Protocolo docente en defensa de la vida y la educación

Escribe Itati Asis

Tiempo de lectura: 3 minutos

La curva de contagios y casos positivos de COVID19 ha tomado nuevo brío. El agravamiento de la crisis sanitaria y económica acentúa la necesidad de fortalecer la organización en los lugares de trabajo.

La docencia no está exenta de este proceso. Formamos parte de la primera línea de vulnerabilidad frente a esta situación, como lo demuestran las denuncias de docentes de La Matanza, Fiorito y San Martín por la exposición al coronavirus y el dengue desarrollando actividades vinculadas a la entrega del Servicio Alimentario Escolar (SAE).

La significativa aparición de casos positivos por coronavirus en barrios populares y villas ha expuesto la brutal precariedad en la que vive más del 40% de la población: la necesidad de trabajo y vivienda propia, acceso a los servicios esenciales y a una alimentación saludable son hoy las reivindicaciones más urgentes de esa franja de la clase trabajadora. Esta situación de precariedad de la mayoría de las barriadas obreras involucra directamente a las escuelas y a las y los trabajadores de la educación.

Históricamente la unidad de la docencia y las comunidades, en defensa de la educación pública, han enfrentado a los gobiernos responsables de la emergencia en infraestructura de las escuelas, paupérrimas condiciones de trabajo, degradación del SAE, salarios a la baja y un enorme grado de desocupación para miles de docentes.

El gobierno de Alberto Fernández, Kicillof y Trotta, como así también la burocracia del SUTEBA de Baradel, invocan el “voluntarismo heroico” de las y los docentes; a esta apelación también se suman sectores de la izquierda quienes, ante el reparto de la mercadería del SAE, han puesto a la docencia entre la falsa alternativa de que debemos “ser solidarios” y repartir los bolsones o será el ejercito el que lo haga.

Lo que esconde esto de “heroico” es la ausencia absoluta de un protocolo de prevención. Al cabo de dos meses de suspensión de clases, ni el gobierno, ni el sindicato que arenga el “heroísmo docente”, han entregado a cada trabajadora y trabajador un kit de prevención e higiene personal, como así tampoco se realiza la desinfección/fumigación correspondiente de los establecimientos educativos luego de cada entrega de alimentos.

Esta situación que expone tanto a la docencia como a las comunidades, las cuales realizan interminables filas para recibir la mercadería, y se verá recrudecida por el pronto período invernal. Como parte de una “crónica anunciada”, ya existen casos de docentes infectados. Otros se encuentran exigiendo testeos por haber estado en contacto con personas positivas por coronavirus o dengue. Al gobierno y a Baradel esto parece no importarles.

A quienes si nos importa defender la vida y la educación es a la docencia y a las comunidades. Por eso desde Tribuna Docente (T) planteamos:

Formación de comités que fiscalicen las acciones del Estado, bajo control de las y los docentes y de la comunidad educativa. Exigimos un kit de prevención e higiene personal para cada trabajador que voluntariamente colabore para la entrega del SAE. Desinfección correspondiente después de cada entrega. Realización de testeos. Si no están garantizadas las condiciones para la entrega de la mercadería en la escuela, preservemos la salud y la vida de las y los compañeras y compañeros y sus familias.

Rechacemos todo tipo de aprietes por parte de las autoridades educativas. Exigimos que el Estado se haga cargo del reparto de los bolsones, casa por casa; que estos contemplen los valores nutricionales recomendados y se les adicione un kit sanitario (de higiene personal y de desinfección del hogar). Que el SAE se univerzalice a toda la matrícula y alcance a todos los niveles. El Estado debe garantizar la entrega. Que los gobiernos municipales, a través de los Consejos Escolares, pongan a disposición la logística existente para realizar, para el cuidado de la docencia y la comunidad, la entrega de la mercadería en calidad, cantidad y en tiempo y forma a cada familia. Impulsemos la conformación de Comités de seguridad e higiene, con poder de veto, para la elaboración de un protocolo en defensa de todas las reivindicaciones en nuestras organizaciones gremiales.

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