El ultimátum de Trump a Venezuela

Escribe Aldana González

Milei reclama a la Corte Penal Internacional el arresto de Maduro.

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Este martes circularon trascendidos sobre la conversación que Donald Trump mantuvo con Nicolás Maduro el 21 de noviembre pasado.

Hasta ahora, ni desde Washington ni desde Caracas se había brindado información sobre el contenido de la charla; solo había especulaciones.

En la conversación, que duró 15 minutos, se habría discutido un encuentro entre ambos mandatarios que finalmente no se concretó, lo cual -según medios como El País- habilita a pensar que “puede ser un primer paso para continuar con el diálogo”. Sin embargo, en esa misma comunicación también existió un ultimátum que Trump habría dado a Maduro para que dejara el país. El venezolano habría puesto tres condiciones que Trump rechazó para su salida del poder, según una persona presente en la reunión citada por el Miami Herald.

En primer lugar, Maduro pidió garantías absolutas de vida e inmunidad legal para él, su círculo cercano y todos los funcionarios venezolanos sancionados por Estados Unidos.

El mandatario venezolano también solicitó conservar el mando militar, en un esquema similar al ocurrido en Nicaragua en 1990 con Violeta Chamorro, quien asumió la presidencia sin controlar directamente las Fuerzas Armadas, que continuaron bajo liderazgo sandinista -quienes habían derrotado a la dictadura de los Somoza- hasta 1995, a pesar de que la coalición opositora que ella encabezaba había ganado las elecciones y gobernó Nicaragua durante siete años. A cambio de seguir controlando a las fuerzas, Maduro propuso convocar elecciones libres.

Por último, propuso un cronograma de salida paulatina del poder, que fue rechazado por Trump, quien pretende una renuncia inmediata.

Tras conocerse el contenido de la llamada, Nicolás Maduro redobló la verborragia antiimperialista y anunció que continuará con la construcción de una “Venezuela potencia, soberana, libre y socialista”, pese a que se supo que anteriormente había hecho numerosas ofertas a Trump que atentaban contra la soberanía de su país, como ofrecerle participación mayoritaria en PDVSA.

El ultimátum de Trump

Según Reuters, Donald Trump estableció un ultimátum para que Maduro abandonara Venezuela antes del viernes pasado.

Cumplido el plazo, el fascista anunció el sábado el cierre total del espacio aéreo sobre Venezuela y sus alrededores, lo que redujo notablemente los vuelos, aunque sin restringirlos por completo.

El lunes, Trump convocó a su Consejo de Seguridad para discutir los pasos a seguir. Karoline Leavitt, portavoz oficial, aseguró que no podía revelar más detalles, pero indicó que “hay opciones disponibles para el presidente”. Sin embargo, este miércoles, violando sus propias declaraciones sobre el cierre del espacio aéreo venezolano, el gobierno de Trump solicitó reanudar los vuelos de repatriación de migrantes hacia el país sudamericano.

A la ilegalidad que atraviesa toda la operatoria del Comando Sur en el Caribe se suma otro cuestionamiento que le llega a Trump desde el Senado y desde el propio ejército.

La semana pasada, el Washington Post informó que, tras el primer ataque norteamericano contra un supuesto barco narcotraficante en el Caribe -un acto ilegal en sí mismo- el secretario de Guerra, Hegseth, dio personalmente la orden verbal de matar a dos sobrevivientes que se aferraban a los restos del naufragio en llamas (La Nación, 3/12).

La orden de matar a sobrevivientes de un ataque naval viola todo código militar, y cualquiera que emita o cumpla dichas órdenes debería ser procesado por crímenes de guerra.

Cinco congresistas -todos ellos veteranos de guerra- llamaron a desobedecer órdenes ilegales, lo que puso en cuestión la autoridad de Trump, ya que dicha acción no solo impugna sus órdenes, sino que además pone en riesgo su cumplimiento.

En el ejército norteamericano existe un debate abierto sobre el resguardo legal que puedan tener los efectivos de cualquier jerarquía al violar el derecho internacional y el propio derecho estadounidense al seguir las órdenes de Trump, sobre todo cuando este no cuenta con garantías para un mandato eterno. Sin embargo, la historia estadounidense muestra que los únicos castigados siempre fueron los militares que se negaron a cumplir dichas órdenes y no quienes violaron los códigos de guerra.

