar este carácter explosivo.

La aprobación de parte del NFP a este presupuesto de guerra no sorprende a nadie. El propio frente se formó sobre la base de un apoyo al imperialismo de la OTAN y han sido propulsores indiscutidos de una campaña por el acrecentamiento de la industria militar y el apoyo al genocidio que perpetra el sionismo contra el pueblo palestino. A pesar de ello, los partidos del FITU, algunos desde Buenos Aires y otros desde París, apoyaron al NFP en la segunda vuelta del año pasado. El FITU celebró también aquel resultado electoral como un triunfo; una caracterización que ya hemos refutado y que recibió el último mentís con el desbande actual del NFP. Desde estas páginas advertimos oportunamente que el resultado de las elecciones francesas no significaban un triunfo de la izquierda sino la capitulación de ésta en favor de Macron y caracterizamos desde un comienzo al NFP como un frente pro-OTAN.

Los partidos del FIT-U aún no han abierto la boca sobre la deriva del proceso político actual ni realizaron un balance sobre sus caracterizaciones. Por el contrario, un reciente congreso de la agrupación hermana del PTS en Francia concluyó que tienen que seguir “el ejemplo de Argentina, donde el Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad (FITU) agrupa a las principales organizaciones de extrema izquierda y les ha permitido obtener posiciones en las instituciones legislativas para llevar allí una voz obrera y revolucionaria al servicio de las luchas (en particular contra la extrema derecha de Milei)”. Es decir, una ratificación de la política de disolver los intereses de la clase obrera detrás de acuerdos electorales sin principios, en nombre de reunir fuerzas contra la derecha.

Mientras los gobiernos europeos discuten presupuestos para escalar la guerra de la OTAN, en estos días el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea advierte de que ni siquiera se ha logrado aún “el objetivo de garantizar un desplazamiento rápido y fluido de personal, material y equipos militares dentro y fuera de la UE con poca antelación y a gran escala”, por lo cual sostienen que es necesaria una revisión completa del estado de caminos, carreteras, puentes y puertos para poner toda la infraestructura europea al servicio de la guerra. La escalada de la guerra mundial agudiza las contradicciones explosivas de la crisis.

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