Municipales de Córdoba: momentos decisivos

Escriben Andrés Oroño y Damián Salcedo

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El conflicto de los trabajadores municipales de Córdoba se acerca a un punto decisivo: el martes próximo vencen centenares de contratos por tiempo determinado. Para La Voz del Interior (27/6), “la posibilidad de que se caigan los contratos es la estocada previa a una negociación (entre la Municipalidad y el Suoem) que dé por concluido el largo conflicto que ayer cumplió 50 días (…) (el intendente) Llaryora negociará con el Suoem algunas reincorporaciones a cambio de la aceptación de todas las medidas de recorte salarial que el Ejecutivo aplicó desde enero pasado”.

En términos algo diferentes, esto ya pasó en el inicio de la gestión de Llaryora, a principio de este año, cuando, por primera vez en más de 30 años, la conducción gremial aceptó incorporar al salario sumas en negro a cambio del ingreso de contratados. En aquella oportunidad, no solo la directiva verde, sino agrupaciones de oposición -como la Fucsia (PO oficial)-, cantaron “triunfo”, cuando en realidad se trataba del inicio de un profundo ataque al salario y a las conquistas de los trabajadores municipales. Los ideólogos y estrategas de Llaryora vuelven ahora a la misma táctica.

Los gobiernos de Llaryora y Schiaretti tienen dos varas diferentes para medir la crisis: a los especuladores y a las grandes empresas capitalistas les reconocen aumentos. Emitieron bonos por 2.000 y 9.000 millones de pesos, respectivamente, con aumentos y beneficios gigantescos para renegociar sus deudas.

Para los trabajadores, en cambio, pretenden imponer una rebaja estratégica de salarios para pagar los vencimientos de deuda. ¡Aquí están los recursos que se roban a los trabajadores! Pero la gigantesca deuda provincial, como la crisis de deuda nacional, se encuentra en un callejón sin salida, porque el estado nacional también está quebrado.

Pese a la opinión interesada de algunos medios de la burguesía, es una gran mentira el intendente se haya fortalecido. En realidad, está acusando un desgaste ante la lucha de los trabajadores que lleva 50 días. Se trata del conflicto gremial más prolongado de los últimos 20 años, cuando Germán Kammerath gobernaba la ciudad. Llaryora se ha visto obligado a recurrir al urgente llamado de cuadrillas de alumbrado, olvidándose de sus planteos de no pagar horas extras, y a los inspectores a los que pretendía reemplazar. La población de los barrios más pobres se ha pronunciado en defensa de las escuelas municipales que pretende atacar. Es un gobierno patronal que enfrenta la perspectiva de una inminente quiebra económica y política.

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