Escribe Walter Sánchez
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El sábado 22 de marzo en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales dio un discurso en el marco de un supuesto “Congreso Educativo” con poca y nada de difusión, casi clandestino, que no convocó a otros educadores sino a los propios – n rigor, fue un acto partidario con el objetivo de encolumnar a la base detrás del programa pejotista.
“Hay que preparar la escuela para el mundo que se viene” fue el eje de su planteo. En el plano educativo enumeró tres puntos que forman parte del documento que aprobó este autopercibido “congreso educativo”:
1- “Formación Docente”: propuso separar la selección de directivos de la carrera docente. El Director/Gerente no es una novedad, ya estaba incluido en el famoso Plan Maestro de Esteban Bullrich. El objetivo es borrar toda función pedagógica y dejar únicamente el aspecto de administración/gestión y liderazgo. De esta manera la escuela pública se convierte, en el día a día, en una empresa privada. CFK repitió lo que había dicho en marzo del 2012: el empleado estatal es un “privilegiado” porque tiene estabilidad laboral y puede tomarse licencia. “Hay que premiar al docente que viene a trabajar todos los días”, adujo. Y remató: “Nada más peronista que premiar el mérito”. Es decir, presentismo y eliminación de la estabilidad laboral y la carrera docente.
2- “Nueva ética digital”: en línea con el “emprendurismo”, “convertite en tu propio jefe”, es decir el avance del cuentapropismo, propuso convertir a los estudiantes en desarrolladores de economía digital.
3- “La escuela como una comunidad con una nueva arquitectura institucional”: todo este palabrerío pseudoprogre sirve para sostener que “escuela” puede ser cualquier cosa: una unidad básica, una escuela de futbol, un club, un galpón. Otra propuesta que ya tiene largos años. Luego reconoció el avance del narcotráfico en las barriadas y reclamó escuelas de jornada completo, sin advertir que gobernó el país durante 16 años.
Con una habilidad discursiva sorprendente, en el medio de su alocución, CFK se las ingenió para reivindicar la reforma laboral con el argumento de “aumentar la productividad”. De lo contrario, dijo, el sistema jubilatorio -que actualmente tiene a más del 70% de los jubilados cobrando la mínima- sería “insostenible”. Es una nueva exculpación de las patronales, que han dejado de aportar a la caja previsional.
Quizás este sea el punto más ´escalofriante´ de la reforma educativa que quiere implementar Cristina Kirchner: propone tener dos escuelas secundarias, una que prepare a los estudiantes a ingresar a la universidad y otra que los prepare como mano de obra.
Su discurso empezó con una enumeración de ´avances´ durante su gobierno en el terreno educativo (FONID, Conectar Igualdad, Becas Progresar, etc) para concluir que sólo el peronismo sabe cómo llevar adelante la ´gestión´ (destrucción) de la escuela pública. Traducido en criollo: frente a la destrucción del salario, sumas en negro (incentivo docente); frente al avance de la pobreza, asistencialismo (planes y becas); frente a la destrucción de las condiciones edilicias, una notebook; y así sucesivamente. Para CFK, el ajuste para que pase debe ser ´compensado´, a diferencia del método Milei de “ajuste y punto”.
“El mundo que se viene”, de acuerdo a la expresión que utilizó la expresidenta, es el del capitalismo en decadencia, donde la desocupación, las guerras y la miseria serán moneda corriente. El “mundo que se viene” es donde se paga la deuda con el FMI y es una hipoteca para las jóvenes generaciones.
Para “el mundo que se viene” necesitamos otro programa: salario igual al costo de la canasta familiar, reparto de las horas de trabajo, no al pago de la deuda externa, 82% móvil para nuestros jubilados, concentración horaria para nuestros docentes, pago de horas extra clases, respeto al Estatuto del Docente, plan federal de viviendas, urbanización de la villas y barrios precarios.