Referentes de Derechos Humanos repudian la violencia en el Hospital Tornú

Escribe Lucía Guevara

Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel condenaron la persecución a los residentes de Terapia Intensiva.

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En las últimas horas, centenares de personas y organizaciones se pronunciaron contra la persecución que sufren los y las residentes de Terapia Intensiva del Hospital Tornú. El petitorio lanzado por la asamblea de residentes y concurrentes del hospital superó las 1000 firmas en un par de días. Entre los adherentes, se encuentran importantes referentes de la lucha en defensa de los DDHH, como Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo - Línea Fundadora) y Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nóbel de la Paz).

Recordemos que la residencia de Terapia Intensiva fue disuelta tras denunciar hechos de violencia física y psicológica sufridos por la Dra. Laura Díaz en la propia UTI. Las personas denunciadas por estos actos, el médico Claudio Garabedian y el jefe del servicio Marcelino Linares, siguen trabajando en sus puestos. No ocurrió lo mismo con sus denunciantes. La residencia de UTI fue dividida entre varios hospitales y la Dra. Laura Díaz fue privada de ejercer el cargo de Jefa de Residentes de la UTI Tornú, para el cual había sido votada por sus compañeros. Incluso se les prohibió tomar guardias en el Tornú, con el objetivo de cortar todo vínculo entre ellos y el hospital.

Los responsables de tomar estas medidas tienen nombre y apellido. La asamblea de residentes y concurrentes denunció al director del hospital, Luis Castañiza, y a quien coordina el sistema de residencias en el Ministerio de Salud de CABA, Gabriel González Villa Monte, como los principales artífices de las medidas persecutorias. Ocurre que Linares, uno de los sindicados, es un peso pesado de la Asociación de Médicos Municipales (AMM) que conduce Jorge Gilardi, el gremio aliado a Larreta que co-dirige en las sombras el sistema de salud porteño.

Esta estructura de poder es la que salió al cruce de la residencia de UTI para acallar las denuncias por violencia de género y laboral. Entendieron que en su capacidad por disciplinar a los residentes se les juega su propio poder político. No casualmente son los mismos actores, Larreta y Gilardi, que habían pactado en diciembre la sanción de una ley que incrementaba aún más la precarización extrema que ya sufren residentes y concurrentes en los hospitales y centros de salud. Esa ley fue volteada por la enorme reacción que se expresó en asambleas masivas y un paro por tiempo indeterminado. Los derrotados en diciembre ahora quieren cobrarse venganza.

La magnitud de los atropellos contra la residencia de UTI del Hospital Tornú, sin embargo, está saliendo cada vez más a la luz pública. Los pronunciamientos de Norita Cortiñas y Pérez Esquivel se suman a las notas que salieron en importantes medios, tras la campaña de visibilización que emprendieron sus compañeros y que incluyó también una importante movilización al interior del propio hospital y un corte de calle.

Los enemigos de residentes y concurrentes son los enemigos de todos los trabajadores de la salud. Larreta y Gilardi son los responsables del congelamiento salarial, la postergación indefinida de una paritaria vencida hace 10 meses, la descalificación sistemática de enfermería y el cierre masivo de concurrencias. Solo a burócratas con intereses completamente ajenos a la salud pública puede ocurrírseles desmembrar una residencia de UTI en plena pandemia, cuando los terapistas calificados son el recurso más imprescindible. Derrotar el encubrimiento y la persecución en el Tornú es de interés para todos los profesionales de la salud y la población trabajadora en general.

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