Crónica de la gran huelga portuaria

Escribe Pablo Viñas

Libertad a los estibadores detenidos. Cárcel a la patota patronal.

Tiempo de lectura: 7 minutos

El fin de semana pasado, en el marco de una huelga, los estibadores de “Terminal Río de la Plata” (TRP) -que abarca las Terminales 1, 2 y 3 del puerto de Bs. As.- fueron reprimidos por Prefectura. En las terminales 4 y 5 -administradas por APM Terminals y Bactssa respectivamente- una patota de barrabravas al servicio de la patronal atacó a balazos y punta de cuchillo un piquete que realizaban, dejando trabajadores gravemente heridos. Tras estos hechos la huelga se extendió a todo el puerto, obligando a la patronal en la noche del jueves a firmar un acuerdo paritario, engendrado por la combativa lucha de los estibadores que aún cuentan con seis detenidos.

Desde hace meses que los estibadores portuarios del SUPA reclamaban por la revisión de las paritarias 2019-2020, que debía rediscutirse en febrero, y la apertura de las nuevas que debían regir desde junio. La FeMPINRA -federación marítima que nuclea a los gremios de Apuntadores, Guincheros, Capataces y Marina Mercante-, liderada por el ex triunviro cegetista Schmidt, firmó con las patronales una paritaria a la baja. Ante la negativa del SUPA a firmar este acuerdo, la patronal rechazó iniciar una negociación particular, iniciando una política de provocación.

La batalla de junio y la reapertura paritaria

En este marco, los obreros del SUPA inician un trabajo a reglamento desde el viernes 19 de junio. A la mañana siguiente, la patronal de TRP impide el ingreso de los portuarios de las Terminales 1, 2 y 3. A la tarde, en la terminal 4, la patronal de APM Terminals se suma a la provocación, intentando impedir allí también el ingreso, haciendo caso omiso al declarado carácter esencial de los trabajadores. Mientras tanto, ambas patronales organizan la estiba con jerárquicos fuera de convenio y personal ajeno - rompiendo todos los protocolos de seguridad e higiene y también aquellos impuestos ante el Covid. Sin embargo, los obreros de la Terminal 4 logran sortear el atropello patronal y ocupan su lugar de trabajo, evitando el carneraje.

Así los obreros TRP se quedan haciendo una permanencia en la puerta de sus terminales, y los de la 4 mantienen su permanencia durante 30 largas horas bajo la lluvia, durante el domingo, Día del Padre, resistiendo la amenaza y asedio de la Prefectura que incluso impidió el ingreso de alimentos. La patronal les cortó el agua y la luz, pero nada de esto logró hacer mella en la decisión obrera. El lunes por la madrugada la patronal consigue una orden de desalojo por parte de una fiscalía. Los portuarios mantienen desde ahí un piquete en la puerta de las terminales 1, 2, 3 y 4, hasta el lunes por la noche, cuando se logra el compromiso de reapertura de la paritaria y fecha de audiencia en el Ministerio de Trabajo.

Lockout, huelga, carneros y represión

A partir de entonces, el Ministerio de Trabajo decreta la conciliación obligatoria. Luego, la directiva del Supa comienza a firmar una sucesión de conciliaciones “voluntarias”, frenando la iniciativa de lucha de sus propias bases, lo que se prolonga meses. Pero la espera no logra enfriar los ánimos, sino todo lo contrario.

El 31 de agosto los representantes empresarios no se presentan y envían un abogado a la audiencia ministerial a informar que se mantenían inflexibles en la propuesta ya firmada por la FeMPINRA en junio. Esta noticia genera indignación en los estibadores, el sindicato consulta si volver al trabajo a reglamento o ir al paro. Se inicia de inmediato un paro general del SUPA en todo el puerto de Buenos Aires, con medidas solidarias en las plazoletas fiscales y Dock Sud. La Fepa (Federación que nuclea a los sindicatos de estibadores de todo el país) amenaza con extender el paro a nivel nacional, pero rápidamente archiva esta posibilidad ante una conciliación obligatoria emitida por Trabajo.

Los posteriores intentos del SUPA de levantar la huelga fracasaron y, finalmente, solo se suspenden las medidas ante la obtención de una audiencia con el Ministro de Trabajo el miércoles 2 de setiembre, reunión en la que el SUPA insiste con su pliego de reivindicaciones. Pasan los días, y la patronales de TRP y Terminals 4 inician un lockout ofensivo, impidiendo el ingreso desde el pasado sábado 5. Las patronales se jugaban a barrer con los estibadores, con el beneplácito de la burocracia de la FeMPINRA que observaba la situación expectante.

El lockout se inicia por la mañana en TRP, donde los estibadores con sus delegados se dan los medios para acceder y ocupar sus lugares, ingresando a las terminales 1, 2 y 3, logrando cortar el trabajo de los barcos. Interviene prefectura y los retiene masivamente en la terminal durante horas, sus compañeros y portuarios de otras terminales se agolpan en la puerta de TRP exigiendo su liberación. Allí los combativos portuarios tiran un portón de la empresa y arremeten contra las garitas de seguridad de la empresa. Obteniendo la libertad de los retenidos, que vuelven a intentar reingresar a su lugar de trabajo, donde la prefectura detiene 37 compañeros, en lo que constituye un atropello escandaloso. 6 de ellos (cuatro delegados y dos miembros de la directiva) siguen presos hasta el día de hoy.

