El colapso sanitario en Bahía Blanca y los trabajadores de la salud

Escribe Jorgelina Diaz

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Llego septiembre, pero no para alegrarnos un poco como todos los años, porque estamos atravesando el pico de la pandemia tan comentado y alertado desde marzo. Este pico trajo consigo el colapso sanitario esperable arrastrando muertes, preocupación y desidia. Pasaron 175 días desde el anuncio que proclamaba una cuarentena estricta, por estos días deshilachada. El esfuerzo de la sociedad por el supuesto objetivo de reforzar el sistema de salud no dio resultado esperado. No se pueden solucionar en 6 meses tantos años de abandono, mucho menos sin la aplicación presupuestaria necesaria para paliar esta pandemia.

La curva de casos aumenta exponencialmente y la crisis sanitaria en nuestra ciudad es evidente. La población ronda los 300 mil habitantes y contamos con una disponibilidad de 163 camas de internación exclusivas para casos de COVID-19 y 31 unidades de terapia intensiva, también reservadas solo para estos casos y distribuidas en ocho instituciones públicas y privadas. En solo un par de días, el número de infectados que precisó de asistencia respiratoria mecánica se duplicó al igual que la ocupación de camas de terapia intensiva, quedando solo 13 disponibles. La familia de un vecino que acaba de fallecer está denunciando que no había una cama disponible para su intervención de emergencia. El Hospital Municipal suspendió por una semana las intervenciones no vinculadas al COVID. Es decir que la cobertura sanitaria para la pandemia en nuestra ciudad es paupérrima. Falta disponibilidad de camas en hospitales, falta personal, escasean los testeos. Los contagios entre el personal de salud van en aumento -hoy son 90 en total- y no son reemplazados, sino que se sigue sobrecargando las horas y el trabajo entre los que van quedando. Es muy difícil seguir sobrellevando esta situación, en vías de agravarse con el correr de los días. Es sumamente importante que se realicen los testeos a todo el personal y que se nombren nuevos cargos, fundamentalmente enfermeras y enfermeros. Es notable la escasez de los test para realizar diagnóstico, los resultados tardan varios días en el sector público, aunque menos en los laboratorios privados.

A esta altura se dejó de valorar el gran esfuerzo que realizan los trabajadores de la salud para dar batalla a esta pandemia, la cual dejó en descubierto no solo que somos los más expuestos al contagio, sino también las condiciones de precarización laboral y sueldos de miseria que tenemos. Necesitamos de manera urgente que los protagonistas para hacer frente a esta crisis seamos los trabajadores de la salud, con asambleas interhospitalarias, colocando nuestra voz y planteos en los comités de crisis hospitalarios.

El 21 de septiembre, además de la llegada de esta primavera tan particular, es el Día de la Sanidad y en muchos centros de salud del país ya se encuentra en marcha la convocatoria a una jornada de lucha. Sera la oportunidad para colocar todas estas demandas y necesidades urgentes del sistema sanitario.

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