Caen en picada las asignaciones familiares

Escribe Jacyn

Caen en picada las asignaciones familiares

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Casi 900.000 trabajadores dejarán este mes de cobrar la Asignación Familiar por Hijo (AFH), fundamentalmente por la caída del trabajo en blanco.

Según un informe oficial de la Subsecretaría de Seguridad Social, la cantidad de trabajadores en relación de dependencia presenta 870.891 personas menos que hace un año, lo que representa una reducción del -22,3%. Como contrapartida, se registra un aumento de 118.103 entre los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y de las Asignaciones por Hijo para beneficiarios del Seguro por Desempleo (22.664). En ningún caso alcanzan para compensar la caída de la AFH.

La diferencia entre la AUH y la AFH reside, fundamentalmente, en que la primera está dirigida a trabajadores no registrados con ingresos inferiores al valor de un salario mínimo ($ 296.832 a partir de marzo). Entre otros requisitos, exige a los beneficiarios no contar con ingresos por prestaciones contributivas, no contributivas, nacionales o provinciales; ser trabajador no registrado, ser monotributista social o trabajador de casas particulares (bajo el Régimen Especial correspondiente). La Asignación Universal por Hijo equivale a $102.693,70 por hijo, de la cual se cobra el 80% del total de la prestación cada mes ($82.404), mientras que el 20% restante se retiene y se paga en un único desembolso anual, luego de la presentación de la libreta de escolaridad y vacunación del niño. La AUH se complementa con la tarjeta Alimentar, que destina un monto decreciente por cada hijo ($52.250 para familias con un hijo, $108.062 para familias con tres hijos), y con el Complemento de Leche del Plan 1.000 Días, que suma $38.733. La AUH la reciben unas 4.150.000 personas y es la prestación asistencial con mayor cantidad de beneficiarios.

La ´caída de la pobreza´ que el gobierno celebró con bombos y platillos hace apenas una semana queda desmentida por estos datos. De un lado, porque la pauperización de los trabajadores por la vía de la pérdida de conquistas convencionales y aportes a la seguridad social es una tendencia firme. La clase capitalista ha lanzado una verdadera ofensiva contra los trabajadores de sus propios planteles, con despidos masivos, para reemplazarlos por monotributistas y contratos a término.

Por otra parte, la ´asistencia social directa´ -la cual, en el mejor de los casos, alcanza los $175.000 por hijo- se utiliza para disfrazar los datos reales de pobreza, que las cifras oficiales estiman en 11,3 millones de personas. El gobierno privilegió la AUH y la Tarjeta Alimentar, tras desmantelar el esquema de cooperativas del programa Potenciar Trabajo y congelar el monto del beneficio. A partir de estas disposiciones, el gobierno desencadenó su ofensiva contra las llamadas ´organizaciones sociales´, acusándolas de extorsión y malversación de fondos.

El empobrecimiento de los trabajadores es una tendencia de fondo a nivel mundial, que en Argentina ha adquirido características catastróficas para un país sin guerra, al cabo de sucesivos quebrantos, devaluaciones e hiperinflaciones.

Ningún programa económico capitalista podrá librar un verdadero ´combate a la pobreza´. Solamente la clase obrera organizada en base a un programa -prohibición de despidos, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, aumento de emergencia, salario y jubilación mínimos equivalentes al costo de la canasta familiar- podrá recomponer la situación de las familias trabajadoras.

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