El ataque criminal de la patota patronal

Ese mismo sábado por la tarde, los estibadores de APM Terminals (T4), a pesar de no ser nombrados para sus labores, se autoconvocan en el puerto ante la noticia de que se realizarían tareas de faena sobre un barco que atracaría el día siguiente. Pero encuentran vallada la puerta de su terminal, lo que impidió también el ingreso de apuntadores, guincheros y trabajadores de otros gremios.

El domingo, los obreros mantenían piquetes en las puertas de las terminales 1, 2, 3 y 4, y otro en Buquebús, para bloquear el acceso a lanchas dispuestas por la patronal para transportar carneros a las terminales. En plena madrugada una patota de barrabravas de River llega al piquete en la puerta de la terminal 4 armados con armas de fuego y cuchillos, baleando a los trabajadores, atacando a los que estaban en la puerta e incluso buscando a los que están durmiendo en autos, golpeándolos, baleando autos y acuchillándolos, dejando numerosos heridos. Allí se abre el portón y sale un gerente armado con los jefes de la banda de lúmpenes contratados por la empresa, los cuales actuaban claramente bajo las órdenes de la patronal. La supuesta “batalla intersindical” o entre trabajadores, sostenida por TN, Ámbito Financiero, y el propio Coria, burócrata propatronal del sindicato de Guincheros, es una completa farsa.

Los obreros terminan apedreando a los matones de la patronal, que se retiran en varios autos mientras disparan contra los trabajadores (ver video). Un portuario sufre una herida de bala en el pie y otro luego de 12 horas de búsqueda angustiosa de sus compañeros, aparece duramente golpeado en su propio auto, donde había perdido el conocimiento por los golpes; otros sufren cortes de cuchillo.

A pesar de la enorme gravedad de la situación, la Fepa no convoca a parar a todos los SUPA del país, pero la huelga se extiende a todo el puerto de Buenos Aires y a la terminal de Exolgan en Avellaneda. Los apuntadores, que, impedidos de ingresar a sus puestos de trabajo, al enterarse que están siendo reemplazados por carneros, inician un paro de 72horas y obligan a la propia FeMPINRA a tener que iniciar también un paro. La resistencia de los estibadores terminó pariendo una huelga general portuaria que se extendió a todos los gremios, a las plazoletas fiscales y al Docke.

El nuevo acuerdo paritario

En este cuadro, el miércoles pasado la patronal se avino a acordar con el SUPA una paritaria superior a lo firmado por la FeMPINRA. Esto produjo una conmoción en la base de los demás gremios, y empujó a la burocracia de la Federación Marítima a reclamar sus propias mejoras. Finalmente, el jueves 11 de setiembre, se firmó un acuerdo con todos los sindicatos, arrancado por la lucha de los estibadores, para todos los obreros del puerto.

El aumento, con sus límites, y sin haber pasado por la instancia de una asamblea general, igualmente constituye una indudable conquista de la lucha en tanto se obligó a la patronal a sentarse en la mesa de negociación y firmar un acuerdo superador a lo acordado por la federación pro patronal. No se obtuvo el retroactivo de febrero, manteniéndose el aumento del 10% de la paritaria 2019 en junio. Se obtuvo el pago (no remunerativo) de los salarios caídos por los días de paro. Por la paritaria 2020, se obtiene un 10% en julio, otro 5% octubre, 5% en diciembre, y 10% en febrero 2021; se reconocen importes retroactivos de junio, julio y agosto (de nuevo no remunerativos). Incorpora al básico desde junio los $4.000 no remunerativos del gobierno. A ello se suma un bono de esencialidad de $20.000 a cobrarse en octubre y una gratificación extraordinaria anual de $36.000 para enero de 2021.

Se obtuvo también la reclamada mesa de discusión de efectivización para octubre. Pero la patronal metió la cuchara, poniéndole como nombre “mesa de dotación de personal”, adelantando que piensa discutir dotaciones y polifuncionalidad.

Por la inmediata libertad de los estibadores y el castigo a la patota patronal

No se puede hablar de triunfo hasta que los estibadores, parteros de esta gran conquista, no obtengan la libertad de los 6 compañeros detenidos desde hace ya casi una semana, bajo la venia de un juez títere de la patronal. La directiva del SUPA, en todos estos días, no convocó una sola medida por los compañeros, jamás movilizó por ellos, ni condicionó el levantamiento de la medida de fuerza a efectivización de su libertad.

No podemos permitir que la conclusión de semejante lucha sea que quienes más pelearon, terminen perdiendo su libertad. En el marco de una derrota patronal, esto es un llamado a no luchar en el futuro. Por ello esta crónica no es un balance, porque esta lucha no se puede dar por concluida hasta que los compañeros sean liberados.

Exigimos la investigación del ataque criminal de la patota de la empresa, que no ha removido ni siquiera al gerente que actuó desenfadadamente con los mercenarios. Llamamos a todas las organizaciones sindicales, políticas y de derechos humanos a exigir la libertad de los compañeros. Por un inmediato paro general portuario en su defensa. La CGT y la CTA deben pronunciarse y convocar a medidas de lucha. Llamamos a todos los portuarios a sumarse a este reclamo, en defensa de los compañeros, que junto a los demás estibadores consiguieron reabrir las paritarias e impusieron un aumento que ahora percibirá todo el puerto. A los compañeros, la libertad. A la patota y sus mandantes, la cárcel ya.

Crónica sobre la base de informe de compañeros portuarios.

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