Francia: la condena a Le Pen es parte del cordón sanitario erigido por la Unión Europea

Escribe Aldana González

Sólo la organización independiente de los trabajadores puede hacer frente a la extrema derecha.

Tiempo de lectura: 2 minutos

Le Pen fue declarada culpable de malversación de fondos públicos del Parlamento Europeo. Esto la deja inhabilitada y fuera de la pelea electoral presidencial en 2027. La líder de la extrema derecha francesa fue sentenciada por el Tribunal Penal de París a cuatro años de prisión -dos de prisión efectiva qué será domiciliaria con brazalete electrónico- y cinco de inhabilitación. La extrema derecha se movilizó en París contra la sentencia y contra los jueces a quienes acusa de llevar a cabo una sentencia política solo para proscribirla, pero la convocatoria fue un fiasco, superado ampliamente por las movilizaciones llamadas por el gobierno y la izquierda en defensa de los jueces y el “Estado de derecho”. Le Pen -que tiene al racismo como una de sus directrices principales- tuvo el descaro de compararse con Martin Luther King, en su lucha “pacífica” y “democrática” por los “derechos civiles de los franceses”.

La sentencia es un golpe para la extrema derecha. Le Pen usó fondos públicos de la UE, destinados a financiar el trabajo en el Parlamento europeo, para un uso partidario. RN (Agrupación Nacional) -primera en las encuestas- tiene un plan B, y es presentar a Jordan Bardella como candidato, que es el protegido de Le Pen, con solo 29 años.

La sentencia inaugura una nueva estrategia que el establishment de la Unión Europea tiene planeada para establecer el cordón sanitario, no tanto contra la extrema derecha como tal, sino contra los que define como agentes de Putin -la proscripción a través de las causas judiciales. En Rumania procedió directamente a desconocer las elecciones para no consagrar a un outsider derechista, prorruso. El ‘lawfare', en este caso, es una expresión de la guerra interimperialista. La izquierda francesa se ha unido a Macron ‘contra el fascismo’, mientras la inglesa (SWP) se embandera en la defensa de los derechos democráticos.

Pero el cordón sanitario lo levantan los mismos gobiernos que sentaron todas las condiciones para el fortalecimiento de la extrema derecha y que legitimaron la xenofobia metiendo a los migrantes asiáticos en seudocampos de concentración, permitieron que miles de africanos mueran ahogados en el Mediterráneo y acompañaron las invasiones bélicas de Estados Unidos en Medio Oriente, África, Ucrania y Haití que obligan a esas mismas poblaciones al éxodo. Son los responsables de crisis humanitarias en todo el mundo y del empobrecimiento del proletariado europeo.

El establishment de la UE reacciona desesperado ante el accionar disolvente de Trump, quien, siendo la cabeza del sistema capitalista, está poniendo en cuestión a toda la superestructura que sostenía hasta ahora a ese mismo sistema capitalista: la Organización Mundial de Comercio, las Naciones Unidas, el Tribunal de la Haya, la misma OTAN. Acuciado por la deuda externa más grande del mundo, acorralado por el déficit comercial, Trump avanza, como dicen algunos medios, como un elefante en un bazar, rompiendo al mundo tal como lo conocíamos hasta ahora, y prometiendo desastres humanitarios aún mayores.

La acción desesperada de la UE pasa por tratar de abortar cualquier surgimiento de vestigios trumpistas en el continente en pos de mantener en su sitio algo del mundo conocido. Pero este mundo es el de la desigualdad que no para de crecer, el que tiene a un 50% de la población en la pobreza. Es un mundo en donde hay guerras y genocidios.

El surgimiento de la ultraderecha es una de las consecuencias del fracaso y del ocaso del sistema que la UE se empeña en mantener con pulmotor. Por lo tanto, cada paso de la UE en este sentido le da mayor entidad a Le Pen y compañía.

Para acabar con la ultraderecha, los trabajadores tienen que organizarse en forma independiente contra la guerra y sus gobiernos, falsamente ‘democráticos’. El Poder Judicial no es un medio para derrotar al fascismo, en especial cuando ni siquiera condena a ese fascismo.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera