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El primer ministro libanés y su gabinete dimitieron el lunes luego de un fin de semana donde miles de libaneses salieron a las calles de Beirut para repudiar al gobierno y pedir su renuncia. Las manifestaciones se dieron luego de la explosión en el puerto que dejó más de 200 muertos, 6.000 heridos y 300 mil sin hogar.
La policía respondió con una violenta represión cuando estallaron enfrentamientos en el centro de la ciudad, disparando cientos de rondas de gases lacrimógenos, balas de goma e incluso fuego real, hiriendo a cientos de manifestantes. Pero la pujanza de los manifestantes superó a la represión y tomaron varios ministerios y edificios públicos. Los manifestantes hicieron críticas a viva voz contra Hezbollah, con fuerte influencia en el gobierno. El Primer Ministro Hassan Diab y todo su gabinete renuncian luego de haber asumido el cargo en enero, donde todo su mandato estuvo signado por protestas masivas contra la carestía y la devaluación de la moneda y el default de la deuda del año pasado obligaron al gobierno anterior a renunciar.
El gobierno de Diab fue impotente ante el descalabro económico que se profundizó con la captura de los depósitos en dólares de los ahorristas e impuso un “corralito” que permitía el retiro de depósitos en cuentagotas, mientras las denuncias de fuga de capitales de los banqueros ascendían a decenas de miles de millones de dólares. El vaciamiento de las arcas del banco central dejó sin divisas al país, que no podía ni comprar combustible para producir energía eléctrica.
La dimisión del gobierno profundiza las dudas sobre qué produjo la explosión.
Inicialmente las autoridades libanesas explicaron la gigantesca explosión en el puerto de Beirut como un accidente que hizo estallar de 2.700 toneladas de nitrato de amonio, un fertilizante inflamable que llevaba más de seis años almacenadas en el puerto, aunque no ofrecieron evidencia de sus afirmaciones ni la forma en como ocurrió.
La pregunta que quedo sin respuesta es ¿cómo el gobierno libanés y sus autoridades portuarias y aduaneras permitieron dejar una cantidad tan asombrosa de nitrato de amonio durante años en un área abierta que estaba rodeada por una herradura de rascacielos densamente poblados y oficinas comerciales? Algunos en la ciudad pensaron en un coche bomba, vinculado al veredicto del tribunal de la Haya esta semana de cuatro militantes de Hezbollah, juzgados en ausencia por el asesinato en 2005 del ex primer ministro Rafiq Hariri por un camión bomba en la costa marítima de Beirut.
Ahora el presidente Michel Aoun cambió la versión oficial y dice que “hay dos posibles causas de la explosión que mató 150 personas, negligencia o “intervención externa” por un misil o una bomba” (USATODAY).
El secretario de Defensa, Mark Esper, dijo el miércoles que "la mayoría cree" que la explosión en Beirut "fue un accidente, como se informó", esto a pesar de que el presidente Donald Trump un día antes durante una conferencia de prensa dijo que fue un “ataque deliberado”. En sus declaraciones enfatizó que la explosión “parece un ataque terrible”. (CNN, 5/8/20)
Un ex agente de la CIA dijo que “claramente fue un explosivo militar”, en declaraciones a la CNN y agregó “mirás esa bola naranja (de fuego) y claramente, como dije, es un explosivo militar”.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah cerró filas con el presidente Michel Aoun para rechazar una investigación internacional sobre la explosión en el puerto y dijo desconocer el almacenamiento de nitrato de amonio almacenado en el puerto.
Esta explosión se produce cuando a fines de Julio las fuerzas israelíes intercambiaron fuego con Hezbollah en la frontera donde disputan una región. Israel acusó a militantes de Hezbollah de cruzar la frontera lo que fue respondido por con armas de fuego y cañones de tanques.
Las masivas manifestaciones abrieron una crisis y la caída del gobierno.
“Si los manifestantes aprovechan su inmenso apoyo popular en un proceso político enfocado, eventualmente podrían involucrar y eliminar a la élite de poder existente…”, comenta **Al Jazeera sobre la situación abierta
Las masivas manifestaciones se anotan una victoria al derribar el gobierno. Para destruir al régimen, que incluye no solamente al ejército sino al partido-milicia Hezbollah, y al sistema de clanes, a la vez tribales y financieros, es necesario aún determinar propósitos y programa. Derribar el régimen de reparto político entre sectas de contenido capitalista, para dar paso a una República, plantea una revolución socialista – con alcance a todo Medio Oriente.