Fuera la Gendarmería de las fábricas, de la Patagonia mapuche y del Norte bagayero.
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Este 8 de marzo, Día internacional de la Mujer Trabajadora, tenemos la posibilidad de protagonizar otra movilización multitudinaria. Tenemos que salir a enfrentar los ataques fascistas de Milei contra los derechos de las mujeres y diversidades, contra el gobierno por decreto, los despidos masivos, la destrucción del derecho laboral y previsional y la represión de la Gendarmería.
El combate a las diversidades, a los inmigrantes, a los pueblos originarios, han sido tomados, como ocurre en todo el mundo capitalista, como un grito de guerra civil contra la democracia y contra el socialismo.
El desguace de la salud pública es brutal. Despidos masivos; desmantelamiento de programas de prevención y cuidado; privación de cobertura a personas con VIH, con enfermedades oncológicas, con discapacidad.
Los secuaces de Milei repiten que, en una próxima pandemia, serán suprimidos los cuidados colectivos y la vacunación obligatoria y gratuita.
El derecho al aborto legal está en manifiesto peligro. No se garantiza por la falta de la medicación y de profesionales, y figura en el listado de contrarreformas de los liberticidas.
Está en marcha la privatización general de la educación y de la investigación científica.
La destrucción del derecho laboral y previsional está en el tope de la lista de la patota cripto-mafiosa.
La pobreza, a valores históricos, golpea más duramente a las mujeres trabajadoras.
Nueve de cada 10 mujeres han quedado sin jubilaciones.
Este 8 de marzo tenemos que mostrar la incompatibilidad irreconciliable entre las trabajadoras y trabajadores, por un lado, y el gobierno de fascistas y estafadores, del otro.
“El robo cripto más grande de la historia” ha llegado a la sección Fraudes del Departamento de Justicia norteamericano y a tribunales internacionales.
El 8M es el día internacional de las mujeres de todo el mundo.
De las masacradas en Gaza y Cisjordania, en África y en Ucrania. Una guerra imperialista que se expande bajo la consigna mentirosa de “la paz” y de la falsa “autodeterminación nacional”.
La guerra sólo puede ser abolida mediante la unidad internacional de los trabajadores para poner fin a la explotación de unos pocos contra la inmensa mayoría.
Este 8 de marzo desarrollemos autoconvocatorias y coordinadoras como hicimos el 1 de febrero.
En apoyo a los docentes y las trabajadoras y trabajadores de la salud, y en apoyo a los trabajadores de Morvillo (Avellaneda), de Granja Tres Arroyos (Concepción del Uruguay-Entre Ríos), y de los ingenios Ledesma y Tabacal (Jujuy y Salta).
Viva el 8M; viva el 117° Aniversario del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.