Trump aprovechó la amenaza de una incursión terrestre para ampliar su campo de acción y aclaró que los ataques podrían dirigirse contra cualquier país que trafique droga hacia Estados Unidos, en una clara alusión a Colombia.

Ya había calificado a Gustavo Petro de narcotraficante, retirado su visa y sancionado a él y a dos familiares por las declaraciones del presidente colombiano contra el ataque a Venezuela y el genocidio en Gaza.

Como desafío, Petro confirmó que Colombia volvió a operar vuelos desde y hacia Venezuela, rechazando la advertencia de Trump de no volar sobre cielo venezolano. También invitó al fascista a ver cómo Colombia destruye nueve laboratorios de cocaína por día sin usar misiles.

Sin embargo, como Colombia tiene elecciones presidenciales el año próximo, Trump tiene preparado para ese país el mismo plan de amenazas que utilizó para extorsionar al electorado argentino, aunque sin hundir barcazas en mar abierto.

En cambio, el despliegue militar en el Caribe y la actividad bélica en la región constituyen una amenaza concreta para Cuba, la espina que el imperialismo norteamericano tiene clavada desde hace más de 60 años.

Milei

En La Haya, el encargado de negocios de la Argentina, Diego Sadofschi, tomó la palabra ante la Asamblea de la Corte Penal Internacional el lunes pasado para exigir que se activen “de manera inmediata” las órdenes de captura contra Nicolás Maduro y otros funcionarios, retomando una presentación iniciada por Mauricio Macri, retirada por Alberto Fernández y reactivada ahora por Javier Milei. La exigencia es ridícula, primero porque supone que la CPI cuenta con una fuerza propia para ejecutar sus decisiones y, segundo, porque Argentina argumenta “violaciones de derechos humanos” cometidas por Maduro como fundamento, cuando acaba de votar en contra de una resolución internacional contra la tortura en las Naciones Unidas. Ni hablar de su apoyo explícito al genocida Netanyahu, condenado por la misma CPI.

En realidad, el enojo teatralizado en la CPI es la vía que encontró Milei para apoyar un ataque de Estados Unidos a Venezuela y lograr el tan deseado cambio de régimen, cuando por los propios límites materiales de los destructores argentinos no pudo enviar efectivos al Caribe.

El antecedente más reciente es la invasión a Panamá en 1989 para derrocar y detener a Noriega. Carlos Menem, recién asumido, tuvo una posición ambigua: respaldó a Estados Unidos, pero evitó avalar explícitamente la invasión militar. Así, apoyó a Estados Unidos sin romper con el principio histórico argentino de la no intervención, algo que a Milei no le quita el sueño.

Milei necesita sobreactuar su alineamiento total con Trump, sobre todo porque hay parte del reciente acuerdo con Bessent que no puede cumplir, como el rompimiento total de relaciones con China. Los diarios del martes expusieron la cancelación de la visita de Bessent a la Argentina como consecuencia del enojo del gobierno de Trump por este incumplimiento.

En los primeros nueve meses de 2025, Argentina registró importaciones desde China que superaron los USD 13.091 millones, un salto del 66% respecto del mismo período del año anterior (LPO, 3/12).

Milei -que redujo la representación diplomática en Caracas y dejó la embajada en manos de Brasil- está plenamente alineado con la política belicista de Trump en América Latina, a la cual se ha sometido permitiendo el ingreso de marines al territorio nacional para realizar ejercicios conjuntos en agosto y noviembre de este año sin el aval del Congreso, es decir, violando la Constitución Nacional, y más aún al declarar que enviará efectivos y destructores al Caribe.

El despliegue del Comando Sur en el Caribe no es contra Nicolás Maduro, sino para afianzar el control del imperialismo sobre América Latina y sus recursos naturales. El silencio de los sectores nacionales y populares es una ofrenda al trumpismo. Solo la movilización independiente contra la injerencia yanqui y contra los gobiernos que la apoyan puede detener a los marines.

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El operativo ‘Lanza del Sur’ cierra el espacio aéreo de Venezuela Las Fuerzas Armadas de Milei se aprestan a intervenir en la guerra de Donald Trump y Marcos Rubio. Por Aldana González, 02/12/2025.

Revista EDM