Escribe Anahí Rodríguez
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El 12, 13 y 14 de noviembre la CONADU Histórica convocó a un nuevo paro de la docencia universitaria. Sumó la adhesión de FAGDUT (Federación de la Universidad Tecnológica) y la CONADU. Posteriormente, el 19 de noviembre, la FATUN -la federación de trabajadores no docentes- que convocó un paro de 24 horas.
Los paros de las CONADU y de FAGDUT y FATUN, centraron la acción en el reclamo de la efectiva aplicación de la ley de financiamiento universitario, sobre todo, por los bajos salarios. En el caso de la FATUN se sumó el pedido de un bono de fin de año que le permita a la conducción presentarse como una dirección que conquista logros frente a un escenario de hundimiento salarial. Cabe destacar que el paro de FATUN coincidió con un paro nacional de ATE contra la reforma laboral; sin embargo, no hubo ninguna intención de confluir.
Los paros tuvieron acatamiento aunque en un cuadro de fuerte desgaste y desconfianza por la perspectiva de la lucha por la altura del año y el fin de las clases.
La conducción de la Conadu Histórica se niega a debatir un balance de estos paros tardíos y sin perspectiva. Peor aún, echaron a rodar la propuesta de continuar las medidas con la no toma de exámenes. Como la mayoría del congreso rechazó el planteo por considerar que afecta a los estudiantes (que necesitan las mesas para pasar de año o sostener las becas), hicieron aprobar la moción de parar en la semana del 1 al 6 de diciembre.
Esta acción que aparenta ser combativa es una medida tardía que no va a ningún lado. Tiene el peligro, incluso, de dividir el movimiento de lucha porque en muchas facultades coincide con las mesas. A esta altura del año no se puede revertir el planchazo que la conducción de la federación le imprimió a la lucha por el seguidismo al Frente Sindical Universitario y a los rectores (CIN) y su política de atar los reclamos presupuestarios a la agenda parlamentaria y, luego, al triunfo del peronismo en las elecciones.
Se impone un giro a fondo del rumbo de la lucha universitaria y educativa. Ya en algunas universidades se ha abierto el debate de preparar el no inicio del 2026. Es el caso en las universidades de Tucumán y de Córdoba. El gobierno de Milei pretende avanzar con un ajuste aún más a fondo y a eso apuntan los diferentes proyectos de reformas educativas.
Es necesario impulsar una agenda de plenarios, asambleas, congresos, convocados o autoconvocados, orientado a impulsar el no inicio como expresión de la huelga general universitaria y educativa por el salario, los convenios y el presupuesto, para aplastar la reforma laboral y la ley de libertad educativa y defender todos los derechos democráticos de organización y lucha de los trabajadores.
