Escribe Pablo Busch
La salud de los trabajadores está primero.
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Los trabajadores del turno noche de Bagley Villa Mercedes iniciaron una medida de fuerza el jueves pasado, al rechazar ingresar a la planta ante la noticia de casos positivos de Covid 19 y de varios casos sospechosos. El cuerpo de delegados, de la Agrupación Azul y Blanca -opositora a la Verde-, llamó a través de un comunicado a extender la medida al resto de los turnos, logrando que los micros del turno mañana lleguen vacíos a la empresa. El STIA San Luis, sorpresivamente, llamo a apoyar la medida de fuerza.
La empresa Arcor viene de un conflicto extendido a todas las plantas del país por penalizar económicamente a las madres de familia, licenciadas por la suspensión de las clases. La llegada del Covid 19 a las ciudades del interior y su ingreso a las industrias esenciales puede causar un desastre en la provincia. En la planta de Villa Mercedes trabajan más de 1.000 personas, con el agravante de que las medidas preventivas que reclamadas por los delegados son siempre desatendidas por la patronal de Pagani.
El mismo día que se realizó la medida, la Federación de Trabajadores de Industrias de la Alimentación contabilizó en su plenario de secretarios generales 1.400 trabajadores de la industria contagiados y siete fallecidos. Por supuesto que el plenario de Secretarios Generales no definió ningún tipo de plan de acción frente a esta situación de colapso de la fuerza de trabajo, solamente el refuerzo de los controles sanitarios de parte de los directivos de las seccionales.
La pulseada por los protocolos sanitarios, por la implementación de los cercos epidemiológicos, por el pago de las licencias y de las medidas adoptadas para adaptarse a la pandemia recorren hoy a todas las fábricas alimenticias del país, llegando a medidas de fuerza en varias de ellas, algo que de profundizarse plantearía la posibilidad de una huelga general en defensa de la salud. La llegada del Covid a San Luis incorpora a las fábricas de la provincia a esta confrontación estratégica entre la salud de los trabajadores y los intereses de los capitalistas y a esta perspectiva.
El gobernador puntano Rodríguez Saa intervino convocando a un “comité de crisis” a inspeccionar las condiciones sanitarias antes de reiniciar la producción. Es un modo de destrabarle el conflicto a la empresa. Es lo que han hecho todos los gobernadores e intendentes en todos los establecimientos donde el Covid ha circulado en gran escala. Las autoridades del gobierno se colocan como "árbitros imparciales", pero para implementar un protocolo que le garantice a Arcor-Bagley el reinicio más pronto posible y, sobre todo, el establecimiento de un mecanismo para que la planta no vuelva a parar ante los próximos casos que, sin dudas, vendrán.
Alrededor del Comité de Crisis se plantea un importante debate para los trabajadores de San Luis, y es extensivo a los de todo el país. El STIA llama a depositar toda la confianza en las decisiones tomadas por los comités, a pesar de que estos terminan dándole un marco de continuidad productiva a las empresas, sin que se detengan los contagios entre los trabajadores. Los trabajadores y sus delegados no deben depositar ninguna confianza en las autoridades provinciales; defensa de un protocolo propio de los trabajadores, comenzando por la cuarentena total de la planta si se dispara el crecimiento de los casos, ningún descuento ni sanción por la medida de fuerza.