Vigiladores debajo de la línea de pobreza

Escribe Gabriel Marchesi

Tiempo de lectura: 3 minutos

Los trabajadores de vigilancia vienen siendo castigados por la crisis, la precarización y la pandemia. Durante este año empeoraron las condiciones laborales y hubo un desplome del poder de compra de sus salarios, al mismo tiempo que fueron declarados trabajadores esenciales desde el comienzo de la pandemia sin alterar sus condiciones de superexplotación laboral.

Trabajan 228 horas al mes – 57 horas semanales. El sueldo básico pasó de 25.500 a 30.800 pesos, insuficiente por donde se lo mire.

En caso de contagio de covid, los vigiladores denuncian que al compañero se lo aísla, con el pago del salario a cargo de la ART, pero sin goce de viáticos que representan el 20% del salario. Otros no reciben más que un salario mínimo, porque no se les acreditan las horas extras. A los contactos estrechos (demás compañeros) no les pagan los días aislados o se imponen vacaciones en forma ilegal, lo que genera que muchas veces se encubran los síntomas la enfermedad para evitar un recorte de los ingresos. Los trabajadores de seguridad viajan largas distancias hacia sus lugares de trabajo y son los que deben garantizar las medidas de seguridad, ¡sin medios para hacerlo!

Otra paritaria de miseria

La Unión Personal de Seguridad Privada de la República Argentina (UPSRA) y la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigaciones (CAESI), con homologación del Ministerio de Trabajo, acordaron las paritarias 2020 de los vigiladores y custodios que elevan el salario básico conformado a $45.300 pesos en enero de 2021. Se trata de aumentos del 25,21% y la incorporación de los $4.000 al básico de convenio, otorgados por el Decreto 14/20 del gobierno. Las subas se harán en dos tramos: 9,18% de aumento a partir del 1° de septiembre de 2020, y 16,03% a partir del 1° de enero de 2021. El salario básico (más viáticos y adicional por presentismo) será de $39.500 desde septiembre y de $45.300 desde enero del próximo año. La inflación anual, según el gobierno -un cálculo conservador- va a estar arriba del 32%, lo que significa una pérdida del 7% del poder adquisitivo. La caída se acelera con las devaluaciones de las últimas semanas, que se reflejan en un crecimiento de la inflación. A menos de un mes de firmarse el acuerdo, los más 300 mil trabajadores de seguridad se encuentran debajo de la línea de pobreza.

Se acordó en otra cláusula la prohibición de suspender como asimismo no rebajar salarios ni realizar despidos. Este acuerdo, definido como “importante” por la patronal y las burocracias sindicales, en realidad es una mentira porque incorpora al básico el incremento solidario de $4.000, que no es remunerativo. Viáticos y presentimiento -que componen una gran parte de sueldo en mano- tampoco son remunerativos, por lo tanto, no suman para vacaciones, aguinaldo y días de enfermedad.

No existe la categorización en el gremio ni se paga antigüedad, situaciones que agudizan la precarización de los trabajadores. En muchas provincias, las empresas hacen firmar recibos por día o semana, por montos incluso por debajo de los acuerdos homologados por el Ministerio de Trabajo.

Esta situación de extrema precarización se combina, además, con la amenaza de despidos inminentes, como es el caso de Federal Service SRL y Tecnoseg SRL, ambas empresas del mismo dueño, que ponen en riesgo la fuente laboral de 300 compañeros. También en Murata, concesionaria del tren Mitre, donde un trabajador murió por la enfermedad y se registraron muchos otros contagios, los trabajadores denunciaron maniobras e intentos de la patronal para echar a una parte del personal. La empresa planea retirarse de Trenes Argentinos, lo que significa que peligra la continuidad de los trabajadores, y en el traspaso su antigüedad y funciones habituales serían perdidas. Esto se suma a las terribles condiciones laborales, con licencias sólo al 50% y sin garantías de continuidad, con elementos de seguridad e higiene deficientes, cabinas mal acondicionadas y a veces sin agua en un contexto de plena pandemia, denuncian los trabajadores.

El gremio de los vigiladores necesita hacer valer su organización.

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